Es bastante común leer o escuchar que, para gran parte de los inquilinos, el problema de la crisis de los alquileres radica en la intervención de las inmobiliarias al momento de alquilar una vivienda. Esta última semana recibí unos cuantos mensajes en respuesta a mi postura sobre la Ley de alquileres y esto me llevó a querer reflexionar sobre este tema y explicar el porqué de mi pensamiento.
Un 35% de nuestra población alquila un inmueble; con el correr de los años este número se sigue incrementando, es decir que una parte importante de nuestra población no puede acceder a una vivienda propia.
Hoy, en promedio, un inquilino destina entre el 40% y el 50% de sus ingresos para abonar el alquiler.
Una situación sin dudas muy compleja, y que marca un déficit habitacional más que importante en nuestro país, y que requiere de un tratamiento inmediato por parte de quien corresponda, como también que los salarios comparados con la inflación quedan muy por debajo para hacerle frente a las obligaciones básicas.
La intervención en acuerdos entre privados, que propone la nueva Ley de alquileres, al regular los aumentos de los valores, produjo el efecto inverso al querido, el mercado se retrajo, el inquilino arranca los contratos con valores mucho más altos, los propietarios retiraron unidades y las volcaron a la venta, e incluso aleja al inversor que termina siendo seducido por otros mercados.
Históricamente, este tipo de medidas se implementó en numerosas ciudades del mundo, y los resultados, en su mayoría, fueron similares a los que estamos viviendo nosotros: incremento del mercado informal, reducción de oferta de inmuebles en alquiler, alza de precios.
Pasó en ciudades como Paris y Berlín, donde incluso no tienen los problemas económicos ni están pendientes de la inflación, como es nuestro caso. Por ejemplo, acaban de derogar en la capital alemana la Ley que regulaba y congelaba los valores de los alquileres. Incluso Barcelona intentó copiar el modelo, y todos fracasaron, por el mismo motivo, el Estado no está para intervenir en cuestiones entre privados, no es su responsabilidad.
Como tampoco es responsabilidad de las inmobiliarias la economía, los salarios, ni la inflación; nuestra responsabilidad es velar por el cumplimiento de lo pactado, asesorar correctamente, reunir a las partes e intermediar para resolver las situaciones que se presenten brindando nuestro servicio como profesionales.
No estamos en contra de lo inquilinos y a favor de los propietarios, eso es un mito muy alejado de la realidad, somos profesionales y entendemos que esta Ley no favorece a nadie.
El problema de vivienda no se soluciona con esta Ley, ni corriendo a las inmobiliarias, se soluciona con una gestión donde se generen créditos hipotecarios accesibles para la clase media; los precios no los instalamos los corredores, los marca la inflación. Hoy ni propietarios ni inquilinos saben cuánto van a pagar o cobrar en el transcurso del contrato; este es el principal punto de quiebre de esta Ley.
Por todo esto y pensando principalmente en la problemática de los inquilinos, es necesario que se le dé tratamiento urgente a este grave problema que atraviesa el sector locativo, necesitamos corregir este bache en el mercado y hoy “la vacuna” es el proyecto presentado para modificar los puntos que hacen que esta Ley sea un fracaso.
Por Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar
Martes 27 de Abril de 2021
Publicado en Real Estate Data