Los gimnasios crecen con una tasa anual de entre el 5 y 10 por ciento; claves de un fenómeno en expansión.
En la Argentina, y en especial la ciudad de Buenos Aires, desde hace unos años el cuidado de la salud y la búsqueda del cuerpo perfecto se convirtieron en un negocio creciente: decenas de gimnasios (algunos pertenecientes a cadenas internacionales) abren sus puertas cada año. Según los expertos, en los últimos tiempos este tipo de negocios experimenta crecimientos netos positivos, del 5 al 10% interanual, porcentual que varía según cada cadena.
Para Fernando Storchi, director general de Megatlón, ésta es una tendencia que ya cumplió una década. “En nuestro país, la tendencia hacia la vida sana, y el reconocer al gimnasio como un factor clave para lograrlo, comenzó a mediados de los años 90. Si bien en las dos décadas anteriores se vivió un breve furor del fitness y el mejoramiento del cuerpo al estilo Jane Fonda, más ligado a preocupaciones estéticas. Esta moda se convirtió en tendencia años más tarde, cuando se vinculó el ejercicio con el entretenimiento y la salud. Según la Organización Mundial de la Salud, la actividad física es un factor clave para mejorar la calidad de vida y para contrarrestar los efectos negativos del estrés y el sedentarismo”, dijo Storchi.
La nómina de actividades que ofrecen los gimnasios es cada vez más extensa y variada, y para albergar tantas propuestas estos locales necesitan mayores espacios. Aunque cada firma tiene requerimientos particulares, los especialistas coinciden que lo ideal es tener plantas libres. “En caso de que el emprendimiento no cuente con natatorios, lo ideal son 2000 m2. Mientras que si tiene piletas, el mínimo necesario son 2500 m2”, explicó Storchi.
Adrián Stoll, gerente de Well Club, red de gimnasios que cuenta con cinco sedes (Arenales, Coronel Díaz, parque Las Heras, Rodríguez Peña y Salguero) y que aspira a expandirse por todo el país gracias al sistema de franquicias, aporta otra mirada sobre el tema: “Es preferible contar con 800 m2 bien distribuidos que 1200 m2 llenos de columnas. Lo que no puede faltar en este tipo de proyectos, más allá de los espacios básicos (musculación y vestuarios, entre otros), son los lugares de sociabilización”, comentó.
Para instalar un gimnasio, según los especialistas, el monto de la inversión es variable. “En el caso de los más modernos, para una sede pequeña, las cifras parten en los 200.000 dólares y el área de musculación sería el sector que más desembolso reclamaría”, refirió Stoll. Y agregó Storchi: “En el caso de las remodelaciones el valor del m2 ronda los 1000 dólares”.
Un poco de historia
Un dato que ratifica que la expansión de los gimnasios se empezó a vivir a comienzos de la década del 90 es que tanto Well Club como Megatlon nacieron en 1991. “El primer emprendimiento lo hicimos como para nosotros mismos -recordó Storchi-; tal vez por eso se destacó. Luego repetimos la fórmula en otros lugares. En 1996 vendimos por primera vez una membresía que permitía, con el mismo carnet, ingresar a todas nuestras sedes. El resultado fue exitoso y en 1997 creamos el concepto de socio VIP, que concedía el acceso a todos los centros y a un descuento significativo suscribiéndose al débito automático. Resultado: una respuesta exitosa.”
En la actualidad, la cadena -que aplica un modelo de negocio propio- cuenta con unos 90.000 socios y 60.000 m2 distribuidos en 20 sedes y 11 centros in company (servicio nuevo de asesoramiento a consorcios y empresas para el armado de gimnasios), que son espacios gerenciados por la firma.
El caso de Well Club fue diferente: su primer gimnasio de la avenida Coronel Díaz y Charcas se trató de un emprendimiento familiar con una inversión pequeña. “Para nuestro crecimiento apelamos a conceptos internacionales. Tenemos clientes de Estados Unidos, Inglaterra y España, entre otros, que no extrañan para nada el gimnasio al cual concurrían en sus países -dijo Stoll, que encabeza una cadena más pequeña (cuenta con 6000 m2, entre todas sus sucursales), pero no menos ambiciosa-. Estamos analizando realizar una nueva apertura, para eso estamos estudiando nuevos lugares.”
Los expertos en el tema coinciden en que no existe una estacionalidad marcada, a diferencia de lo que pasaba a mediados de la década del 90. Para algunos, durante los meses de otoño e invierno es la etapa del año donde se observan marcadas bajas en el caudal societario, algunas de las cuales alcanzan el 30%, mientras que otros revelan que el declive se produce entre noviembre, diciembre y enero. En lo que coinciden todos los consultados es que la cantidad de socios nuevos aumenta, entre agosto y septiembre, un 25% todos los años.
El mercado local cuenta con una amplia oferta de gimnasios, algunos destinados exclusivamente a las mujeres. Tal es el caso de Curves, una franquicia internacional que en nuestro país tiene unas 25 sucursales (y más de 10.000 en todo el mundo). Otra de las firmas fuertes es American Sport, que tiene cuatro sedes (Flores, Caballito, Barrio Norte y Quilmes).
Madonna
La moda del cuidado del cuerpo en nuestro país motiva no sólo la apertura de nuevas sedes de las ya conocidas cadenas, sino también el desembarco de marcas extranjeras como Hard Candy Fitness, gimnasio que lidera la megaestrella de la música pop Madonna (de 52 años) junto con su manager, Guy Oseary, y un consorcio del sector en Estados Unidos integrado por el beisbolista Alex Rodríguez, que habría sido pareja de la reina del pop.
México fue el primer destino latinoamericano de la nueva cadena, que en noviembre último abrió una sede en el D.F. que tiene 2500 metros cuadrados y está habilitado para 2500 clientes. En marzo será el turno de San Petersburgo, Rusia; más tarde llegará a Brasil, Italia, Reino Unido, Canadá, Francia y, por supuesto, la Argentina.
La expansión que proyecta la firma Hard Candy contempla la apertura de 10 locales en todo el mundo. Aunque aún no hay fecha definida para la inauguración de sus gimnasios ni en Brasil ni la Argentina, la artista confirmó en un comunicado que están incluidos en la primera parte del proyecto.
Los expertos afirman que aún la demanda del público es sostenida y que es un estímulo constante para la apertura de nuevos gimnasios impulsados, claro está, en la cultura del cuidado corporal.
Leandro Murciego, 28 de febrero de 2011.
Publicado por La Nación.