Cómo construir unidades funcionales en pocos metros

El 30 por ciento de los departamentos de la Capital son para gente que vive sola; los desafíos que plantean los espacios chicos para la arquitectura.

Un espacio puede ser un lugar para dormir y para socializar

Pasados los 20, muchos jóvenes quieren “volar del nido” y comienzan a materializar el sueño de la casa propia a partir de los créditos hipotecarios que ofrecen algunos bancos o incluso el Gobierno, con el plan Procrear. Los departamentos son la opción elegida por sobre las casas y la prioridad no es su tamaño, sino su ubicación: si queda cerca del trabajo o en una de las zonas tendencia de Buenos Aires, mucho mejor.

La tendencia al diseño de viviendas mínimas crece en el mundo y plantea desafíos a la arquitectura. Desde Japón, Nueva York o Bombay, y con diferentes motivaciones que en algunos casos tienen que ver con la escasez de suelo y de espacio, en otros -como en la Argentina- de recursos, o con una combinación de ambos, surgen alternativas de minidepartamentos. En el país, comienzan a aparecer propuestas que apuntan a quienes desean acceder a su primer departamento o inversión.

El tema excede las formalidades de diseño y encuentra una raigambre socio-cultural que abarca nuevos hábitos y necesidades. El arquitecto Augusto Penedo, presidente del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU), analiza el contexto y toma datos del último censo porteño, que afirma que en la actualidad el 30 por ciento de las viviendas en la ciudad de Buenos Aires son para gente que vive sola, mientras que hace veinte años este porcentaje era sólo del 22,4 por ciento. Las estructuras familiares también van cambiando, y cada vez son más las familias monoparentales, lo que también modifica el tipo de vivienda y los modos de habitarla. Además, las condiciones de vida en las grandes ciudades y su cercanía a los servicios, por ejemplo, marcan un crecimiento en estas, y llevan a que cada vez más gente desee vivir allí. En un mundo en el que todo cambia en forma permanente, las unidades residenciales también se amoldan a las necesidades sociales.

“Si lo que tengo es escasez de recursos para comprar una unidad de vivienda en la ciudad, hay que encontrar la manera de resolver el problema y encarar una solución: ¿Cómo puedo hacer proyectos interesantes con superficies mínimas y accesibles económicamente a una franja importante de la población que quiere ser urbana? Hoy en el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo estamos trabajando y debatiendo sobre estos temas”, afirma Penedo.

Al hablar de diseño, el presidente del CPAU señala que algunas de las claves para hacer más eficientes los metros están en el diseño de la planta y en la apuesta a la flexibilidad a través de un mobiliario rebatible y transformable. Destaca que ya desde los años cuarenta existen algunos ejemplos de viviendas mínimas en Buenos Aires, en los que adquieren importancia los espacios comunes de uso colectivo: salones de uso múltiple, a veces con parrilla y lavadero común, terrazas para expansión común y hasta piscinas.

En búsqueda del equilibrio

Para el arquitecto español Francesc Penades -titular del Estudio BaBO junto con arquitecto argentino Francisco Kocourek y la arquitecta noruega Marit Haugen Stabell- a la hora de hablar de vivienda mínima es necesario un análisis profundo que tenga en cuenta las diferentes aristas de la cuestión. Propone pensar en términos de volumen y no sólo de superficie para definir este tipo de viviendas y destaca la importancia de precisar bien para quién se piensa y por cuánto tiempo, además de cómo se implementa y gestiona: “Es obvio que resulta difícil pensar en una vivienda de calidad de 30 metros cuadrados para una familia compuesta por pareja, hijos, suegros y perro. También resulta extraño pensar en un departamento de 550 metros cuadrados para una sola persona. Treinta metros cúbicos bien proyectados pueden resultar una vivienda temporal dignísima y accesible para un estudiante joven, en régimen de alquiler y gestionado por una entidad pública, pero es una pésima idea permitir que los desarrolladores privados llenen la ciudad con un mismo tipo anodino de departamento de pocos metros cuadrados”, afirma, y hace hincapié en la importancia del Estado para incentivar políticas innovadoras de vivienda.

Penades también plantea la necesidad de reelaborar reflexiones sobre los modos de habitar actuales, ya que han sufrido modificaciones a lo largo de los años. Los cambios llevan a pensar en términos de temporalidad, adaptación, flexibilización e indefinición: un espacio puede ser un lugar para dormir, pero también un lugar dónde comer, hablar, estar o estudiar, por lo que para este arquitecto es necesario huir de las estructuras jerarquizadas.

“Desde lo constructivo es necesario pensar sistemas que permitan y enriquezcan la flexibilidad, que sean perfectibles, esto es, mejorables con el tiempo. Obviamente si hablamos de metrajes pequeños hay que pensar también en la centralización de servicios y en la optimización de recursos. Y en su posible crecimiento a medida que aumenten las necesidades de espacio de los habitantes. Considerar también los espacios intermedios como balcones, galerías o patios que garantizan iluminación y ventilación, y los espacios comunes, susceptibles de ser compartidos -el especialista no se refiere específicamente al típico salón de usos múltiples-y que permiten cierta interacción social entre vecinos”, analiza el arquitecto.

Esta tendencia está en línea con un concepto que avanza: el coliving. Un concepto que plantea la necesidad de la gente a encontrarse, superar el aislamiento que genera la tecnología. Son espacios que favorecen la interacción, la formación de grupos no sólo para trabajar sino también para compartir experiencias sociales de todo tipo. Son emprendimientos pensados para propiciar la formación de verdaderas “comunidades” de residentes que interactúan en diversos ámbitos.

Por Gabriela Koolen, Sábado 1 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION

Los desarrolladores pueden coinvertir con el Estado

La ley regula los acuerdos entre el sector público y el privado, plantea proyectos de largo plazo que favorezcan el desarrollo económico, cultural y social de la Argentina; los desafíos.

El tratamiento fiscal definirá el éxito de la iniciativa.

Un instituto de reciente génesis podría dar un impulso importante a la canalización de inversiones en el sector inmobiliario. Se trata de las herramientas previstas en el marco legal de la participación público-privada, instituida por la ley número 27.238 en noviembre del año pasado y su interrelación con los proyectos inmobiliarios, especialmente los de grandes superficies y con variados destinos. Es decir; vivienda, depósitos o industrias, entre otras opciones.

La ley regula los acuerdos entre el sector público y el sector privado, en donde en una relación de largo plazo, ambos se comprometen a obtener los resultados convenidos sobre un proyecto en particular. El objeto del contrato comprende el diseño, la construcción, el mantenimiento y la financiación del activo de infraestructura que se determine.

No es una panacea todo lo diseñado por el Congreso y el Poder Ejecutivo Nacional en el régimen comentado porque al menos desde lo cuantitativo se ha puesto un límite del 7 por ciento del PBI interno -a precios corrientes del año presupuestario anterior- a la erogación del Estado, es decir, un techo conforme realidad económica de cada ejecución del presupuesto nacional.

De todas maneras, no es una cifra menor y con una inteligente combinación de los aportes del Estado -efectivo, crédito público, titularidad o uso de bienes públicos, otorgamiento de avales, beneficios tributarios, subsidios, franquicias, etc.- y de los particulares que promuevan esta modalidad operativa creemos que bien pueden lograrse los fines y objetivos consagrados en la normativa, entre los que se plantea: promover el crecimiento, optimizar el uso de los recursos públicos, la utilidad general para toda la comunidad, la solidaridad intergeneracional, la participación de Pymes, el desarrollo del mercado de capitales, entre otros objetivos.

La normativa prevé recurrir al régimen de oferta pública o bien a la figura del fideicomiso.

El legislador no dejó de contemplar la titularización de los flujos de fondos ni la posibilidad de cesión de la posición contractual para el caso de imposibilidad del contratista original de continuar el proyecto. Esto demuestra que la concreción de éste es el norte, el objetivo al que apunta todo el andamiaje jurídico del instituto, que tiene la ventaja de combinar lo mejor del derecho público administrativo y del derecho privado de la empresa.

Dado que un aspecto no menor para los posibles inversores es el del tratamiento fiscal, sería importante saber si el anunciado proyecto gubernamental de reforma integral del régimen impositivo va a alterar o no el sustento de este tipo de emprendimientos -PPP + real estate- porque de la respuesta que se brinde dependerá el éxito o el fracaso de la herramienta.

Finalmente recordemos que si bien la regla en este tipo de proyectos es el de licitación pública o por concurso público para la selección del contratista, el sistema prevé también la posibilidad de apostar por vía de las iniciativas privadas.

En conclusión: esperamos que el sabio ojo inversor y el espíritu de cambio que postulan los nuevos vientos que corren en nuestro país utilicen esta interesante combinación de estructuras.

