Muchos no llegan a los 40 y cuentan con experiencia en Real Estate. Se destacan dentro de organizaciones y también solos, al mando de propuestas en diferentes zonas porteñas.
La generación de desarrollistas jóvenes da nuevos pasos en el mercado. La experiencia que les brinda un porvenir en otras actividades como los negocios; el enfoque de una organización integral, o la arquitectura y el diseño puestos al servicio de un proyecto les brinda una mirada distinta, audaz e innovadora sobre el Real Estate.
La visión de Federico Weil, con 37 años y titular de TGLT, creada en 2004, plantea el desarrollo desde una empresa; es decir, el crecimiento de una organización por encima del protagonismo de cada uno. “Esta empresa luego creció y salió a la Bolsa y hoy construimos más de 500.000 m2 en distintos desarrollos residenciales, Forum Alcorta, Puerto Norte, entre otros. Lo más importante es plantear el negocio a través de una empresa, con la idea de ofrecer conceptos que aprendimos en nuestra generación, con nuestra mirada, con el aporte de la sustentabilidad y con la tecnología aplicada a los desarrollos. Tenemos que aprovechar nuestra desfachatez y darle una mirada innovadora a la comunicación de los desarrollos”. Y agrega: “Toda industria viene con un legado de cómo se hacen las cosas. Nosotros respetamos a la gente que desarrolla desde hace 40 años; admiramos algunas empresas brasileñas y su manejo, como Cyrela y PDG Realty. Hoy, en la Argentina no hay grandes innovaciones, falta buscar maneras de llegar a la clase media, aplicar mejor la sustentabilidad y tener una mirada más grande del negocio. No hay que tener una visión oportunista, sino armar una plataforma y hacer las cosas bien con la organización, con el equipo y no apegarse al legado”, subraya Weil, uno de los jóvenes referentes del Real Estate local.
Gonzalo Monarca es de la misma generación que Weil y preside el Grupo Monarca -creado en 2002-, que hizo foco en los desarrollos estilo condominio en la zona norte y hoy tiene un volumen de 150.000 m2 en Vicente López, San Isidro, Tigre y San Fernando.
“Hoy estamos muy bien posicionados y compitiendo con los grandes desarrollistas. Nuestra firma es una empresa integral, algo que definimos hace varios años, y nos permite lograr una mayor velocidad de cambio. Tenemos 26 arquitectos, desarrollamos, construimos y desde hace un año comercializamos, eso nos posicionó mejor para el manejo de todos los parámetros. La diferencia de ser jóvenes nos permite una mayor flexibilidad para advertir los cambios. En general, una desarrolladora de muchos años busca para sus proyectos el estudio, la constructora y la comercializadora. Vimos sus resultados; tomamos y copiamos lo bueno, y lo malo también nos enseña para equivocarnos lo menos posible”. “La ubicación en los desarrollos es clave; la diferencia reside en encontrar la oportunidad tanto para el inversor como para el consumidor final. Nuestro interés está puesto en los condominios. Le brindamos al cliente la opción de contar con espacios verdes y vivir con el estilo de una casa en un departamento. Les ofrecemos buenos negocios a los inversores, que pueden vender y obtener grandes rentabilidades”, añade.
Gustavo Ortolá Martínez, director de GO Real Estate, comenta: “El negocio inmobiliario tiene sus segmentos y categorías. Nos interesa identificar al cliente y esto simplifica la acción del desarrollista en términos de diseño y dimensión del proyecto y su posterior comunicación y venta. El desarrollo en la Argentina aborda un cambio de paradigma: el crecimiento de nuevas áreas en Buenos Aires y el interior, y la creación de nuevas tipologías, conceptos y categorías de proyectos a medida del cliente”.
“El cliente valora ese aspecto que hace que el proyecto sea único e irreproducible. El diseño enlaza lo estético, lo comercial y lo utilitario. El posmodernismo, con la superproducción de oferta y el aumento de la competencia, exige un desarrollador actualizado en conceptos de diseño y conocimiento del mercado”, expresa. La firma lanzaría dos proyectos de escala intermedia en el Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires para continuar la experiencia de La Defensa, el último desarrollo terminado de GO.
Marcelo López, de 47 años, arquitecto y director de la desarrolladora Arquitectonika PH Urbano, enfatiza: “Los elementos básicos de los desarrollos son los mismos, pero lo que marcó la última camada fue la crisis de 2001. Ese momento sirvió para aprender a ser más creativos, estar preparado para trabajar en todo terreno y ser cautos cuando se genera un proyecto de un modo distintivo. Nos iniciamos en un tiempo crítico con la creación de la marca PH Urbano, que sirvió de modelo para muchos jóvenes emprendedores que se refieren aún hoy a las consignas que lanzamos en esos momentos. En esta etapa desarrollamos zonas del corredor Rosario-Buenos Aires con condominios únicos en cada ciudad, del corredor de la barranca del Paraná”.
