El costo de automatización de una vivienda varía proporcionalmente a la cantidad de metros cuadrados que ocupa y a su equipamiento; la ventaja es que puede hacerse por etapas.
Los edificios y las casas del futuro ya existen. Controlar electrodomésticos, luces y cortinas con uno o varios botones, o desde una app en el celular, dejó de ser una escena típica de una película de ciencia ficción. Constructores, desarrolladores y arquitectos que trabajan con tecnología aplicada entraron en una suerte de túnel del tiempo, una ventana que les dio acceso en cuotas a lo que vendrá: viviendas y oficinas inteligentes.
Con ayuda de la domótica -la conjunción de domus, casa en latín, y robótica- y de la inmótica -automatización integral de inmuebles, expertos argentinos en la materia ofrecen soluciones para ahorrar energía, implementar medidas modernas de seguridad e incluso incrementar los niveles de confort en departamentos, casas, oficinas y hoteles. Ésta tendencia local imita el avance de un fenómeno con impacto global.
Los arquitectos fundadores del estudio porteño Gmarq, Adrián Govetto y Lucas Mansilla, cuentan a la nación que 70 por ciento de sus clientes ya demandan soluciones para automatizar el hogar. “Damos asesoramiento tanto a interesados en construir casas inteligentes desde los planos como también a quienes quieren remodelar el funcionamiento de una vivienda convencional. Es importante destacar cuáles son los beneficios de invertir en tecnología. Además del confort, te olvidás de prender y apagar luces. Y encima ahorras energía”, explica Govetto. Su socio, Mansilla, vive en una smart house y cuenta que su casa lo recibe con la calefacción encendida en invierno y con el aire acondicionado en verano. “Se instala un sistema central que mediante una red de conexión inalámbrica cerrada permite administrar remotamente la iluminación, algunos electrodomésticos, la calefacción, las cortinas y persianas, el sistema de seguridad y las cerraduras electrónicas, e incluso el sistema de riego exterior”, enumera Mansilla.
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No es complicado
Automatizar una casa o departamento es una tarea simple. La instalación de un “hub” -un router similar al de Internet Wi-Fi- y de un set de adaptadores hacen magia. Arturo Ferloni, CEO de Grupo Ubicar, sugiere a los interesados hacer una adaptación progresiva. “Está todo pensado para ir sumando módulos al sistema central: desde motores para subir y bajar persianas hasta dispositivos que posibilitarán la programación de luces o de artefactos, como por ejemplo una cafetera que se encenderá sola a la hora que se le indique”, explica el especialista y director de la compañía que acaba de inaugurar un showroom de domótica en Martínez, UbiStore. “Teniendo en cuenta el crecimiento exponencial de automatizaciones en el hogar, la industria tiende a la integración de los sistemas, con el celular como el gran control remoto”, explica Ignacio Raffo Magnasco, jefe comercial y responsable del centro de formación profesional de Hunter Douglas Argentina. Como ejemplo, da la posibilidad de automatizar las cortinas con sistemas como PowerView, “permite la programación de escenarios a diferentes horas del día para un mejor control solar, logrando reducciones significativas de energía térmica”, agrega.
La oferta local es variada y no tiene nada que envidiarle a la extranjera. En la Argentina hay proveedores nacionales como Cambre, iHaus y Solidmation, que trabajan con módulos propios y software open source -abierto y compatible con soluciones de terceros.
El sistema Habeetat, creado por Solidmation, integra dispositivos eléctricos -portones, cámaras, cortinas, cafeteras, lavarropas y luces LED, entre otros artefactos- en ambientes domésticos, industriales y profesionales. Los aparatos interactúan y se controlan remotamente desde una tablet o teléfono con la asistencia del software Habeetat Planner, desarrollado por la misma empresa con ese único fin. Ferloni trabaja con éste producto nacional, aunque también recomienda soluciones extranjeras, como los productos con sello polaco de la compañía Fibaro. Según los expertos, casi no hay diferencias de precios entre sistemas importados y los made in Argentina.