Por Mario Biscardi (socio del estudio Biscardi & Asociados), Lunes 27 de marzo de 2017
Publicado en el suplemento Inmuebles comerciales e industriales del diario LA NACION

Por el blanqueo, la venta de inmuebles creció 70% en Capital

En el primer bimestre del año se reactivaron las escrituras y hubo 6500 operaciones; también incidió la disponibilidad de créditos hipotecarios.

El sector inmobiliario viene de uno de sus peores años. Foto: Archivo

El mercado inmobiliario está cosechando los primeros frutos del blanqueo de capitales. En el primer bimestre del año, las escrituras en la ciudad de Buenos Aires crecieron casi un 70% respecto del mismo período de 2016, según datos del sector que serán dados a conocer la semana próxima.

En las inmobiliarias estiman que el mes pasado se cerraron más de 3050 actos. Con esa cifra, el período enero/febrero alcanzó las 6500 operaciones de compra, una magnitud no tan lejana a las 9000 escrituras, el número que según los operadores se manejaba en la época de oro del sector, a principios de la década pasada. En el mismo período de 2016, por ejemplo, no se alcanzaron las 4000 escrituras.

El año pasado surgieron las primeras señales alentadoras: se firmó un 20% más de escrituras que en 2015.

En el mercado inmobiliario ya hablan de recuperación. Reconocen que, una vez que los inversores superaron la confusión que les generó el procedimiento del blanqueo, con el dinero en el banco empezaron a comprar propiedades.

“Antes invertían en negro en un bono que les daba 6% de rentabilidad y lo ganaban todo; hoy, con el blanqueo, esa ganancia tiene que pagar impuestos por 35%, entonces miran opciones que estén exentas”, explica Gonzalo Noguer, director de Nuevo Urbanismo, empresa que trabaja en la revitalización de tierra. Para quienes no vivan de comprar y venderlos, los inmuebles están exentos de ese 35 por ciento.

Los primeros en reaccionar fueron los que tenían dólares en el colchón. Ese grupo tenía la opción de adquirir un bien registrable si no quería dejar los dólares seis meses “pisados” en el banco. Una parte compró, otra prefirió esperar. “Se firmaron boletos de compra-venta que se cerrarán cuando retiren el dinero de los bancos”, explica Alejandro Schuff, director comercial de Soldati Propiedades. El dato anticipa una mayor actividad de escrituras en los próximos meses.

En enero y febrero fue el turno de las personas que sinceraron el dinero que tenían fuera del país y que, más ocupados por los procesos que por las ganancias, habían demorado las decisiones de inversión.

A pocos días del 31 de marzo, fecha en que cierra el blanqueo y en la que también vence el plazo para declarar una propiedad con una multa del 5% de su valor, se espera una mayor cantidad de inmuebles blanqueados que de cash. “El 90% del monto que supere los US$ 100.000 millones blanqueados hasta diciembre serán propiedades”, anticipa Noguer, Se refiere a las unidades que los argentinos tenían sin declarar en Miami o Punta del Este, y que también tendrán un impacto en el mercado inmobiliario local. En el sector están convencidos de que muchos de esos propietarios venderán sus inmuebles para comprar en la Argentina.

Respecto de qué tipo de unidades fueron las más demandadas, los tickets promedio no superaron los US$ 180.000, aunque hay casos en los que aprovecharon el sinceramiento para “estirar” su capacidad de compra y poder mudarse a unidades más amplias.

Si bien los signos de reactivación alientan al mercado, los brokers coinciden en que la recuperación será lenta. “Venimos de niveles muy bajos de venta. El mercado está saliendo de los peores años de su historia”, afirma Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario.

Al efecto blanqueo se suma el de los créditos hipotecarios, sobre todo en el stock residual de las unidades nuevas y, principalmente, en las usadas, que son las que se pueden escriturar.

Los compradores están perdiendo el temor a sacar un crédito. El 22% de las escrituras que se firmaron en la Capital Federal entre enero y febrero fueron con hipoteca.

En 2016 se generaron alrededor de 6000 escrituras con hipotecas, un 47% más que en 2015, según datos del Colegio porteño de Escribanos. Si se toma sólo diciembre de 2016, la suba interanual fue de 150%, lo que prueba el cambio de expectativas. “Durante la administración Kirchner sólo 6% de las operaciones de la Ciudad fueron con crédito hipotecario, frente al 26% de la década de la convertibilidad”, compara Mario Gómez, secretario del Colegio Profesional Inmobiliario (CPI).

Desde hace unos meses, los bancos están bajando las tasas -en los créditos UVA oscilan entre 5% y 7% y los simuladores web están al rojo vivo. Hay casos en los que los departamentos de créditos de entidades trabajan los fines de semana para responder todas las solicitudes. Hasta ahora, por medio de los créditos atados a las UVAs, los bancos privados prestaron $ 4000 millones y hay $ 15.000 millones en camino de ser otorgado. El nuevo Procrear y los recientes anuncios de las líneas a 30 años de plazo que ofrecerán los bancos Nación, Ciudad y Provincia con cuotas de entre $ 4600 y $ 6000 aumentan el optimismo. “Las tasas del 3,5% más actualización por CER generarán cuotas por debajo de las de un alquiler”, dice Gómez Picasso.

La disponibilidad que generará el blanqueo y el financiamiento producirá un “efecto dominó” en la venta, motorizado también por un cambio en la demanda . “Las líneas de crédito que se lanzaron son para quienes necesitan una vivienda. Está muy bien que no alcancen para comprar una propiedad en Recoleta”, analiza Gustavo Llambías, de la Asociación de Empresarios de la Vivienda y Desarrollos Inmobiliarios.

Durante años, en una industria sin crédito, sólo se construyó para inversores que financiaban a los desarrolladores. Hoy entra en escena la persona que compra un departamento para vivir y que exige unidades más accesibles.

La expectativa de un aumento en el precio de los inmuebles es otro factor que impulsa a la compra. El escenario de mayor demanda, crédito, disponibilidad por parte de los inversores y un costo de construcción en su máximo histórico -entre US$ 1200 y US$ 1500/m²-hace impensada una baja. “Además, un tipo de cambio atrasado y la inflación en pesos genera que los desarrolladores tengan márgenes muy justos”, agrega Gómez Picasso.

Hoy incluso se da el fenómeno de que quien construye un proyecto y lo vende no tiene la certeza de poder generar otro emprendimiento. Muchos ofrecen departamentos por debajo del valor de reposición para ganar liquidez. Esos costos generan una brecha del 33% entre los precios de los departamentos nuevos y los usados, cuando el promedio histórico era 22 por ciento.


Hipotecas

Es el porcentaje de escrituras que se hicieron en los dos primeros meses del año con crédito hipotecario. Durante el kirchnerismo, esa cifra en promedio no superó el 6 por ciento.

Por Carla Quiroga, Sábado 25 de marzo de 2017
Publicado en la sección Economía del diario LA NACION

Los jóvenes quieren otro tipo de proyectos

Los millennials no sólo cambiaron los códigos del mundo del trabajo, eligen vivir en emprendimientos distintos con áreas comunes para socializar.

Los jóvenes cambian el mercado.

Los millennials no sólo cambiaron los códigos de los ambientes laborales, su forma de vida también cambia el perfil de los desarrollos en los que sueñan vivir. Quieren emprendimientos diferentes. Así surge la cultura del coliving. Un concepto simple pero que apunta a revolucionar el mercado de los ladrillos.

En el tercer milenio, la gente busca encontrarse, superar el aislamiento que genera la tecnología, especialmente en los segmentos de jóvenes y profesionales. Así, surgen nuevos espacios que favorecen la interacción, la formación de grupos no solo para trabajar sino también para compartir experiencias sociales de todo tipo. Son emprendimientos pensados para propiciar la formación de verdaderas “comunidades” de residentes que interactúan en diversos ámbitos: combinan la intimidad de la vida privada y las áreas comunes en las que se puede interactuar con otros.

El coliving ofrece una experiencia de vida sin complicaciones. Desarrollos que cuentan con una administración central, una conserjería, encargada las 24 horas de que todo funcione y esté bien mantenido, así como del pago de las cuentas de los diferentes servicios. Quien vive en un edificio de este tipo abona cierta suma mensual fija que incluye todos los servicios y gastos, inclusive la limpieza de su casa, no se preocupa por pagos extra y tiene previsión sobre su presupuesto.

Es paradójico que en tiempos en los que se habla de que la hiperconectividad tecnológica genera desconexión, los nativos digitales busquen otra forma de vivir. “Se da especial importancia al diseño, a contar con tecnología de última generación, a convivir armoniosamente con el medio ambiente, ahorrar energía y promover la sustentabilidad en diferentes aspectos”, relata Juan Mora, socio fundador y CEO de Casa Campus, la desarrolladora con inversiones por US$ 20 millones emprendimientos con este foco. “Tenemos 2000 miembros entre residentes y huéspedes, además de 350 socios inversores”, detalla el ejecutivo con un proyecto inaugurado y tres en construcción, todos en ubicaciones como Congreso, San Telmo y Pilar, desde las que se puede ir caminando a las universidades .

