Continuó expandiéndose en mayo el empleo formal en la construcción, con un total de 403.928 puestos de trabajo, registrando un alza del 2,6% mensual como producto de la creación de algo más de 10.000 empleos en el último mes, y el 9,8 % interanual.
Si bien el volumen de ocupación superó en mayo la barrera de los 400.000 puestos por primera vez en 17 meses, y se ubica entre los registros más elevados de la serie, aún resulta un 4,3% inferior al máximo correspondiente a mayo de 2015.
En mayo también se evidenció una importante aceleración en la tasa de crecimiento interanual del empleo sectorial (9,8%), completando cinco meses consecutivos en terreno positivo y fue la más elevada desde junio de 2015, liderada por la expansión de los planteles laborales en las empresas constructoras medianas y grandes. El indicador de empleo promedio se ubicó en el orden de los 13,8 puestos de trabajo registrados por firma constructora, marcando un alza del 1,4% mensual y alcanzando su nivel más elevado desde noviembre de 2015.
De hecho, la cantidad de puestos de trabajo registrados en firmas de 500 o más trabajadores resultó un 24,1% superior a la de mayo de 2016. También la participación de este segmento en la estructura del empleo sectorial continuó creciendo, pasando a dar cuenta de un 10,1% del total, la más alta de los últimos 17 meses.
El crecimiento mensual en el empleo sectorial durante mayo se correspondió con una mejora generalizada en todo el territorio nacional, con la única excepción (por factores estacionales) de la Provincia de Tierra del Fuego. Las Grandes Jurisdicciones fueron las que aportaron la mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo registrados, mientras que las del Resto del país volvieron a evidenciar la tasa de crecimiento más acelerado. Dentro de este grupo, se destaca la Región del Noroeste Argentino y Cuyo.
La Región Centro es la que mejor evolución presenta a lo largo del año, apuntalada por el importante crecimiento registrado en Santa Fe y por la recuperación sectorial en el interior de la provincia de Buenos Aires.
El salario promedio percibido en el mes de mayo por los trabajadores registrados en la Industria de la Construcción fue de $16.912, marcando un incremento del 20,9% mensual y del 38,8% interanual.
Cabe destacar que las remuneraciones percibidas por los trabajadores del sector en el mes de mayo, se vieron impulsadas por la entrada en vigencia del incremento sobre los Básicos de Convenio negociado en el Acuerdo Paritario correspondiente a 2017, las cuales incluyen un aumento retroactivo al mes de abril.
Con la entrada en vigencia del nuevo Convenio sectorial, el salario promedio de mayo superó al de abril en todas las jurisdicciones del país, con una reducida dispersión en torno a la media nacional del 20,9%. Se destacan los aumentos mensuales registrados en las provincias de Misiones (26,9%), Jujuy (26,5%), Catamarca (24,1%), Chubut (23,7%) y Corrientes (23,4%). El número de empleadores que realizan su actividad en la Industria de la Construcción se mantuvo estable en junio de 2017 respecto al nivel de igual mes de 2016.
Sin embargo, la evolución territorial ha sido heterogénea. En 9 jurisdicciones del país el número de empleadores actual es menor que el de junio del año pasado. Entre ellas sobresalen nuevamente las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, ambas con bajas interanuales de dos dígitos. Contrariamente, San Luis, San Juan y, sobre todo, Catamarca, se encuentran entre las de mayor dinamismo.
Jueves 27 de julio de 2017
Publicado en Indicadores y Finanzas de www.areas-digital.com.ar
En un contexto en el que el costo de la construcción y el precio de la tierra afectan la rentabilidad de los desarrolladores, la demora en los permisos, aprobaciones y escrituras incrementa el valor del m2; las razones.
