Monte Grande: En el Sur, nueva zona gourmet

Muy cerca del centro comercial se desarrolla un polo gastronómico que suma varias decenas de locales.

La construcción de edificios torre y countries generó un notable crecimiento demográfico en la localidad de Monte Grande, cabecera del partido de Esteban Echeverría, con nuevos vecinos que llegaron con estilos y necesidades distintas de los que aún pretenden mantener ese aire pueblerino. Esto indujo a inversores y emprendedores privados a desarrollar un moderno polo gastronómico, que si bien aún no fue bautizado, muchos llaman Montecito, y no para de crecer.

Entre las firmas destacadas que se instalaron entre fin de 2009 y principios de 2010 se encuentra La Quintana, pizzería y restaurante, en Dorrego y Dardo Rocha. Uno de los socios, Juan Carlos Gijón, cuenta: “Con 1.500.000 dólares adquirimos la mayor parte de la quinta de la familia Cicchero, con una mansión construida por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1935, la cual reciclamos manteniendo la fachada y convirtiendo sus habitaciones en pequeños salones con nombres de ex intendentes, además de construir un salón principal, lo que da 1200 m2 cubiertos más la terraza, con capacidad para 500 comensales”. La especialidad son los calzones rellenos.

Enfrente está el Complejo de Rocha, más direccionado a los jóvenes, en otra vieja casona reciclada y dividida en cuatro sectores, restó-bar, pub, casa de té y salón bailable.

En la intersección de Dorrego y Rojas se instaló la heladería La Veneciana. Su titular, Livio Martín, destaca: “El salón, con un sector de juegos infantiles, tiene 250 m2 y demandó una inversión cercana a los 300.000 pesos, ya que hicimos el reciclado de un viejo almacén y restauramos varias de las paredes que eran muy antiguas, de barro”.

Enfrente se presenta Blondie, pub del que son habitués los jugadores de rugby de los clubes de la zona, como San Marcos y Monte Grande. En otra de las esquinas de Dorrego y Rojas, el restó-bar Resiste Dorrego ofrece platos de autor, picadas y tablas. La responsable, Sandra Gandolfo, cuenta: “El salón, de 150 metros cuadrados cubiertos, más el deck y la vereda nos posibilita tener 180 cubiertos; en el proyecto invertimos cerca de 140.000 dólares”.

Mercado sin parámetros

Rubros comerciales, de servicios y canchas de tenis convergen junto a los locales de gastronomía que mezclan cocina española, mexicana, mediterránea, sushi y la tradicional argentina. Entre ellos, la confitería y restaurante El Faro, en Vicente López y Rojas; la sandwichería La Fábrica, en Vicente López y Dr. Rota; la vinoteca Placeres, en Rojas 172; Area Multiespacio, con fútbol-bar, pilates y eventos, en Dardo Rocha 375; La Storia Eventos, en Lavalle y Dardo Rocha; Recuerdos Pub, en Dorrego 86, y La Macarena Resto-Bar, en Dorrego 5.

El martillero Edgardo Miguens asevera: “Este impulso hace que los valores estén distorsionados, no hay un precio cierto por metro cuadrado para comprar o alquilar, y todo está supeditado a la oferta y la demanda. Así, por ejemplo, los que poseen casas viejas muy deterioradas en espacios amplios aprovechan para negociar el precio ante la falta de lotes y el requerimiento para instalar locales gastronómicos”.

Miguens agrega: “Para evitar inconvenientes con el tránsito y para mayor comodidad y seguridad de los clientes, se requiere que cada local cuente con playa de estacionamiento, lo que se puede ver claro en los locales como Piu o La Quintana”.

Al consultar sobre cifras, Rubén Ledesma, de Dulcich Estudio Inmobiliario, sostiene: “Son muy variables y dependen de la ubicación, las medidas de los lotes y las casas. Por ejemplo, una vivienda a refaccionar de 200 m2 cubiertos sobre un terreno de 10 x 40 metros ronda los 200.000 dólares, pero también se puede encontrar algo más económico que ronde los 150.000 dólares. En cuanto a los alquileres fluctúan entre los 8000 y 10.000 pesos mensuales”.

No quedan dudas: Montecito es el nuevo boom inmobiliario de la zona sur, y no para de crecer.

Con apoyo

La satisfacción por el desarrollo de tantos emprendimientos comerciales se evidencia cuando se consulta al intendente del partido de Esteban Echeverría, Fernando Gray: “Es una muestra de cómo los emprendedores privados se pueden organizar entre sí para desarrollar un polo gastronómico como éste, al que apoyamos porque revaloriza la zona mientras realizamos una planificación urbanística del municipio, con un parque industrial en 9 de Abril, zonas residenciales en Luis Guillón y Monte Grande, y a futuro la avenida Fair, polo del mueble y la madera”.

El jefe comunal explica que también hubo un gran trabajo desde el Estado, ya que “para embellecer el lugar se instalaron farolas para dar más luminosidad y se podaron los característicos plátanos. Además remozamos las plazas y los espacios verdes, y preservamos los edificios de valor histórico y arquitectónico, por lo que se acordó que las propiedades por utilizarse debían ser recicladas, pero no demolidas”.

Y agrega: “Formamos un cordón urbanístico entre Canning y Monte Grande para contar con mejor y rápido acceso desde Capital y adyacencias por las autopistas Riccheri, Jorge Newbery y la de Ezeiza-Cañuelas, por eso se repavimentó y se ensanchó la ruta 205”.

Una porción de historia

Un clásico de Monte Grande es el restaurante Piu, pionero de Dardo Rocha y Dorrego, instalado hace 23 años en una vieja propiedad de Elsa Figueroa, que fue destacada profesora de música, cuyo piano luce en el salón de la planta baja, que junto con el del primer piso y un sector para chicos conforman 220 m2 cubiertos para 220 comensales.

Gustavo Bastida, titular del local, explica: “Comenzamos como pizzería con un horno de leña y luego lo transformamos en restaurante con pastas, comida mediterránea y pescados al estilo italiano”.

Las altas y viejas paredes sin revoque encierran una porción de la historia de la zona, con placas que recuerdan comercios y a profesionales desaparecidos. Se observan el viejo palo de amasar de la antigua rotisería Zulueta y una balanza con base de mármol de 1890 de la familia Gandolfo. Bastida agrega: “Siempre invertimos para mantenernos actualizados, hasta armé una cava de vinos con 400 etiquetas, lo que sí me favoreció que llegara La Quintana para generar este polo que atrae a más público, hasta vienen de la Capital”.

Emparentado con las raíces del pueblo, este vecino comenta: “Notamos la carencia de una parrilla, por eso invertí 350.000 dólares en comprar la última parte de la finca de Elsa Figueroa, sobre Dorrego, y en construir un salón, que junto a un patio y un sótano suman 300 m2, con parrilla y horno de leña a la vista”.

Para fines de noviembre se inaugurará otro local, denominado 1889 El Origen. “El nombre es para recordar el año de fundación de nuestra localidad”, finaliza Bastida.

Juan Manuel Raimundo, 8 de noviembre de 2010.
Publicado por La Nación.