En los emprendimientos planteados para este segmento, los espacios comunes no contemplan solo el microcine, la piscina o el gimnasio. La clave pasa por crear otros ámbitos de encuentro valorados como por ejemplo una gran cocina súper equipada y comedores cool que invitan también a encontrarse para compartir alguna comida. “También se generan salas de lavandería, bibliotecas, cavas y terrazas al aire libre. El atractivo de los espacios comunes es que propician una interrelación significativa que trasciende el mero saludo al vecino al cruzarlo, que invita a compartir la vida con el otro”, define Mora .

Las investigaciones sustentan por qué los millennials son un “blanco” clave para los desarrolladores. Según datos de Gallup, el 64 por ciento de los jóvenes no se encuentra en relación de pareja. Las tasas de matrimonio disminuyeron hasta un 10 por ciento en la década pasada -mientras estas disminuyen, las parejas sin formalizar aumentaron del 7 por ciento al 13 por ciento-. En línea con esa tendencia, los jóvenes solteros han crecido drásticamente el nivel de convivencia con “compañeros de cuarto”. Un fenómeno que da la pauta del avance de un estilo de vida diferente : colaborativo y comunitario. “La forma de estudiar, trabajar, viajar y vivir está cambiando drásticamente. Para el 2020 se espera que el 40 por ciento del trabajo sea freelance y remoto. La revolución tecnológica y el social networks está cambiando el mundo en forma exponencial”, relata Mora quien en 2017 planea la inauguración de las tres obras que construye, Además asegura que este año se lanzarán dos más. Mira barrios como Palermo, Recoleta y Núñez.

En cuanto al modelo de negocio, la apuesta para adquirir una unidad promedia los US$ 90.000 incluyendo mobiliario y equipamiento. Un negocio que, según Casa Campus deja una renta de 8 por ciento anual como target, porcentaje al que hay que sumarle la apreciación de la inversión. “Cada uno es dueño de su departamento y nosotros las administramos en conjunto, el inversor no se ocupa de nada”, detalla Mora y aclara que una habitación completamente equipada cuesta en promedio US$ 800 mensuales e incluye, además del acceso a todos los servicios del coliving, las expensas, servicios públicos, cochera, tv por cable y wifi de banda ancha.

A las nuevas formas de vida se suma el efecto que genera el incremento de precios en las propiedades y los costos de vida que impactan en los principales centros urbanos. Una realidad que dificulta la posibilidad que tienen los jóvenes de acceder a una vivienda propia. De hecho Pieter Levels, el fundador de la web Nomad List, estima en su análisis sobre el futuro del nomadismo digital que en el 2035, el mundo contará con más de 1000 millones de nómadas. En definitiva, ninguna industria está librada al azar y en la era de la disrupción, los ladrillos también se enfrentan al desafío de adaptarse a nuevas formas de vida. Desde autos compartidos, hasta llenar el espacio extra en su valija transportando artículos para otros; el mundo ha comenzado a aprovechar el espacio excedente a través del aumento de la economía compartida. La industria de la vivienda no es una excepción. A crear, entonces.

Por Carla Quiroga, Sábado 25 de marzo de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION

Iván Kerr. “Tenemos un fondeo de 60.000 millones de pesos”

En un mano a mano, el presidente de Procrear detalla quiénes pueden acceder a los nuevos créditos, el monto de las cuotas y las tasas.

Iván Kerr, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación y Presidente de Procrear Fabián Marelli

Las líneas de crédito para acceder a la vivienda es una de las prioridades del Gobierno. Tras el anuncio del presidente Mauricio Macri, Ivan Kerr, el hombre de confianza para llevar adelante el desafío de reactivar el mercado de financiamiento hipotecario, viajó a El Calafate para participar del encuentro del Consejo Nacional de la Vivienda, el espacio elegido para discutir sobre las nuevas políticas de vivienda. En este contexto, el subsecretario de Desarrolla Urbano y Vivienda de la Nación y Presidente de Procrear profundizó sobre el nuevo Procrear con LA NACION.

-¿Qué implica el relanzamiento de los créditos Procrear?