Los reclamos por la laxitud de los plazos de proyecto, obra y escrituración que demandan los nuevos desarrollos ya es un clásico de profesionales, desarrolladores, inversores y hasta de compradores finales. Pero, particularmente este año, en el que los créditos hipotecarios están en el centro de la escena, la necesidad de reducir los tiempos de trámites y verificaciones hasta llegar a la añorada escritura de las viviendas recobra especial importancia. “Hay un evidente problema de tiempos en toda la gestión de aprobaciones, sobre todo lo que ocurre no solo en la previa de un proyecto, sino también cuando uno lo termina y llega el momento de la subdivisión final y escrituración”, explica Mariano Galeazza, director de grupo Monarca, desarrollador de los megaemprendimientos Lagoon Pilar y Hudson. “Hay dos temas que son críticos. El primero, la necesidad que tiene el sector de agilizar las escrituras una vez que está el final de obra. El otro, es que exista una puerta más ágil para las aprobaciones de proyectos que sean de interés social o que, por ejemplo, estén vinculados al interés conjunto del Estado respecto a la necesidad de vivienda para que este tipo de inversiones pueda funcionar”, propone.
El mes pasado el Banco Central autorizó a que las entidades tomen los boletos de compraventa como garantía para financiar viviendas. Si bien esta medida promete movilizar el mercado de las propiedades a estrenar -aquellas que finalizaron su construcción pero aún aguardan la obtención del título de escritura-, la medida funciona como una especie de “parche” que, en definitiva, blanquea el problema real que subyace en toda obra: los tiempos “chicle” de los emprendimientos, derivados de los procesos municipales y provinciales. Las gestiones para llegar a la escritura en la ciudad de Buenos Aires suelen demorar un año, siendo de los distritos más expeditivos del país. Caso extremo es Córdoba, donde el promedio es cinco años, desde que se concluye la edificación. En el medio, está la provincia de Buenos Aires, con dos a tres años para escriturar. “Los tiempos de los proyectos en Capital son realmente exagerados. Aproximadamente lleva 12 meses tener el apto o registro de obra y poder dar inicio. Los tiempos para finales de obras también son muy largos y pueden llevar otro año.
En este último caso, se han acumulado más de 2000 departamentos que se venden pero no pueden transferirse aunque esto comenzó a mejorar al cambiar las exigencias”, cuenta Francisco Gallicchio, presidente de Vidogar Construcciones y tesorero de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), entidad que viene reuniéndose y realizando gestiones con las áreas responsables de Gobierno para hallar soluciones conjuntas. La escritura es la frutilla del postre. Previo a ello, están las instancias que el comprador final no suele enterarse. Los meses que corren con presentaciones de planos, avances de obra, certificaciones e inspecciones hasta llegar al final de obra y habilitaciones de los servicios, van sumando días y días al proceso estándar de cada proyecto. En época donde los costos de construcción preocupan, suben los precios de venta y cae el margen de rentabilidad del desarrollista, ajustar al máximo los tiempos de aprobación de los requisitos inyecta productividad y permite prever con mayor certeza los números del negocio.
“Una obra de escala media, de hasta 2500 m2 ubicada en la Capital, demanda tres años, desde el proyecto hasta el final de obra y escrituración. Eso implica dos años de obra y, como mínimo, uno más de trámites, tanto previo a la edificación con los planos aprobados de obra como los trámites posteriores -el final de obra- y la subdivisión en propiedad horizontal y escrituración. Estos se fueron complicando y alargando en el tiempo y hacen que aumenten los costos y disminuya el retorno de la inversión, lo que hace peligrar la viabilidad de los emprendimientos”, afirma Darío López, socio de la desarrolladora Arquitectonika.
Para Ignacio Trabucchi, director comercial y de planeamiento estratégico del estudio ATV Arquitectos, fuertemente arraigado en la zona de Palermo Hollywood, este problema pueden contenerlo -parcialmente- al trabajar con un estricto sistema de gerenciamiento que permite manejar los plazos de gestión de todo el emprendimiento con planificación y anticipación. “Las aprobaciones de planos únicos, factibilidades de planeamiento urbano, entre otras instancias necesarias para el inicio de obra, toman plazos más largos que hace algunos años. Pero es aún mucho más extenso el plazo y más complejo el proceso para la obtención de las aprobaciones de final de obra, que son las que permiten la subdivisión y escrituración, y que a pesar del tiempo transcurrido, no han mejorado. Otro gran inconveniente que ha afectado la planificación de tiempos es el relativo a las aprobaciones y conexiones definitivas de empresas prestadoras de servicios. Estos puntos afectan a la industria y deben ser mejorados”, detalla.