Fernando Núñez Peña, socio fundador de la consultora platense Domótica Argentina, explica que éste tipo de soluciones se cotizan y comercializan en dólares, incluso las que son de fabricación nacional. “Como en todo, los precios en este segmento varían según la marca y el tipo de producto. Un motor para automatizar una cortina convencional cuesta $3000 promedio -US$ 180-, casi lo mismo que uno importado”, comenta el especialista. Tanto Núñez Peña como los arquitectos del estudio Gmarq recomiendan solicitar presupuestos a medida. El costo de automatización de una vivienda varía proporcionalmente a la cantidad de metros cuadrados que ocupa y a su equipamiento.
En los planos de una casa en construcción de 250 metros cuadrados, los arquitectos Govetto y Mansilla presupuestaron en US$ 10.000 la instalación de un sistema que la automatiza por completo. “Aunque el costo de la edificación se encarece de entrada, lo cierto es que esa inversión inicial se amortiza en 10 años y permite ahorros de energía de hasta 20 por ciento”, agrega Govetto.
Ferloni, de UbiStore, destaca que la domótica le agrega valor a la propiedad además de sumarle confort. “Para un proyecto de 120 metros cuadrados hemos cerrado presupuestos de entre US$ 5000 y US$ 7000 en casas convencionales que hubo que adaptarlas”, explica. Núñez Peña aclara que hay presupuestos para bolsillos más flacos: “todo depende de las exigencias del cliente”. El beneficio de la domótica es que la “escalabilidad” -se instala en bloques que se suman a los anteriores- permite tecnologizar una propiedad en cuotas. Y eso tiene un beneficio adicional, primero se compra el sistema base y luego de paga por los electrodomésticos inteligentes.
La fabricante suiza de máquinas de café premium tiene a la venta en sus locales argentinos dos modelos que pueden ser operados desde el celular vía bluetooth. Con la descarga gratuita de la app de Nespresso, el usuario puede programar y operar el modelo Prodigio & Milk que se vende a $ 6490 y la Expert & Milk ($ 8.990) a distancia.
Luis Palmier, vicepresidente de Samsung Argentina, dice que ese ecosistema que hace del hogar un ámbito inteligente llegó para quedarse. El ejecutivo explica que el mercado local no está atrasado respecto a la oferta de otros países. “Tenemos a la venta aires acondicionados, televisores y lavarropas capaces de ser programados o utilizados a distancia. Y antes de fin de año tendremos una heladera inteligente con Wi-Fi. Alerta al usuario sobre faltantes de alimentos y de sus fechas de vencimiento. Tiene una pantalla en la puerta y desde ahí se controla lo que pasa en su interior”, explica el directivo de la compañía que asegura que el Smart Home es compatible con lámparas LED de Philips que aseguran un ahorro de entre 20 y 40 por ciento en el consumo de energía eléctrica.
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Las grandes superficies
Y así como en la Argentina crece el interés por el uso de la domótica aplicada -de la mano del auge de lo que se denomina “Internet de las cosas”-, en los edificios se buscan soluciones de inmótica, la disciplina que busca automatizar grandes superficies y espacios comunes en propiedades horizontales. Administradores de grandes empresas -como hoteles, centros comerciales y centros de salud-y de torres de oficinas y también de viviendas buscan soluciones para contratar menos personal, controlar la seguridad y reducir el consumo de energía.
Núñez Peña, de Domótica Argentina, trabaja asesorando a constructores de edificios con amplios espacios comunes. “La inmótica funciona como la domótica en una casa particular. Se instala un sistema central que controla las cámaras; permite o niega, mediante un sensor de huella dactilar, el acceso a terrazas, estacionamientos, piscinas, gimnasios, spas, subsuelos, entre otros espacios; alerta sobre fallas en ascensores o portones; administra el uso de agua en espacios comunes; enciende o apaga las luces. Se puede programar para que el sistema trabaje a la par del encargado del edificio”, resume el experto. En la Argentina existen decenas de torres que operan como el famoso Bellagio de Las Vegas, ese majestuoso hotel que se hizo mundialmente conocido por las escenas de la película Ocean´s Eleven, en las que un grupo de ladrones de guantes blancos hackean el corazón digital del edificio para robar el casino de la planta baja. “En síntesis, la transformación del hogar a través de Internet de las cosas debe lograrse integrando estos cuatro atributos: confort, sustentabilidad, seguridad y accesibilidad”, concluye Raffo Magnasco.
Por Julieta Tarrés, Sábado 5 de agosto de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION