El incremento de las tarifas puso en la agenda de los desarrolladores la necesidad de construir emprendimientos aislados térmicamente
El aumento de las tarifas y el impacto en el bolsillo puso a la aislación térmica en la agenda de los desarrolladores y constructores. Hasta hace poco tiempo nadie interesado en construir o comprar un inmueble analizaría su eficiencia energética y qué consumo energético tendría. Hoy otra es la historia. Durante diez años la luz fue casi gratis, entonces preocuparse por conservar el consumo de energía eléctrica no tenía ningún sentido. Pero ahora, cuando el bolsillo se impone será algo que el mercado les va a imponer, guste o no”, asegura Damián Tabakman, presidente de la CEDU y agrega: “Cuando por un monoambiente la gente tenga que pagar $5000 de luz o de gas, y decida no comprarlo, los desarrolladores empezarán a preocuparse por esto, y la eficiencia energética de los inmuebles empezará a ser una variable acuciante”.
Haciendo un paralelismo es lo que ocurre con el agua del mate: se puede usar la pava y calentarla continuamente en la hornalla mientras se ceba o volcar el agua una vez caliente dentro de un termo y mantenerla en su temperatura justa hasta el último mate. Con una casa sucede algo muy similar. Si los techos, muros y pisos no están correctamente aislados térmicamente, el calor de la estufa o el frío del aire acondicionado se pierden. Y esa energía que se pierde se traduce directamente en aumentos en las facturas de luz y gas, entre otros perjuicios tanto para la salud como para la estructura de la edificación. “Dentro de una vivienda un cuarto de su energía se la llevan los artefactos del hogar, otro 25 por ciento el agua caliente sanitaria; pero la mitad de la energía que consume una vivienda tiene que ver con la climatización y la refrigeración. Podemos ahorrar más donde más gastamos. Y en este punto la aislación térmica eficiente es clave y es donde se debe trabajar desde el sector de la construcción”, agrega Federico García Zúñiga, consultor técnico de la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (Andima).
Gerardo Wadel, asesor de Andima, consultor internacional y especialista en sustentabilidad y eficiencia energética, advierte que los aumentos de luz y de gas, lejos de convertirse en un problema para los desarrolladores, deberían verse como una enorme oportunidad. “La energía cada vez es y será más cara. En España, la energía eléctrica crece a un ritmo del 15 por ciento anual cuando el índice de precios al consumidor es de entre un 1 y un 1,5 por ciento anual. Es decir, el valor de esa energía crece 10 veces por encima del conjunto de precios”. El especialista afirma que la experiencia española podría marcar el camino a seguir en la Argentina. En el país europeo, hace 10 años nadie analizaba en la eficiencia energética. Hoy, los desarrolladores no piensan en hacer algo que no sea de categoría A o B simplemente porque no los venderían. “Los edificios tienen una clasificación que van de la A a la G. En el segmento A, que son los edificios con muy alto nivel de eficiencia y con un consumo de energía inferior al 55 por ciento de la media, están casi todos los desarrolladores de viviendas importantes. No es competitivo ofrecer un edificio menor a B en España”, explica Wadel. En números concretos afirma que con el uso de artefactos y electrodomésticos etiquetados clase A, se logra un 9 por ciento de ahorro de energía; con calefones solares y artefactos sin piloto, un 18 por ciento. Sin embargo, una familia podría ahorrar hasta un 35 por ciento de energía y un 70 por ciento en las facturas de gas y luz, energías usadas para climatización, si migrarán o contemplaran el uso de aislación térmica eficiente en sus viviendas, colaborando con la energía de todo el país”. El especialista se refiere a ocuparse del tema desde la construcción del proyecto sumando la envolvente con aislación térmica eficiente -funciona de una forma similar a la “tercer piel” de las personas-, la que permite aislar el hogar de la intemperie con un consumo mínimo de energía o gas. Dicha aislación se logra mediante materiales aislantes eficientes, resistentes al paso del calor, interpuestos en los cerramientos de una vivienda. Para graficarlo es una especie de abrigo y lo que se hace es formar una capa en las paredes, cubiertas y superficies en contacto con el suelo. De esa forma genera una barrera al paso del calor indeseado, desde adentro hacia afuera en invierno y al revés en verano. Así, las temperaturas interiores son más moderadas y se necesitan menos instalaciones de calor y frío, con un consumo de energía final menor.
Las normativas para la aplicación de estas soluciones en la construcción ya están vigentes o en proceso de reglamentación en las más importantes ciudades de nuestro país. Desde la provincia de Buenos Aires la Ley 13.059 de acondicionamiento higrotérmico fuera reglamentada en el año 2010, ampliándose posteriormente a las ciudades de Rosario, Buenos Aires y Neuquén. En líneas generales los niveles de aislación que exigen equivalen a los requeridos en España en 1979. Esta comparación puede ser entendida como un atraso pero Wadel resalta la oportunidad: “podemos aprender de la experiencia llevada adelante en los últimos 40 años en Europa y que han aplicado incluso otros países de la región. Y hacer un propio camino para ampliar el campo de acción no sólo a las construcciones nuevas sino también -y sobre todo- al parque edilicio existente que es el que plantea el mayor desafío y que requiere el compromiso y el esfuerzo del conjunto del estado, las empresas prestadoras de servicios, las entidades financieras, los profesionales, los constructores y desarrolladores y las organizaciones del tercer sector”, explica y agrega otros beneficiados: las empresas de servicios, ya que la aislación térmica eficiente colabora, junto con otras estrategias de ahorro, a que con la misma infraestructura, se pueda proveer al doble de construcciones; el Estado, generando ahorro de energía y menos gastos y hasta los bancos, garantizando el repago de sus créditos. Sin ir más lejos, en España la concientización sobre eficiencia energética fue creando una industria nueva. Surgieron empresas dedicadas a la producción y desarrollo de nuevos materiales y sistemas constructivos, además de nuevos perfiles de compañías, técnicos y profesionales y hasta se creó un sistema de financiación, con ayudas bancarias públicas y privadas, con créditos blandos, que financian construcciones con certificación A y obras para la rehabilitación de edificios. A la hora de hablar de costos se estima que la aislación térmica eficiente representaría el 1,5 por ciento de la obra. Las nuevas generaciones, como parte de la demanda, en un futuro próximo también impulsarán el avance de construcciones más sustentables.