López advierte sobre el impacto que esto trae aparejado en la rentabilidad de las obras: ” Con la situación económica actual sería muy deseable que se reduzcan los plazos de tramitación y de escrituración, ya que entre el costo de los terrenos y el de la construcción, más el riesgo que esta actividad representa por la cantidad de partes involucradas, se hace muy difícil entusiasmar a los inversores”.
En territorio bonaerense “el rango de tiempo es muy amplio, puede llevar entre seis meses a dos años, dependiendo lo que se necesite. Por ejemplo, una aprobación de planos de un proyecto suburbano dentro de un municipio más o menos puede tardar seis meses a un año. Pero, si ese mismo proyecto está en una tierra rural que requiere un cambio de zonificación que debe ser homologado por la provincia ese plazo se puede ir al doble o más. Comprar una tierra y que pasen dos años para poder desarrollarla, hace que sea muy difícil cualquier tipo de negocio”, puntualiza el directivo de Monarca.
Causas y soluciones
“Esta situación es insostenible para la industria de la construcción y los desarrollos inmobiliarios. Se requieren mejoras urgentes en la gestión de los organismos del Estado y empresas prestadoras de servicios”, reclama el socio de ATV, empresa que está en fase final de Sens Paraguay, edificio de diez pisos ubicado en Paraguay al 5500. Tras 25 meses de obra, este emprendimiento lo entregarán en noviembre, pero recién prevén poder escriturar durante el segundo semestre de 2018. Además, el estudio está concentrado en el inicio de obra de otros dos edificios en la zona. “No es ilógico estar obligados a prever un año de gestiones para alcanzar la totalidad de las aprobaciones, un año de demora luego de finalizada la obra para escriturar y hasta un año más en la colocación de los transformadores eléctricos por parte de las empresas prestadoras”, agrega Trabucchi.
Según Galeazza, en la etapa de aprobaciones previas “es fundamental la forma de operar que tiene cada municipio que, si bien hay un interés común de que se avance de manera rápida porque el municipio cobra derechos y puede generar desarrollo, cuando la obra requiere la intervención de la provincia de Buenos Aires, los tiempos se empiezan a comprometer mucho más. Sobre todo cuando hay un cambio de zonificación o estudio ambiental. Este tipo de cuestiones históricamente demoran mucho pero, cuando el proyecto está en zona suburbana, los tiempos se van mucho más allá. Se está trabajando en la Provincia arduamente para mejorar. Hay una nueva gestión y uno puede percibir que trabajan con otro orden pero, no dan a basto, tienen un gran cúmulo de tareas pendientes que estiran mucho los plazos”.
Más allá de ello, los plazos de los trámites de final de obra también tienen su impacto: “Un proyecto que se termina de construir, se escritura dos o tres años después. Eso es lo que demanda hoy, como mínimo, una obra que no está localizada en la Ciudad de Buenos Aires. Si uno, la mayoría de los países terminan una obra y a la semana tienen la escritura. Aprobar un proyecto en Miami o Nueva York no tarda mucho, es algo normal. Pero, cuando la obra finaliza, al poco tiempo tiene que estar la escritura lista para cada unidad”, afirma Galeazza.
Respecto a los motivos de esta situación, son varios. “El trámite en sí, que es complicado y en los últimos años ha cambiado numerosas veces, además de que el código de edificación actual tiene muchas correcciones y modificaciones, lo que hace engorrosa su implementación e interpretación, dificultando la aprobación del plano de obra”, señala el arquitecto López.
En tanto, Gallicchio, de la AEV, recuerda que “debido a fallas de construcciones ocurridos hace algunos años se han ido adoptando medidas de control y nuevas registraciones como plano de excavación, planos de demolición, plano unificado de instalaciones y arquitectura que -en conjunto- llevaron el registro de seis a doce meses de trámite. En cuanto a los finales de obra, los mayores pasos burocráticos surgieron para evitar que se registraran obras que luego -antes de la aprobación final- agregaban superficie. El organismo de control reaccionó exigiendo prácticamente los planos finales de obra antes de la subdivisión administrativa de la propiedad, hecho morigerado en estos días pero no completamente resuelto”.
Al abordar las posibles soluciones, López agrega: “Para agilizar estos plazos habría que ver la situación desde todos los ángulos: que el organismo de control informe con claridad y simplifique los trámites pensando en el usuario y en el profesional actuante, y que se acelere la aplicación tecnológica para facilitar el trámite y eliminar pasos burocráticos”. Gallicchio asegura que, desde el Gobierno porteño, “se están tomando medidas a fin de acortar los tiempos”.
Más allá de los plazos de obra y aprobaciones que recaen sobre constructores, desarrollistas e inversores, en los casos en que las operaciones de venta se cierran mediante créditos hipotecarios hay que sumar los plazos de calificación y verificaciones de planos y papeles diversos que solicitan las entidades bancarias para autorizar el financiamiento a largo plazo. Si bien la banca local dice estar rearmando sus departamentos de especialistas en hipotecas y capacitando al personal, la demanda actual está superando ampliamente su capacidad de respuesta lo que suma un granito más de arena a las complicaciones del proceso inmobiliario global. Pero, este es tema para otro artículo.
Por María Eugenia Usatinsky, Sábado 8 de julio de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
El funcionario asegura que el Gobierno generó las condiciones para que los desarrolladores lancen nueva oferta; “que metan el gol”, reclama
Desde hace un año y medio, Ivan Kerr es el hombre de confianza del presidente Mauricio Macri para combatir un déficit habitacional de 3,5 millones de unidades. Con el tiempo justo, accedió a un mano a mano con la nacion en el que respondió sobre todos los temas.
– ¿Qué temas ocupan la agenda?
– Trabajamos en la evolución de un Estado netamente “constructor” a uno “facilitador”. Es decir que no sea el que genere las soluciones habitacionales sino que co-invierta con el sector privado. Con $ 25.000 millones en el presupuesto y considerando una inversión de $ 1 millón por casa, solo podríamos construir 25.000 viviendas, un número que no tiene impacto en un déficit habitacional. Hay 12 millones de argentinos que tienen problemas con su vivienda. Faltan 1,3 millones de casas y otras 2,7 millones tienen que ser refaccionadas o no cuentan con la infraestructura básica. Por eso, entre otras iniciativas, implementamos junto al Banco Nación, el lanzamiento de dos líneas intermedias para los desarrolladores con tasas del 17 por ciento anual. Una de ellas financia el 100 por ciento y la otra el 70 -en este último caso, el Estado subsidia el 30 por ciento- de los emprendimientos. En ambos casos, los empresarios tienen dos años de gracia que es el período promedio que dura la construcción de un proyecto para comenzar a devolver el dinero. Luego con las unidades subdivididas, los compradores finales con el boleto o el fideicomiso acceden al crédito. Tenemos 120 proyectos nuevos para financiar. De esta forma resolvimos lo que era un reclamo del sector que sostenía que no les rendía la TIR porque tenían que esperar dos años desde que terminaban un proyecto para colocar las últimas unidades.
– ¿Cuándo arrancará la oferta nueva?
– Los desarrolladores fueron castigados, hoy son atendidos. Nos piden que generemos condiciones de crédito y que les aseguremos la demanda pero esa no es nuestra función. Sólo podemos acercarla. Hace un par de días hablábamos con el ministro Frigerio que lo que estamos haciendo es ponerle la pelota delante del arco, el gol lo tienen que meter ellos. Por otra parte , en la Capital Federal, en la Provincia de Buenos Aires y en Córdoba eliminamos el impuesto de ingresos brutos al crédito para la vivienda que impacta en un 15 por ciento en el valor de la cuota, y estamos próximo a hacerlo en Mendoza y en Salta. Ahora tienen que animarse a lanzar los proyectos.