-Es muy importante. El crédito hipotecario es una herramienta fundamental para la política de vivienda. Además la incorporación de la Secretaría de Vivienda al Ministerio del Interior nos permitirá unificar toda la política del sector y generar la construcción de viviendas sociales que se construyen a través de las provincias y de los municipios para el sector más bajo de la población. Y, por otra parte, generar financiamiento hipotecario para el sector medio de la sociedad, que también necesita vivienda.

-¿Quién puede acceder a los créditos?

-Estamos apuntando a la gente que tiene dos o cuatro salarios mínimos vitales y móviles, es decir entre $ 16.000 y $ 32.000 de ingreso neto familiar.

-¿A qué tasas?

– Las tasas dependerán de cada banco. De hecho, una de las novedades de esta nueva versión del Procrear es que será ofrecido por varias entidades. El Banco Nación es el que está dando el plazo más largo, a 30 años, con una tasa del 3,5 por ciento. El resto de los bancos ofrece entre 15 y 20 años; mientras que la tasa promedio ronda el 6 por ciento.

-¿Para qué pueden ser utilizados?

– Para la compra de una vivienda nueva o usada, única y familiar de hasta $ 1.650.000. El Estado subsidia hasta $ 400.000. También hay un crédito para la construcción destinado a quienes tienen un lote propio. En este caso, pueden tomar un crédito de hasta $ 1.100.000 para construir su propia vivienda.

-¿De qué valor serán las cuotas?

– Para un crédito de un millón de pesos a treinta años, que es el tramo más largo, la cuota es de $ 2500. Esta es la mejor oferta. Si la persona decide tomar un plazo menor y a una tasa más alta, la cuota será más alta. Un dato interesante es que de la base que ya tenemos inscripta, antes de la incorporación del Banco Nación, la cuota promedio estaba en $ 4500. Un caso concreto: si la familia compra una vivienda de un millón de pesos, pagará 10 por ciento de anticipo, es decir unos $ 100.000; mientras que el banco le dará un crédito por el restante y un diferencial muy importante, que anteriormente no existía, es que el Estado otorgará un subsidio directo contra la operación de compra-venta de la casa por $ 400.000 que el tomador no tiene que devolver.

-¿ Y en el caso de los créditos para construir?

-Tomando el caso de quien quiere construir una vivienda por un valor de un millón de pesos, la persona aporta el terreno cuyo valor no debe superar los $ 500.000. Mientras que el subsidio máximo del Estado rondará los $ 400.000 y el crédito a financiar será de $ 600.000. En este caso la gente no deberá aportar un anticipo, pero sí la tierra. En ese caso la cuota mensual rondará los $ 3040. En ambos casos los créditos estarán sujetos a la variación de la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA). Un detalle importante es que la casa a construir puede tener hasta 80 m2.

-¿Hasta cuándo hay tiempo?

-Extendimos el plazo hasta el 31 de marzo.

-¿Cómo ajusta la UVA?

– Este es un coeficiente que publica el Banco Central mes a mes, que ajusta por el índice del CER, y que les permite a las entidades bancarias bajar la barrera de ingresos para generar una cuota más accesible y minimizar los riesgos del trabajador, evitando que la variable de ajuste sea mayor al coeficiente de variación salarial. De esta forma, la cuota no podrá superar el valor del sueldo y será accesible a lo largo del plazo. Además con esta herramienta los bancos también van a estar fondeándose en UVA, lo que le permitiría ampliar su oferta de créditos a todos los inscriptos.

-¿Cómo será el proceso de calificación?

– Es un sistema muy transparente. Tenemos una página web donde la gente se inscribe, además se anunciarán las inscripciones y la fecha de la finalización. Allí también publicamos a los ganadores. Todas las personas que se inscriben reciben un correo electrónico en el que se les informa el resultado de su inscripción y que en el caso de no haber calificado como ganador, la persona puede volver a participar. Un dato que colabora con la transparencia es que la web está auditada por la Universidad de Buenos Aires y que ante cada corte hace una auditoría de la inscripción y realiza un informe.

-¿Cuánta gente se estima que podrá acceder a este crédito?

-Tenemos un fondeo de $ 60.000 millones y estimamos alrededor de 60.000 créditos. Todo dependerá del monto de lo que la gente tome pero claramente lo que esperamos con esto es que sea el primer paso de una política que podamos sostener a lo largo de los años.

Por José Del Rio, Sábado 18 de marzo de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION