Solo en la Ciudad de Buenos Aires hay un 35% de inquilinos y el país tiene un déficit habitacional que alcanza a un tercio de la población total. Pero, lamentablemente, tratar temas de vivienda sigue en espera.
Para gran parte de la población, acceder a una vivienda propia es casi imposible. En muchos casos una herencia es la única alternativa posible. Para el resto, el alquiler es la única opción.
En un país con una economía que mes a mes presenta mayores dificultades, y un sostenido aumento de la inflación que disminuye el nivel adquisitivo, la crisis de la vivienda se expone con crueldad.
El problema fundamental radica en la dificultad de acceder a la vivienda propia. Al no contar con ingresos suficientes que permitan ahorro, y menos con el índice de inflación que evoluciona indiscriminadamente, junto con la ausencia de crédito, lo vuelve prácticamente inalcanzable.
En todo el país, el número de inquilinos aumenta año tras año. Según los últimos datos oficiales conocidos, en Argentina faltan casi 4 millones de viviendas. Este número representa a un tercio de la población que no puede acceder a una vivienda. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, en 2020, según los datos de la Dirección General de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad, se informó que el porcentaje de inquilinos ascendía al 34,8%.
Como si la problemática del déficit habitacional no fuera suficiente, en julio del 2020 comenzó una Ley que regula los alquileres y provocó una crisis en el mercado locativo. Los propietarios retiraron un 40% de inmuebles ofrecidos en alquiler en la Ciudad de Buenos Aires, cifra que supera el porcentaje de inquilinos de la Ciudad.
El mayor damnificado es justamente el inquilino, el que no puede acceder a una vivienda por la falta de crédito, por un nivel adquisitivo que se desvanece con la inflación. Aquel que no tiene otra posibilidad más que alquilar y hoy no encuentra oferta acorde a sus posibilidades.
La poca oferta que quedó en el mercado no alcanza para cubrir la demanda que aumenta en forma sostenida. Por otro lado, los aumentos que se experimentaron desde el 2020, con la vigencia de esta ley de alquileres, marcan una suba del orden del 60%, situación que se repite a lo largo de todo el país, valores que superan los ingresos promedios de quien tiene que alquilar.
Estos alquileres, cuando deben actualizarse, por ejemplo, en octubre, ya sufren un incremento que va del 49% al 51%. Porcentajes que no encuentran techo al estar medidos en parte por la evolución de la inflación, lo que lleva a suponer que con el correr del contrato se transformen en impagables.
Situación que se sigue complicando con los últimos números del Indec, que muestran que alrededor del 40% de la población se encuentra en nivel de pobreza con dificultades para sostener una vivienda, y claramente el pago de un alquiler.
Ante esta crisis con respecto a la vivienda resulta muy difícil comprender cómo es posible que a quienes les corresponde debatir y encontrar una salida, no vean la gravedad de este tema.
La semana pasada, en el Congreso, se dedicó un tiempo valiosísimo a temas que ante esta gravedad resultan superficiales, como la implementación de un día especial. O como sucedió días atrás, que los principales encargados de dar tratamiento a medidas que podrían brindar una solución a la crisis habitacional, como la reforma de la Ley de a
lquileres, y la Ley de Créditos que se encuentra en espera desde el año pasado, las utilicen como figuritas de negociación, quedando en medio de una lucha de poderes.
Es tiempo de reflexionar, de unir fuerzas para encontrar una solución a la crisis que enfrenta la sociedad para acceder a una vivienda, que tiene su efecto negativo en el mercado.
Por Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar
Martes 12 de Octubre de 2021
Publicado en Real Estate Data