– ¿Hasta qué monto puede prestarles el Banco Nación a los desarrolladores?
– El Central por normas de Basilea establece que no se puede prestar más de tres veces del patrimonio de la empresa, pero estamos trabajando en flexibilizarlo. También trabajamos con las entidades para que bajen un punto las tasas de los créditos en los lugares en donde se los eximió de ingresos brutos. El modelo de negocio centrado en la demanda de inversores se agotó. Hay una demanda del sector medio que puede acceder al crédito. Los desarrolladores tienen que reorientar la oferta. Se diversifican o mueren. En lo que va del año tenemos a 90.000 seleccionados del Procrear que están tramitando su crédito en uno de los 15 bancos que ofrece el producto y que tendrán un millón de pesos para comprar su primera vivienda. Además el martes que viene reabrimos la línea de crédito para la construcción para quienes tienen terreno propio. Se otorgan hasta $ 1,1 millones con un subsidio de hasta $ 400.000. Los plazos son entre 20 y 30 años con una tasa promedio de 5 por ciento, En estos casos, los bancos están bien aforados porque el terreno que equivale al 30 por ciento del proyecto es garantía, y el subsidio del Estado no reembolsable se entrega en el arranque.
– ¿Se puede dejar de hablar del valor de las las unidades en dólares?
– Si por supuesto. En Chile se implementó la UF hace 30 años y hoy ese país tiene un déficit habitacional del 8 por ciento de la población mientras que en la Argentina es el 25 por ciento. Además el crédito hipotecario equivale a 20 puntos del producto bruto mientras que en el país representa solo el uno por ciento. La clave será generar confianza en la UVA.
– ¿Hay riesgo de una burbuja ante un escenario de mayor demanda y poca oferta?
– Puede pasar pero lo venimos monitoreando. Además el Procrear aportará oferta con proyectos que articulan lo público con lo privado. Es decir tomamos la tierra y la canjeamos por metros cuadrados con el desarrollador.
-¿ Por qué se construirán casas chinas?
– No son chinas, ni prefabricadas. El Procrear construye 25,000 viviendas que se fondean con presupuesto del Estado. Queremos mantener esa oferta pero no podemos hacerlo porque afecta al déficit fiscal. Por eso, acudimos al financiamiento internacional. Pero además de las empresas chinas, están interesados fondos holandeses, y alemanes . Lo que sucede es que los chinos tienen una mayor capacidad de financiamiento. Será oferta genuina que además no generará deuda porque se financiará con los créditos. Vamos a lograr construir más de 14.000 viviendas para la clase media, en tres años. El monto de inversión es de US$ 1176 millones. El Estado Nacional aportará las tierras y se convocará a empresas extranjeras para llevar adelante las obras. Estas viviendas se otorgarán a través de la línea de compra del Procrear y se construirán en un plazo de 6 a 18 meses, mucho más veloz que la construcción tradicional, que demora entre 30 y 36 meses.
Por Carla Quiroga, Sábado 1 de julio de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
Hogares ensamblados, parejas que conviven los fines de semana y divorciados con hijos part time: surgen nuevas formas de vincularse y las tipologías de los departamentos se adaptan a la vida moderna.
Las nuevas maneras de convivir plantean desafíos a la arquitectura. Flexibilidad y diseños creativos son algunas de las claves para responder a una sociedad que cambia sus modos de vincularse. Los nuevas familias y los vínculos abren paso a nuevas arquitecturas. Familias ensambladas, parejas de convivencia part-time y hombres y mujeres que transforman sus departamentos de solteros en nido familiar según el día de la semana son algunas de las opciones. Mariela Mocilusky, directora de la consultora Trendsity -dedicada a investigaciones de mercado y especializada en nuevas tendencias- señala que hoy existe un mayor cuestionamiento a los estereotipos y a ciertas instituciones, incluyendo el modelo tradicional de familia. Al mismo tiempo, afirma, se manifiesta una mayor necesidad de definir y afirmar la propia identidad, de diferenciarse y construirse constantemente.
“El “deber ser de la familia tipo” -madre y padre unidos hasta que la muerte los separe, dos hijos reunidos alrededor de la mesa frente al plato de comida hecho necesariamente por mamá- no siempre condice con una sociedad más acelerada, demandante y fragmentada. Se pasó de la familia tipo a la convivencia del modelo tradicional con diversos tipos de familia. Asistimos a nuevos formatos: familias monoparentales, chicos con dos “casas” – la de mamá y la de papá en el caso de las parejas divorciadas o separadas- , hogares compartidos entre varias personas jóvenes, personas de altos ingresos con una pareja que decide por estilo de vida no tener hijos – los “DINKS”, sigla del inglés Dual Income No Kids, es decir: doble ingreso, sin hijos- o parejas que deciden no vivir juntos para preservar su privacidad y autonomía – los LATS sigla derivada del inglés Living Apart Together- entre otros.
El panorama es muy variado, y la disciplina arquitectónica responde poniendo en juego la creatividad con propuestas aggiornadas para todos. Cada casa es un mundo que puede reformularse tantas veces como sea necesario. Muchos padres separados pasan la mitad de su semana en un departamento de soltero, mientras que la mitad restante, ese mismo espacio se adapta a la dinámica familiar que proponen los hijos. El arquitecto Max Zolkwer, a cargo del estudio Pop Arq, cuenta su experiencia en un departamento de dos ambientes en el que a través del diseño de muebles flexibles se pudo resolver un hogar adaptado a esta convivencia. Entre las estrellas del mobiliario, destaca un enorme sillón de seis metros de largo que se convierte en tres camas individuales cuando llegan los chicos. Además, se pensó en una división sencilla, a través de cortinados, para que cada uno de los chicos encuentre fácilmente un espacio propio. En medio de los cambios que implica una separación, resolver la cuestión espacial de manera práctica y sencilla es un punto a favor.
“Pensar en viviendas fijas y cerradas ya no tiene mucho sentido, porque la vida cambia todo el tiempo y uno de los principales desafíos del trabajo arquitectónico consiste en adaptar los espacios para nuevos usos”, afirma Zolkwer. Subraya la importancia de pensar las dimensiones en metros cúbicos en lugar de metros cuadrados. La volumetría puede ser crucial para encontrar nuevas ideas que permitan incorporar, por ejemplo, nuevos ambientes a partir de entrepisos, dice el arquitecto. Señala que en los últimos tiempos, el mercado parece haberse adaptado a las necesidades de inversión, con monambientes o departamentos de dos ambientes, cuyos precios son más accesibles, pero aún quedan segmentos por cubrir en lo que refiere a las distintas tipologías destinadas a usuarios finales. “Una vivienda puede responder a muchas situaciones durante el ciclo de una vida. La misma casa en la que vive una pareja puede ser luego el hogar que recibe a los hijos pequeños, acompaña el crecimiento y la necesidad de intimidad de los hijos adolescentes y finalmente, en la adultez, cuando los hijos se independizan vuelve a ser el nido en que la pareja convive sola. Estas son sólo algunas de las curvas posibles de la vida”, ilustra el arquitecto Daniel Silberfaden, titular del estudio que lleva su nombre y decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo. Apasionado por la disciplina arquitectónica, señala que con el surgimiento de nuevos modelos de nucleamientos familiares – se calculan más de veinte- las posibilidades se multiplican, y la disciplina arquitectónica se encuentra en una etapa de reflexión y debate para incorporar nuevos conceptos.
Flexibilizar y desjerarquizar son las claves que propone este nuevo camino: “Ya no se piensa en un “dormitorio” o una “cocina”, porque el lugar en el que se descansa también puede ser estudio de trabajo, y el espacio donde se cocina, un lugar de reunión, de encuentro”, dice Silberfaden.
