Cinco cuadras que antes se inundaban. Una cooperativa de vecinos, con el apoyo del Gobierno de la Ciudad, realizó los trabajos. También pintaron las fachadas de las casas, se colocaron luminarias, hicieron una plaza y una cancha de fútbol.
En un rincón de la Villa 31 que no se ve ni desde la autopista Illia ni desde Figueroa Alcorta, los vecinos ya disfrutan de las ventajas de tener una calle por la que es posible caminar, jugar, correr y andar en bicicleta sin esquivar charcos de agua servida o barro podrido. En el rincón más al norte de la villa de Retiro, conocido como Barrio YPF, a la gente se le hace cuento haber logrado tal estado de bienestar: sus casas dan a una calle en donde ya no se estanca el agua . Además, tienen veredas de hormigón peinado y columnas de alumbrado, como cualquier barrio consolidado, y una red cloacal y pluvial.
Se trata de la Calle 7, que tiene 425 metros y existe desde el origen de la villa más antigua de la Ciudad. Fue construida por los mismos vecinos, asociados en la cooperativa El Salvador.
En los próximos meses la misma cooperativa comenzará con una obra similar, pero en un tramo de la 9, la calle que corre a lo largo de toda la villa , considerada la “principal”, por su vida comercial y porque confluyen las actividades del barrio.
Pero además de estas obras, la Ciudad ya avanzó con la construcción de comedores y mejoras sobre los espacios públicos. Por ejemplo, con plazas de juegos y canchas de fútbol. Así, se generan compromiso por parte de los vecinos e impiden nuevos asentamientos.
Durante mucho tiempo, la Calle 7 soportó el ir y venir de camionetas y carros cargados de ladrillos y bolsas de cemento, que los vecinos de la villa utilizaban para construir sus casas, algunas de hasta cinco plantas y que casi superan la altura de la autopista Illia . Es que por estos rincones de la villa funcionaba un corralón proveedor de materiales para la construcción. Para detener el incesante crecimiento de la villa, el Gobierno porteño lo clausuró. Y si bien logró frenar en parte el avance de las obras, el asentamiento sigue sumando vecinos y viviendas en altura y ya tiene más de 26.000 habitantes .
Según datos publicados ayer en Clarín, las villas de la Ciudad son 14 y en ellas viven 150.000 personas, un 50% más que hace diez años. Mientras que, según un relevamiento de la ONG “Un techo para mi país”, en el Conurbano bonaerense hay 864 villas y asentamientos con 508.000 familias.
De la inauguración de la Calle 7 participaron, entre otros funcionarios, el Jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, la vicejefa electa, María Eugenia Vidal, y el Ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Diego Santilli, cuya cartera aportó los $ 850.000 que costó la obra, incluyendo la construcción de una cancha de fútbol cinco, con vestuarios y tribunas, y una plaza para chicos con juegos de madera . También se pintaron las fachadas y los contornos de las casas con una pintura acrílica que las impermeabiliza.
A pesar de la evidente presencia del Gobierno porteño en la villa, los funcionarios evitan hacer declaraciones directas respecto a la urbanización de la 31, un viejo anhelo de los vecinos del lugar. Lo cierto es que la urbanización, sin la coordinación debida, avanza a toda máquina. “La limpieza de sumideros nos demandaba unos 11 millones de pesos al año. Pero con las obras que estamos haciendo, costará la mitad”, ejemplificó el ministro Santilli.
La última vez que Clarín había ingresado a la Villa 31 lo había hecho por la Calle 7: dos años atrás estaba totalmente anegada y se había vuelto intransitable. “Para muchos, el asfalto es algo normal. Y para nosotros lo normal era el barro y la mugre que teníamos frente a nuestras casas. Esta obra nos cambió la vida. La casa está más linda, nos sentimos mejor”, explicó Alejandra, cordobesa y mamá de tres chicos, con 20 años en el asentamiento. También contó que ahora, además de líneas telefónicas, tienen hasta una empresa proveedora de cable.
Silvia Gómez, 6 de octubre de 2011.
Publicado por Clarín