Los locales se enfrentan al desafío de integrar a la arquitectura con vivencias.
La industria del entretenimiento, una de las más desarrolladas de los últimos tiempos, interactúa con una arquitectura que busca integrar nuevas vivencias en espacios estimulantes. Con un constante avance de las tecnologías y servicios, el gran desafío es generar lugares flexibles y que perduren, acompañando las innovaciones constantes.
El arquitecto Juan Pfeifer, socio del estudio PFZ destaca el rol que juega el entretenimiento en la vida cotidiana: sitios para practicar deportes, cines o salas de espectáculos, paseos de compras y lugares de encuentro son algunos de los grandes protagonistas del paisaje urbano. En este sentido, Pfeifer señala que una de las consignas de la época para revitalizar las ciudades es la de reunir actividades complementarias al trabajo -desde gastronomía, museos, teatros hasta espacios de juego y ocio en general- en una zona urbana próxima. Esta cercanía, además, contribuye a una conectividad menos conflictiva, ya que reduce traslados y consecuentemente contaminación ambiental, argumenta Pfeifer.
Las categorías ya no son tan tajantes en un mundo que parece pedir estímulos a toda ahora. Hoy no se trata solamente de lugares dedicados específicamente al entretenimiento, sino que el ocio y la recreación ganan protagonismo en todas las esferas. “En los shopping malls, el entretenimiento juega su papel cuando recrea ambientes tematizados o construye escenarios para el asombro, o cálidas atmósferas para retener al público en estimulantes paseos de compra. En los hoteles, por ejemplo, se proyectan áreas propicias para el relax, la reunión, la gastronomía o el encuentro no sólo para los pasajeros, sino también para el público en general. La lista continúa en el encadenamiento de condimentos de entretención en los emprendimientos de usos mixtos, que siguen una tendencia mundial hacia ciudades más vitales y entretenidas”, afirma Pfeifer.
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Las claves del ocio
El arquitecto Fernando Sabatini, socio del estudio MRA+A señala que la industria del turismo, que ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, va de la mano del ocio y de una arquitectura que debe entender las premisas de este fenómeno nacional e internacional para generar emplazamientos acordes a las nuevas necesidades.
Sabatini destaca el surgimiento de diferentes tipos de turismo, y de nuevos modos de pensar este rubro. Hoy los viajes se relacionan con la generación de experiencias y recuerdos que alimentan el espíritu y la cultura de las personas. El foco está puesto en lo vivencial. “Muchos hoteles ya no plantean vender sólo un servicio si no una experiencia, y ese es justamente el eje donde irrumpe la arquitectura para lograrlo”, dice el arquitecto.
Se fusionan los espacios comerciales con los de ocio
Una de las claves de la arquitectura del entretenimiento está en mantener vigencia y poder afirmarse como espacio de referencia de la ciudad. En este sentido, el estudio MRA+A cuenta con una vasta experiencia y muchos de sus trabajos se convirtieron en íconos clásicos. Fernando Sabatini, socio del estudio menciona, por ejemplo, el Hilton Hotel Buenos Aires, cuyo protagonismo creció a través de los años. “El concepto volumétrico atado al master plan del distrito no tuvo muchos grados de libertad para la forma exterior, sino que más bien fue un corsé. Fue entonces que el concepto del hotel lo encontramos en su interior, mediante la creación de un gran atrio de unos 30 metros de altura donde las circulaciones, diseñadas como balcones y hasta los ascensores panorámicos son participes de este dinámico espacio donde se genera el alma del proyecto”, relata la experiencia El Hotel Costa Galana, en Mar del Plata, también seduce por su perspectiva y pertenencia al paisaje urbano de Mar del Plata. Los eventos que se generan allí aportan una pertenencia al colectivo cultural a través de programas televisivos, o eventos de moda en frente a sus escalinatas de la rambla, que lo convierten en un hito fácilmente reconocible.
El entretenimiento es rey en los tiempos que corren, incluso en los espacios de trabajo. “Hoy es muy común en decenas de edificios de oficinas que hemos realizado, que en sus lay outs, se conjuguen el trabajo y la diversión para sus empleados. Este modelo nacido en el concepto de trabajo de Google está siendo cada vez más difundido, y también opera en la desaparición del puesto de trabajo convencional. Asimismo en las oficinas parque que hemos desarrollado a lo largo de la Panamericana, el factor comercial, sobre todo gastronómico es crucial por la falta de servicios del lugar. En estos momentos estamos desarrollando un proyecto para que esta área gastronómica, pueda utilizarse los fines de semana, todo un cambio de paradigma”, afirma Sabatini.
Efecto millennials
“La sociedad pide cada vez más esparcimiento y la arquitectura tiene que crear espacios que respondan a esa demanda”, dice el arquitecto Martín Bodas, del estudio BMA Bodas Miani Anger, artífice de infinidad de espacios que van desde grandes centros comerciales, cines, hoteles y casinos, hasta aeropuertos en el país y en el extranjero.
Bodas se refiere al cambio de paradigma que se produce, por ejemplo, en la arquitectura comercial, que a partir de la proliferación de las modalidades de comercio online, se ve en la necesidad de ofrecer cada vez más “cajas” de entretenimiento, y de experiencias que se sumen a la experiencia de compra. Plantea en este sentido el fenómeno de la fusión de espacios comerciales con propuestas de ocio y el nuevo balance entre retail y esparcimiento. Gimnasios o librerías que se asocian a cafés, y otras combinaciones de este tipo dan cuenta de una arquitectura comercial donde el entretenimiento es protagonista. En shopppings por ejemplo, el mix apunta a afilar la creatividad con propuestas inteligentes y novedosas. Bodas menciona, por ejemplo, en Chile, el “Mall Sport”, donde además de la compra de productos, se pueden practicar deportes.
“La aparición de un nuevo público en los centros comerciales, los millennials, cambia el panorama, y la clave está en transformar estos espacios en algo más dinámico, que pueda tener distintas apreciaciones según desde donde lo mires”, propone Bodas. La idea es multiplicar las experiencias, y los atrios, pasillos y patios comunes para eventos adquieren nuevas dimensiones. En las salas de cine, por ejemplo, el desafío es adaptarse a tecnologías que se desarrollan a gran velocidad: aparecen siempre nuevos formatos y pantallas cada vez más grandes que modifican la vivencia de los espectadores. Además, la experiencia se completa con sectores que no tienen que ver con el cine, como cafés y otros espacios que se desarrollan alrededor.
Para Bodas, se trata de un momento muy rico para el debate y para reformular las propuestas a través de nuevos sistemas. El arquitecto también señala la importancia de repensar el espacio público como espacio de contemplación y esparcimiento. Las sociedades están cambiando, y la arquitectura tiene el desafío de acompañar.
Por Gabriela Koolen, Lunes 17 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Inmuebles comerciales e industriales del diario LA NACION