El proyecto “3 casas” del arquitecto Max Zolkwer ilustra cómo un emprendimiento puede ser atravesado por el tiempo y las historias familiares. Se trata de una típica casa chorizo en un lote angosto y profundo del barrio de Chacarita. El primer contacto de Zolkwer con la casa, cuenta el arquitecto, fue en 1998 cuando su padre con dos hijos pequeños y su mujer embarazada la encontraron convertida en productora de video casi en ruinas. En tres meses la transformó en una casa habitable. Hoy, otras modificaciones por medio, la casa se convirtió en tres casas: una para los chicos adolescentes con tres habitaciones privadas y un living, una casa para la mujer, con estudio y cocina profesional y un departamento para el padre de Max. Así, cada casa está vinculada con la otra a través de los patios, pero las casas del hombre y la mujer tienen entradas independientes y no comparten vistas. Cada espacio tiene su propio estilo, materialidad y función, de acuerdo al perfil de sus habitantes y a los presupuestos disponibles. Los patios llenos de colores hacen de transición entre una casa y otra. Entre las modificaciones que se hicieron, Zolkwer cuenta que se tomó a la estrategia de demoler para crear más espacio y evitar circulaciones. Nuevas necesidades plantean soluciones innovadoras y creativas.
Customizar y personalizar es una de las claves de la vida moderna, y Darío López, director del estudio de arquitectura y desarrollo inmobiliario Arquitectonika lo sabe muy bien. Recuerda su experiencia con PH Jaramillo, un edificio construido para una familia con unidades hechas “a medida” de cada uno de sus integrantes. “Ellos estaban buscando y no encontraban un edificio que se adaptara a lo que buscaba cada uno”, cuenta López. El resultado es un edificio diseñado a la medida de cada uno de sus habitantes, en el que los departamentos son amplios, y aunque todos los integrantes de la familia tienen la misma cantidad de metros cuadrados, no todos tienen la misma cantidad de ambientes ni igual disposición, ya que cada uno adaptó el espacio a su estilo de vida y usos. “Los modos de vivir cambian. Se abren las posibilidades a los usos colectivos y hoy tal vez puede ser una opción adquirir tres departamentos en un mismo edificio, en lugar de una casa grande para todos”, finaliza Silberfaden.
Por Gabriela Koolen, Sábado 24 de junio de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
Los desarrolladores analizan las características de la comunidad que lo habitará para definir qué servicios sumarán; la elección es clave para evitar que caigan en desuso y afecten el valor del proyecto.
Los departamentos elevados de Los Supersónicos -la serie animada futurística de los 60 que enamoró a padres e hijos- contaban con estacionamiento para autos voladores y cintas transportadoras para personas en todas las unidades. Los amenities actuales no son tan extravagantes como aquellas por las que se paseaban Robotina y Cometín, pero en un mercado de proyectos nuevos donde la competencia es aguerrida, y muchas veces en la misma zona, un espacio original puede hacer la diferencia.
“Las personas tenemos cada vez menos tiempo entre el traslado y el trabajo y, además, hay una mayor tendencia a vivir solos. El club ya casi no existe: para relacionarse con otros, la gente elige los lugares de encuentro que tiene cerca, y muchas veces se trata de los amenities. Cuando uno construye, debe pensar en la comunidad que se va a generar”, expresa Alejandro Ginevra, presidente de Gnvgroup.
La desarrolladora que lidera Ginevra está a cargo de Madero Harbour, un proyecto de 300.000 metros cuadrados emplazado en el barrio más joven de la ciudad de Buenos Aires, Puerto Madero, que cuando esté terminado, contará con cinco edificios de oficinas, tres de viviendas, un hotel y un shopping de 200 locales comerciales, aunque ya tiene varios módulos construidos. Los amenities acompañan la magnitud del emprendimiento: un helipuerto con servicios de traslados, buzones personalizados para recibir envíos de compras por comercio electrónico y cocheras con cargadores para autos eléctricos son solo algunas de las que integran la larga lista.
