El relevamiento de una consultora toma unidades de dos ambientes. Los mayores aumentos fueron en Boedo y San Cristóbal, que venían con atraso. Subas fuertes en Palermo, Caballito y Recoleta. Los precios en dólares ya igualaron a los del 1 a 1.
Si acceder a la vivienda propia es muy difícil por la falta de créditos hipotecarios accesibles, vivir como inquilino también se complica cada vez más. Durante el año pasado, los alquileres de los departamentos en la Ciudad aumentaron en promedio un 11,79% , pero en el algunos barrios la suba fue de hasta el 26% .
Los datos surgen de un relevamiento realizado por la consultora Reporte Inmobiliario. Según ese trabajo, el alquiler promedio de un departamento de tres ambientes fue en noviembre de $ 1.801, cuando en noviembre de 2009 era de $ 1.611.
Algunas zonas de la Ciudad, sin embargo, mostraron un salto mayor. El alquiler promedio de un departamento de dos ambientes en Boedo o San Cristóbal, por ejemplo, trepó un 26%. Según los especialistas, porque eran barrios que tenían valores retrasados respecto de otros lugares.
En los sectores más buscados para alquilar las subas fueron un poco menores. Palermo creció un 15,4% y Caballito se incrementó en un 13,9%. Recoleta, en tanto, es el barrio con los alquileres más altos : un dos ambientes cuesta, en promedio, $ 1.910 mensuales, un 21,7% más que en 2009.
Por el contrario, Chacarita (1,3%), Pompeya (3,7%) y San Telmo (3,8%) fueron los barrios con los aumentos menores.
¿Por qué subieron los valores? La respuesta principal es la inflación. También, que al ser casi imposible comprar una propiedad, mucha gente se ve obligada a alquilar, por lo cual los locadores casi siempre pueden subir los precios y aún así encontrar inquilinos. De igual manera, los aumentos dentro del plazo del contrato (el que se acuerda entre el primer y el segundo año) también rondan el 20%.
Hay otro factor. Como los valores de compraventa también subieron fuertemente (ver recuadro), los dueños de unidades ofrecidas en alquiler quieren mantener su porcentaje de renta , que actualmente ronda el 5% anual.
La estadística de los alquileres refleja un fenómeno que ya se venía dando en las compraventas de inmuebles y en otras variables de la economía: los valores en dólares ya igualan o hasta superan a los que había durante la convertibilidad . Así, mientras por un tres ambientes en 2001 se pedían 436 pesos/dólares, hoy se pagan $ 1.801, lo que equivale a 449 dólares. “Estamos de nuevo en una especie de convertibilidad pero 4 a 1 . Ya pasaba con las propiedades que se vendían, y ahora los alquileres siguen ese camino ”, explicó Germán Gómez Picasso, de Reporte Inmobiliario.
De todas formas, los incrementos en los últimos años podrían haber sido aún mayores. Es que en 2009, año de la crisis financiera internacional y del brote de gripe A, entre otras causas que desaceleraron la economía, las compraventas se retrajeron. Para no bajar los precios y malvender, muchos propietarios prefirieron poner sus unidades en alquiler. Esto, sumado a que entraron al mercado cientos de departamentos que se habían construido en los años anteriores, generó una mayor oferta, que permitió mantener bastante pisados a los alquileres.
Claro que esta situación podría cambiar. “ El aumento de los costos de la construcción el año pasado fue mayor que la suba de los precios de compraventa . De repetirse este año, muchos potenciales constructores podrían desistir de iniciar obras. En el tiempo, podría suceder que otra vez baje la oferta de unidades en alquiler, y esto volvería a presionar a los alquileres para arriba ”, advirtió Gómez Picasso.
Más allá de lo que pase, para los inquilinos la situación ya es problemática. “Los aumentos fueron sistemáticos en los últimos años. A mucha gente le pasa que lo que consiguen de aumento salarial lo tienen que destinar casi totalmente a cubrir el incremento del alquiler. Así, no les queda otra que mudarse a un barrio peor o a una propiedad más chica, y se pierde calidad de vida”, se quejó Leonardo Santos, presidente de la Unión Argentina de Inquilinos.
Publicado por Clarín, 20 de enero de 2011.