En el momento de hablar del diferencial, López dice: “Nuestro interés es provocar ciudad, generar vecindad, como vida social integrada. Partimos desde la plataforma del diseño y el urbanismo, el respeto a la ciudad, el entorno, el modo de habitar característico en cada área. Todo estos aspectos se analizan minuciosamente. A partir de allí nos ocupamos de sacar el mayor rendimiento de la inversión, y no a la inversa; este detalle nos generó un valor agregado que caracteriza nuestros desarrollos. Los barrios y ciudades que quedaron postergados son nuestro mayor interés no sólo como oportunidad de negocios, sino de urbanismo y arquitectura; siempre partimos de conocer el área racional, y conversando con los habitantes investigamos su historia y modo de habitar”.
Otra visión interesante la ofrece el ingeniero Roberto Sambrizzi. Tiene 37 años y es managing partner del grupo desarrollador TRG SA. “Creemos que las nuevas generaciones de desarrollistas tenemos una visión más sesgada al corto plazo dadas las experiencias que hemos vivido en nuestro desarrollo profesional. Este factor, complementado con la tecnología que hoy existe en materia comercial y de gestión, nos permite adaptarnos a un mundo donde también los inversores necesitan contar con flexibilidad a la hora de salir de su negocio en el corto plazo, si es que así lo desean. Una de las diferencias más importantes entre la nueva y la vieja generación es la fidelidad de los clientes.”
Sambrizzi explica: “Hemos comenzado con esta empresa hace menos de un año y estamos con tres proyectos muy diferentes entre sí. Uno, en marcha, es un edificio en Barracas llamado Lezama Park, de más de 7000 m2, que apunta a inversores y vecinos del barrio que buscan ser usuarios finales. Cuenta con 90 unidades y fue vendido en más de un 75% en 30 días. Por ahora, en nuestra corta pero fructífera carrera, donde además de ser desarrollistas también realizamos la gestión de la construcción con un grupo propio de ingenieros, desarrollamos alrededor 20.000 m2 y con 40.000 potenciales de nuevas obras para los próximos 12 meses. Todo esto contempla una inversión total entre desarrollos vigentes y futuros de 100 millones de dólares”.
Apostar al barrio
El arquitecto Fausto Amadeo, socio de la firma 2H Business de 35 años, aporta su opinión. “Nosotros tratamos de incorporar la convivencia de la comunidad dentro de nuestros proyectos. Buscamos generar barrios en los cuales pueda haber buena calidad de vida a partir de un paradigma de ciudad ideal que permita vivir bien, trabajar cerca, tener espacios públicos para esparcimiento, no necesitar de medios de transporte que no sean públicos y tener locales en PB. Son barrios como Saavedra donde hicimos foco hace unos años, desarrollamos más de una decena de edificios. Allí la escala de construcción es de 5 pisos y se conecta bien con el resto de la ciudad”. Y agrega que “los grandes desarrollistas defienden cierta tradición con respecto al valor que tenían los emprendimientos de décadas anteriores, en 2H apuntamos a gente que ame su ciudad, sienta pertenencia a ella, que quiera interactuar con los demás y que le guste el diseño. Estamos desarrollando Jardín Urbano, nuestra mayor obra de un cuarto de manzana, con 5 pisos y 7,5 millones de dólares de inversión.”
Pensar en el cliente
Ya cuando jugaba al fútbol, Damián Manusovich se interesaba por los desarrollos inmobiliarios. Hoy, con 38 años es uno de los socios de la desarrolladora MMCV que tiene una experiencia de 10 años construyendo en Villa Devoto y en otros barrios porteños con casi 20 edificios y 40 mil m2 construidos.
“Con el escenario actual los desarrolladores más pequeños intentamos entrar en una particularidad del mercado, damos respuesta a consumidores finales, clientes que quieren resolver donde vivir, por eso desarrollamos al principio en zonas de bajo tejido urbano para gente en Devoto que quería vender su casa y pasar a vivir en unidades de más de 150 metros. Las experiencias fueron buenas, empezamos a crecer y a ser opción de inversión, con una premisa que es sostener las calidades de terminación y que tenga el sello nuestro, que es darle preponderancia al diseño del edificio, a diferencia de los desarrolladores tradicionales que buscan volumen, precio y tipología. Hoy buscamos unir las dos puntas, el diseño y la calidad y maximizar la rentabilidad.
“Los desarrolladores tienen una gran responsabilidad en el crecimiento de la ciudad, el tipo de diseño, los materiales, todo es decisión del desarrollista. Viajamos mucho para ver tratar de ver cómo se desarrolla en el mundo. Siempre tuve la inquietud de ingresar en el Real Estate, ya cuando jugaba me interesaba este mundo”, finaliza Manusovich.
Juan Fernández Mugica, 15 de octubre de 2011.
Publicado por La Nación.