Más allá de lo distintivo, señala el desarrollador, lo interesante del emprendimiento será el hotel Viceroy -que ocupa un espacio dentro del proyecto- quien se encargará de administrar ese tipo de servicios . “Muchas veces sucede que, una vez construidos, la mayoría de los habitantes no frecuenta la sala de masajes o la peluquería, y luego quizás no desean colaborar a la hora de hacer una reparación. El hecho de que el hotel se encargue de aquellos espacios implica que se harán responsables del mantenimiento”, subraya. Añade que eso logra que estén siempre “al día” y en línea con los tiempos que corren, ya que opina que los amenities no son algo estático sino espacios o facilidades que van mutando con el tiempo y según las necesidades de las personas que habitan las construcciones. “Hoy, por ejemplo, hay cocheras para automóviles eléctricos, dentro de unas décadas quizás la movilidad cambie y debamos transformar aquellos espacios”, dice.
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Hay que innovar
También en Puerto Madero, el Alvear Tower es otro proyecto que pateó el tablero. Tiene pisos de 500 m2 con pileta privada y servicios como la sala de correspondencia y spa de mascotas. Además, tendrá monoambientes de 30 m2 que los propietarios podrán destinar como hospedaje del servicio doméstico.
Por otro lado, la inmobiliaria Interwin comercializa algunos desarrollos a estrenar con particularidades. El emprendimiento Black, en Juncal y Sinclair, cuenta con sala de ensayo y cuartos de invitados, departamentos para visitas en el primer piso. En tanto, Vista BA, en Santa Fe y Coronel Díaz, tendrá jaula de golf, lavadero de autos y mirador. “La gente que busca unidades a estrenar ya da por sentado que en el desarrollo existe un salón de usos múltiples y algún espejo de agua, una pileta tanto de grandes dimensiones como alguna pequeña. En este momento, tener amenities diferenciales es lo que te hace competitivo”, detalla Gabriela Besuzzo, gerenta de Obras y Emprendimientos de la inmobiliaria. Si bien admite que no se trata de un factor definitivo a la hora de comprar. “Nunca me pasó que alguien no se decidiera a adquirir un departamento porque el edificio no tenía piscina semiolímpica, por ejemplo”, bromea Besuzzo. Aunque reconoce que este es un factor atractivo a la hora de elegir entre dos opciones de características similares en una misma zona. La ejecutiva prevé que las tendencias de sustentabilidad comenzarán a imponerse también en los amenities o servicios que ofrece cada proyecto. Uno de los desarrolladores con los que la inmobiliaria comenzó a trabajar en los últimos tiempos, el Grupo Uno en Uno, hace fuerte hincapié en esto. El complejo Casa HO, ubicado en el barrio de Coghlan, contará con huerta orgánica, rampa para bicicletas en todo el emprendimiento y además un tratamiento conceptual del espacio exterior. “Buscarán recrear distintos biomas para atraer a diferentes especies a los jardines, que tendrán distinta vegetación en cada caso”, resalta.
Por último, los deportes nunca dejan de ser un factor de atracción y, de acuerdo con la tendencia de la práctica de deportes extremos, el emprendimiento Puertos -de Eduardo Costantini, ubicado en Escobar- acaba de inaugurar un parque para practicar wakeboard y otras actividades naúticas, señala Richie Edelstein, director en Castex Propiedades, firma que comercializa el proyecto. Y menciona que existe una tendencia que sí está definiendo el proceso de compra en algunos casos: las lagunas artificiales de aguas transparentes, las cuales son construidas por una compañía chilena, Crystal Lagoons. En Uruguay, la única que existe en ese país está en el proyecto Green Park, tiene seis hectáreas y habría demandado una inversión de US$ 8,6 millones. Edelstein prevé mayor crecimiento de los amenities relacionadas con el agua y proyecta la llegada de maquinarias que simulen oleaje y de parques flotantes acuáticos, estructuras inflables que se instalan en el agua para realizar actividades recreativas para todas las edades.
Por Sofía Terrile, Sábado 17 de junio de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION