El acceso a la vivienda para la clase media es una asignatura pendiente del sector inmobiliario. El desarrollo del mercado en esta década estuvo orientado al segmento de mayor poder adquisitivo de la pirámide poblacional. Abrirse a la clase media permitiría satisfacer la demanda genuina de este segmento de la población, y a la vez ayudaría a ampliar notablemente el nivel de actividad.
A la hora de dar solución al problema se piensa automáticamente en el crédito hipotecario, que debe contemplar dos cuestiones: primero, ofrecer una rentabilidad a los proveedores del financiamiento, pues de otro modo no será posible atraer los fondos necesarios; segundo, debe resultar adecuado a la capacidad de pago real de los potenciales tomadores del financiamiento.
En síntesis, no podemos perder de vista en ningún momento ese doble objetivo de rentabilidad y accesibilidad con el que debería contar todo sistema de financiación al mercado inmobiliario. Dado que ambos objetivos no necesariamente son compatibles, es ineludible trabajar para darle coherencia al sistema.
¿Qué sucede en nuestro mercado? Vivimos en un contexto de desintermediación: los que tienen ahorros no confían en los bancos y los que necesitan financiamiento de largo plazo tampoco recurren a las entidades financieras. ¿Qué alternativa queda? Fomentar el ahorro. El buen funcionamiento de la economía y su aspecto más importante, la creación de empleo y el mantenimiento de los puestos ya existentes, requieren del ahorro, condición necesaria para que se dé la inversión. Por eso, se deben buscar vías para favorecer que el ahorro sea un medio de acceso a la vivienda.
Si se piensa en el crédito hipotecario o en el ahorro, hay que prestar atención a la cuota que la familia puede afrontar. La cuota, a su vez, está relacionada directamente con la tasa (a mayor tasa, mayor cuota) e inversamente con el plazo (a mayor plazo, menor cuota).
En los créditos hipotecarios hay que tener en cuenta ambos factores (son onerosos y, por lo tanto, pagan tasas de interés a los proveedores del fondeo). La demanda necesita plazos largos y tasas accesibles.
Cuando se considera el ahorro, hay que contemplar sólo el tema del plazo. Los desarrolladores han de diseñar mecanismos de integración de fondos a los emprendimientos, conforme a las reales posibilidades de la clase media: integración inicial acorde con los ahorros acumulados hasta ese momento y luego mayores plazos, para hacer las mensualidades accesibles a los ingresos del grupo familiar.
Quienes diseñen las herramientas para permitir el acceso a la vivienda, ya sea a través del crédito o del ahorro, Tienen que tener en cuenta que la clave está en la cuota.
Mario Gómez, 6 de noviembre de 2010.
Publicado por La Nación.
El autor es director de la Especialización en Desarrollos Inmobiliarios, Cámara Inmobiliaria Argentina. Miembro fundador de APPI