Hay menos obras en marcha, con una caída que llevará a este sector a un inevitable amesetamiento.
La situación económica atraviesa un complicado presente y el mercado de la construcción no escapa a esta realidad. Pero a pesar de estas circunstancias, el sector continúa -según los analistas consultados- con un razonable nivel de actividad. Graciela del Villar, directora de DI Construcciones, firma perteneciente al Grupo Monarca que nació en 2009 y que cuenta con más de 120.000 m2 construidos, explicó que este rubro es una suerte de termómetro de la economía nacional. “La industria de la construcción es una de las primeras que repercute en el contexto económico del país. Y si bien hoy sigue con ritmo, no tiene el mismo impulso de los últimos años. Seguimos activos y en marcha, aunque con tendencia a ingresar en una meseta”, dijo Villar.
Para la arquitecta Graciana Calcavecchia, gerente comercial de Criba, “el costo de la construcción depende de la calidad y el alcance de las prestaciones. Los materiales de la construcción se venden en pesos y el valor del dólar sólo incide en los insumos importados, que cada vez están más restringidos. El índice de la CAC refleja un acumulado para 2014 del 28,1%. Es coherente con la realidad del mercado. Criba tuvo un repunte a fines de 2013 que nos permitió tomar obras nuevas para los próximos 2 años. De todas maneras no hay grandes proyectos en marcha. La construcción está distorsionada por la inflación, la falta de insumos importados y la lucha sindical, pero somos imaginativos a la hora de decidir y nuestras obras avanzan bien. Compramos materiales en la medida de las necesidades de nuestras obras. En general son de buena calidad, pero hay varios insumos importados que no tienen equivalente nacional. Hay problemas con los fenólicos plastificados, ascensores de alta gama, equipos termomecánicos selladores y algunas terminaciones especiales para obras que requieren altos estándares de terminación o que cumplen con certificación LEED. Los tiempos de entrega son más dilatados de lo habitual, pero Criba trabaja con cronogramas de compras anticipadas y alertas tempranas, de manera de no entorpecer el avance de las obras. Actualmente los materiales representan el 40% del costo. El resto es mano de obra, equipamiento y servicios”.
Por su parte, Jorge Hernández, miembro del Grupo Construya, que reúne a once empresas líderes de la construcción, amplía el concepto: “Si comparamos con los niveles récord que registró el sector durante 2013, en los últimos tiempos se observa un ligero descenso de la construcción, lo que nos ubica en una alta meseta. Pero para Villar, “los m2 comprometidos por los desarrolladores siguen avanzando; lo que vemos como tendencia en el último trimestre es mayor cautela para realizar nuevos lanzamientos”.
La venta de materiales parece no haber sufrido grandes variaciones y muchas son las explicaciones para este fenómeno. Villar agrega: “Hasta hace un tiempo, los nuevos proyectos eran los que más movían al sector; hoy experimenta un repunte todo lo que se asocia con las reformas. Además, las obras en marcha siguen su curso y eso conlleva a una demanda de esos insumos. En síntesis, siempre se venden materiales para la construcción. El cambio más significativo en la venta de materiales está relacionado con la mayor dificultad a la hora de concretar acopios, teniendo en cuenta el contexto inflacionario”.
Hernández aporta números que grafican la demanda de materiales. “La demanda sigue en varios segmentos, básicamente en pequeños edificios, ampliaciones y reformas, aunque en un nivel entre -5 y -10% comparados con 2013”, afirmó Hernández.
Según los desarrolladores y los arquitectos consultados, el mercado local ofrece una amplia variedad de productos de gran nivel. “Hoy existen artículos y materiales que no tienen nada que envidiar a sus pares importados. Aunque también hay productos de industria nacional que no alcanzan los estándares de calidad y prestación de los elaborados en el exterior. A partir de la restricción a las importaciones, la industria nacional realizó un gran esfuerzo para satisfacer la demanda interna, tanto en cantidad como en calidad”, declaró Villar.
Agregó que “en la mayoría de los rubros que componen los insumos primarios de la construcción, el mercado local ofrece una variedad con muy buena resolución técnica. Acercándonos a los requerimientos de desarrollos premium y obras con alta tecnología, la mayor complejidad técnica y exigencia de calidad de los materiales reduce la oferta local”.
Fabricación nacional
Algunos analistas coinciden en que el amesetamiento del sector colaboró, en gran medida, para evitar que se resienta el abastecimiento. “Si bien en 2013 hubo algunos productos escasos, como ladrillos cerámicos en determinadas regiones del país, dada la pequeña caída en el nivel de actividad y algunas inversiones locales, hoy no hay escasez de productos de fabricación nacional. Es decir que esto no ha afectado al proceso de la construcción”, dijo Hernández.
Para la firma Di Construcciones, los materiales primarios de la construcción (cemento, cal, acero, ladrillos) siempre los proporcionó la industria nacional y en muy pocas circunstancias se optó por importar estos insumos. “Hoy los solados y revestimientos son algunos de los materiales más complicados de conseguir, ya que si bien contamos con muy buena oferta de empresas nacionales, la producción no logra abastecer la demanda local, con lo cual los tiempos de anticipación para estas compras son grandes”, sostuvo Hernández.
Los tiempos de entrega varían según los productos, no es posible generalizar; si bien el cemento se entrega casi de inmediato, los solados y revestimientos tienen un plazo de producción y entrega que oscilan entre 45 y 60 días.
“Obviamente los valores de los materiales crecieron en mayor o menor escala según el ritmo inflacionario del país. Por lógica de oferta y demanda, los productos que más incrementaron sus precios son los importados; dentro de la industria nacional la implementación de los precios cuidados logró que las materias primas incluidas dentro de este programa sufran un incremento parejo que ronda el 35% interanual”, coinciden tanto Villar como Hernández. Los expertos revelan que la relación material-mano de obra, en un edificio de vivienda residencial es del 40%-60 por ciento.
Según Javier Rius, gerente general de Ayres, “está barato construir y permite un margen de ganancia que roza el 20%. Es cierto que ante una coyuntura complicada, todos tratan de seguir con buena mano de obra y mantener equipos de calidad. Es evidente que cuando cae la cantidad de obras hay que ajustar el presupuesto y adecuarse a las circunstancias para mantener la estructura. Para tener una idea de cómo subió la construcción en pesos hay que considerar el índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) que en 2013 fue de 29,4% y hasta julio de 2014 es de 28,1%.”
Por Leandro Murciego, Sábado 30 de agosto de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION