El sector residencial rodeado de verde surge como un oasis en medio de la ciudad donde reina el clima sereno y amigable.
Existen sectores de la ciudad que parecen escapar del ruido y la vorágine cotidiana en que se encuentra inmersa Buenos Aires; son esos pequeños rincones porteños que parecen burlar el paso del tiempo. Sin duda uno de los mejores ejemplos es el denominado Barrio Parque Saavedra, también conocido como Barrio Residencial Cornelio Saavedra, que se encuentra delimitado por la calle Andonaegui (lindante con el parque Sarmiento) y las avenidas Crisólogo Larralde y General Paz.
Esta área de forma triangular se encuentra rodeada de grandes espacios verdes. Se trata de un pequeño barrio obrero, que fue proyectado en la década del 40, y que se caracteriza por sus calles curvas y diagonales, que le otorgan al barrio no sólo seguridad, sino también una estética similar a la de las viejas villas balnearias. “Este espacio, colindante con Villa Pueyrredón, es una muy linda y tranquila zona de chalecitos que originalmente fue concebida para la clase obrera y hoy, luego de varias refacciones, se convirtió en una zona destinada a la clase media alta”, comentó Mario Javier, responsable de Mato Ferrando Estudio Inmobiliario.
El barrio, que se caracteriza por su cuidada estética, cuenta con tan sólo 14 pintorescas y tranquilas calles. “La zonificación que abarca allí no sólo impide la construcción de edificios, sino que además, a la hora de realizar reformas, preserva la estética de los frentes lo que le asigna una identidad particular a la zona”, dijo Sebastián González, integrante de la firma González Neira, una de las referentes en esa parte de la ciudad.
Y agregó: “Allí las viviendas que originalmente contaban con dos dormitorios y un pequeño patio o jardín, hoy se transformaron en viviendas de 3 o 4 dormitorios”.
La homogeneidad arquitectónica es uno de los pilares estéticos de este espacio de la ciudad, que en los últimos años parece haberse puesto de moda como un punto de encuentro para aquellos que buscan -los fines de semana- cultivar la actividad física y la vida sana. “Esta es una zona particular; si bien hay propiedades en venta (incluso nosotros tenemos), no es mucha la oferta que hay ya que son valores altos y en dólares, y la presente situación del mercado impide que se concreten las ventas. En relación con proyectos multifamiliares no son tantos dado que no se puede construir edificios altos, tal vez algunos proyectos en PH”, comentó Gerardo Hugo González, otro de los responsables de González Neira.
Lucas Morales, titular de Lucas Morales Propiedades, otro de los referentes de la zona, sostiene que este triángulo encantado no responde al presente del mercado inmobiliario. “Esta es una zona muy requerida comercialmente y no va de la mano con la situación económica del país, dado que es un sector muy buscado en todo momento y en lo que respecta a viviendas multifamiliares”, dijo Morales. El auge deportivo, que se vive allí sábado y domingo, poco a poco fue generando cambios en el sector comercial. En la esquina de Rogelio Yrurtia (altura 6000) hoy luce restaurada la Galería del Parque. Ahí antiguamente convivía un viejo cine barrial, una panadería, una farmacia y una de las sedes de la Fundación Eva Perón. Ese espacio comercial hoy es un atractivo polo gastronómico. “Hoy quienes buscan este barrio parque son familias de 3, 4 o más integrantes y de buen nivel socioeconómico”, afirmó Morales.
Allí en ese particular triángulo, los valores de las viviendas suelen ser más onerosos que en el resto de Saavedra. En el caso de la venta, las casas en Barrio Parque parten desde los 160.000 dólares y alcanzan en algunos casos valores que superan los 650.000 dólares.
“Los precios pueden variar según las características propias de cada vivienda; suelen ser determinantes tanto las dimensiones del lote como el metraje de superficie construida. También influye la cantidad de ambientes, el tipo de propiedad, los servicios con que cuente y el estado del inmueble.
Donde vivir el verde
En los últimos tiempos ese espacio verde porteño (que tiene una extensión de 8 hectáreas), uno de los pocos que quedaron en el corredor Oeste-Este, se convirtió en el punto de reunión de cientos de amantes de la actividad física y de la vida al aire libre. Además del circuito de running, los deportistas que lo recorren pueden hacer uso de las estaciones saludables que allí se encuentran, en las que se destacan máquinas de ejercicios. Los más pequeños pueden disfrutar de la restaurada calesita, uno de los íconos del lugar, y para los que buscan algo cultural está el Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio Saavedra. “Yo vengo acá casi todos los fines de semana a correr junto con un grupo de amigos, y de paso, siempre, un rato antes de irme recorro el lugar para ver si tengo la suerte de encontrar un cartel de alguna pequeña casita que me permita cumplir mi sueño: vivir en este barrio que parece sacado de un viejo libro de cuentos”, comentó Esteban F., un corredor urbano que fantasea con ser un vecino del lugar.
Por Leandro Murciego, Sábado 25 de octubre de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION