Tercer espacio es una modalidad que implica trabajar desde salas de aeropuertos, lobbies de hotel, cafeterías, bibliotecas o salones de negocio, entre otros.
La naturaleza del trabajo, los cambios demográficos de la fuerza laboral, el aumento de la competencia, las presiones financieras, la innovación tecnológica, Internet las 24 horas y un mayor enfoque en la sustentabilidad provocan que el trabajo como era visto tradicionalmente sea cada vez más inadecuado.
Las oficinas se están transformando y el empleado trabaja de forma remota desde su casa así como en los tiempos de traslado: trenes y aviones, salas de aeropuertos y lobbies de hoteles. A este panorama, ahora se agrega lo que se llama el tercer espacio.
Para aumentar la productividad es fundamental conseguir el diseño óptimo del lugar de trabajo. Hoy se busca un equilibrio entre la necesidad de los empleados de colaborar y la de realizar tareas particulares. Si actualmente se puede trabajar en cualquier momento y lugar, la empresa debe proporcionar la opción de ser productiva fuera de la jornada de trabajo clásica.
Innovación
Son las nuevas generaciones las que impulsan estos cambios. Cada vez más gente elige el trabajo por la ubicación y los valores de la empresa más que por el trabajo en sí. El tercer espacio es el lugar fuera de la casa (el primer espacio) o de la oficina (el segundo espacio), que se puede reservar, alquilar o simplemente reclamar por un período finito: cafeterías, bibliotecas, oficinas de servicios, lounges, oficinas para clientes, salones de negocios, centros de colaboración y espacios de coworking, entre otros.
Según el informe de Cushman & Wakefield Global Nuke the Sales Office, el mercado global en el tercer espacio tiene una facturación anual de aproximadamente 6 millones de dólares y representa unos 7.432.000 de metros cuadrados de espacio de oficinas.
“Los beneficios consisten en aumento de los ingresos por ventas, reducción de costos/gastos operativos, mejora de la seguridad de los datos, más tiempo pasado con los clientes, evita el aislamiento social (un riesgo de trabajar desde la casa), construye confianza y empoderamiento entre empleados”, detalló Faigenbaum.
“La oficina y la casa han desdibujado sus fronteras, y el objetivo es que seamos más productivos en un espacio que lo propicie y nos represente como personas, como miembros de una comunidad, de una compañía y de una generación”, comentó Mariana Tambussi, directora regional de project management en CBRE. Y agregó: “Las nuevas generaciones se adaptan a lo nuevo en cuanto a espacio y a dinámica de trabajo. Para fomentar el intercambio, la colaboración, el trabajo en equipo desde el espacio, la clave es aprovechar todo este potencial y reunir en algún momento lo que la movilidad puede llegar a dispersar”.
Por Karina Salazar, Lunes 21 de julio de 2014
Publicado en el suplemento Inmuebles Comerciales del diario LA NACION