Son viviendas construidas para optimizar los recursos naturales, en defensa del medio ambiente.
Lentamente se adquiere más conciencia acerca de la importancia del cuidado del medio ambiente, un tema que ofrece diferentes aristas y que, sin duda, tiene enorme repercusión en el ámbito de la construcción. Cada vez más entre los profesionales -desarrolladores, arquitectos, constructores, entre otros- se plantea la sustentabilidad como un camino necesario que hay que recorrer y aplicar a la hora de edificar una vivienda.
Una de las construcciones residenciales recientemente estrenadas es La Casa G (denominada así por las iniciales de Green, Gaia y Galileo, tres referencias en cuanto al contacto con el medio ambiente, el vínculo con la tierra y el respeto por el planeta), un emprendimiento privado sin fines de lucro, cuyo objetivo es fomentar el uso racional de los materiales, las buenas prácticas ambientales y el ahorro de energía.
Está en Las Cañuelas Club de Campo, a pocos kilómetros de la ciudad de Cañuelas. “Existe el preconcepto de que las casas ecológicas se construyen con adobe y paja, o bien son aquellas cuyo diseño futurista parece propio de una película de ciencia ficción más que una casa real. Para romper este mito hemos utilizado técnicas y materiales tradicionales, ejecutando la obra de manera racional y con la incorporación de algunos materiales y tecnologías avanzadas. Así logramos un confort térmico óptimo, que consume menos del 50% de energía de lo que requiere una casa estándar”, contó Charly Karamanian, propietario y desarrollador del proyecto.
El arquitecto de la propiedad es Juan González Calderón y la empresa que la edificó es Vahco Construcciones Sustentables, del arquitecto Guillermo Vázquez de Novoa. Además participaron otros profesionales para llevar adelante las distintas etapas.
Para su construcción, “nosotros invertimos entre 2500 y 3000 pesos por metro cuadrado, pero esos números no son realistas ni orientativos del valor real de La Casa G, ya que gran parte de los materiales los aportaron los patrocinadores o vendidos a precio de fábrica para divulgarlos a través de esta vivienda”, dijo Karamanian. La Casa G integra de manera sustentable, eficiente y funcional los siguientes criterios: diseño bioclimático, la implantación en el terreno y la orientación de las plantas realizadas, adoptando estrategias de climatización pasiva para aprovechar los beneficios de la luz solar y las ventilaciones cruzadas; la utilización de energías limpias y renovables (funciona exclusivamente con energía eléctrica), la climatización con nuevo sistema eléctrico con bomba de calor y tecnología inverter, conocido como aerotermia, que no sólo resulta ecológico ya que no genera emisiones, sino que cuadruplica la eficiencia de un sistema de gas. Utiliza la energía térmica del aire exterior para calentar o enfriar el agua en la caldera Therma-V. El agua caliente se usa, por ejemplo, en el suelo radiante y para calentar el agua corriente sanitaria.
También cuenta con domótica y uso inteligente de energía, iluminación LED, recupero y utilización del agua, entre otros aspectos que favorecen el ahorro. La construcción se inauguró en 2013 e inició su obra en 2012. Cuenta con una superficie de 359 m2 cubiertos y 125 m2 semicubiertos sobre un lote de casi 1240 m2, y es de dos plantas.
En el interior
La arquitecta Bárbara Berson entiende que las casas sustentables son sabias. “Creo que son aquellas que comprenden el lugar y el contexto donde se encuentran. Me refiero no sólo a la ubicación, sino que además esto incluye la región, la cultura, el paisaje y la tecnología, y puede dar tanto en la ciudad como en el campo. Es como que la casa de alguna forma conoce su altitud, su latitud, cómo se comporta el sol en sus parámentos, las lluvias, los vientos, las crecidas de los ríos, etcétera. Aprovecha con inteligencia cada uno de estos recursos disponibles. Contar con estos datos ayudará a mejorar la iluminación, la ventilación y, por consiguiente, la sensación de confort en el interior de la vivienda”, dijo. Entre las propiedades que tuvo la proyección a cargo, Berson trabajó en Colón (Entre Ríos), con construcción en seco de casas y cabañas del denominado complejo Oveja Negra Turismo Sustentable. Estas viviendas se encuentran completamente aisladas térmicamente, lo que genera gran confort en el interior. Los cerramientos se desarrollaron a través de paneles tipo sándwich con placa de roca de yeso interior, aislación térmica y en el exterior paneles con cámara de aire de madera de eucaliptos plantados en la zona, especialmente para el uso en construcción.
“Estas viviendas se terminaron en 2013 con un costo estimado de 5350 pesos el m2 de construcción. Un prototipo de cabaña se encuentra construido y los otros se finalizarán a mediados de este año”, dijo Berson.
La arquitecta también trabajó en otro complejo turístico en Córdoba, junto con las profesionales Marcela Roitman y Rocío Lara. El inmueble estará frente al lago en Villa Parque Síquiman (en el departamento de Punilla). Para su diseño se ha realizado un análisis detallado del clima de la región.
“Se busca a través de la arquitectura una fuerte conexión con el entorno, de manera que cada decisión intente contemplar y dar respuesta a cada uno de los problemas de su emplazamiento y distribución. Se han seguido diversos criterios bioambientales en relación al clima donde se ubica”, contó.
Las cabañas se disponen en dos filas, de modo que de las ubicadas en la segunda fila contemplan el lago a través de las cubiertas de las instaladas en la primera. Éstas ocupan el terreno generando aterrazamientos, de modo que desde cualquiera de sus ambientes es posible contemplar el paisaje del lago.
Por José Luis Cieri, Sábado 10 de mayo de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION