Los colores, la madera, los materiales con textura y el paisajismo son protagonistas en la nueva edición de Casa FOA, la muestra de arquitectura, decoración y paisajismo que este año se realiza en Devoto
Definitivamente, haber elegido el Convento Nuestra Señora de la Misericordia fue una bendición para la edición 2018 de Casa FOA. Este año la muestra de decoración, arquitectura y paisajismo sorprende y estimula a todos los sentidos: colores vibrantes, elementos que amalgaman a la perfección con texturas naturales, espacios verdes para sentarse a disfrutar un café (y hasta un trago las noches de los viernes) y, por supuesto, la tecnología que maximiza el uso de los ambientes y brinda comodidad en el cotidiano.
FOA adelanta desde sus primeros espacios lo que será el resto de la exposición. Ya en el pórtico, una instalación artística deja en claro la impronta que tendrá esta disciplina acompañando cada paso del visitante. Luego, la recepción es un lobby de hotel, diseñado por Diana y Eliana Gradel. Allí empiezan a develarse algunas de las tendencias 2018. En este espacio el punto de atracción es el mármol Roma Imperial, que con sus vetas cobrizas da la excusa para presentar el color del año de Alba: el crème brûlée, un cálido tono ámbar aplicado en un cielorraso suspendido realizado con placas de Knauf.
Allí, una larga mesa formada por pequeños listones de madera al natural también señala la segunda tendencia: las texturas y los estados originales de los materiales. Esto puede verse también en el comedor ideado por Alberto Negrin, que luce en el centro una gran mesa con una tapa de madera rústica acompañada por exquisitas sillas modernas de formato huevo con un delicado tapizado que estimula al tacto.
Además del crème brûlée, hay otros tres colores que fueron utilizados por los diseñadores. Javier Iturrioz despliega su magia característica en un living destellante gracias a la presencia de tono amarillo alimonado que atrae por su vibración. El verde esmeralda, protagonista de las colecciones de indumentaria de este verano, también pisa fuerte en la muestra. El espacio que más se jugó en enaltecer este color es el Estar íntimo by Patagonia, de Diana Reisfeld. Desde sillones, mesas bajas con dameros y entelados, este living desprende esperanza. Finalmente, el otro color con preponderancia fue el turquesa. Su utilización se luce en la oficina de networking, creada por Mary Verellen, Megan Dabove, César Stivaletta y Nicolás Martínez Gattari. El tono ganó dimensión al estar en casi todos los elementos del ambiente. El piso y los muros, cubiertos por madera pintada en variados matices de turquesa y blanco, genera un efecto psicodélido cuando las líneas van subiendo hasta llegar al techo. En el centro, el sofá Bádminton inspirado en dicho deporte, de Actiu – Grupo 2, se gana las miradas. Es una especie de trono que impresiona por sus dimensiones y forma: un sueño para quienes trabajan con la computadora como su gran aliada.
Detalles que suman
Los metales son uno de los materiales más buscados para dar terminaciones. Así se puede ver en los canteros del espacio de Marta Carena, Vero Lorenzo y Flor Calvella, que lucen un dorado que contrasta con el porcellanato tipo madera desgastada con que se vistió el piso. También se repite el efecto en el espacio de cocina, donde los zócalos dialogan con las mesadas de madera. Estas terminaciones son importantes por tener en su composición un 95 por ciento de materia prima reciclada. Este espacio tiene otros detalles que lo hacen atractivo. El primero era una estantería que, a diferencia de lo que se venía viendo, tiene tapas de vidrios texturizadas que se desplazan gracias a un riel. El segundo es una huerta de aromáticas emplazada en la mesada. La tendencia de tener condimentos e ingredientes naturales y frescos a la hora de cocinar es algo que viene creciendo de modo sostenido, por eso también el estudio Carena le dedicó un lugar principal al cultivo de hortalizas. Para quienes visiten la feria, vale la pena prestar atención a la distribución de las especies, pues fueron dispuestas para poder seguir las pautas para que sean orgánicas.
Por su parte, el estudio Modo Casa desarrolló un dormitorio principal, con un gran hogar cónico en el centro, pero el detalle más llamativo fue el uso de granito para cubrir el piso. Este material que podría pensarse como anticuado, es puesto en valor por estos diseñadores que le dieron una terminación brush y, además, lo hicieron trepar unos centímetros por los muros. Luego, el resto de las paredes fueron vestidas por madera con finalización lustre negro.
Otro espacio que ha puesto especial atención a sorprender a través de cada elemento es el único cuarto de niños de la muestra, diseñado por Carla Barconte, Ludmila Drudi y Mariana Paccieri. La estrella del espacio es un mueble principal que combina dos texturas de melanina y, además, contiene placard, guardado de juguetes, una cama cueva -su forma recuerda a estos refugios-, carro cama, espacio de lectura, espacio de juegos, escalera para acceder a la parte superior donde se encuentra una tercera cama y muro de escalada. Para subir, es necesario pasar por una especie de mini tubo que convierte cada acción del chico en un momento lúdico.
Ideal para trabajar
Además del espacio de networking ya mencionado, hay otros dos ambientes especiales para compartir los momentos laborales, y ambos hacen uso de la tecnología para mejorar la experiencia del trabajo. El primero es el coworking de María Ponce Quintero, Marcela Rodríguez y Lorena Spinola. En él se pueden ver las sillas de escritorio con percha para colgar y con un sensor que va testeando la postura de la persona, indicándole que cambie de posición, si permanece mucho tiempo en la misma.
En otra versión, es Hoffice, de Eugenia Landaboure y Claudio Werthein, donde la tecnología permite aprovechar al máximo cada metro cuadrado. Con una caja redonda, gracias a paneles que se deslizan es posible tener dos niveles de guardado y hasta se puede ocultar la kitchenette. En el centro, una pequeña mesa, con el mismo formato del espacio, puede ser una unidad simple o dividirse en cuatro puestos al subirse paneles que se comandan desde un control remoto. Además, si se busca ganar privacidad, simplemente tocando un botón, se puede opacar cada panel.
Puertas afuera
En esta edición el paisajismo vuelve a recobrar terreno y muestra su creatividad al máximo. Los espacios se plantean para vivirlos, con diferentes objetivos, pero dando lugar a los hobbies y los placeres.
Para relajarse, Ariel Oliva introduce unas poltronas que nada tienen que ver con las que conocemos hasta ahora. Estas tienen una base metálica hexagonal cubierta por una red que sostiene a quien quiera reposar. También para meditar y leer es el jardín propuesto por Angie Dub, Luciana Szechter y Rodrigo Battaglia; ellos incluyeron un recorrido dinámico que culmina en espejos de agua donde la naturaleza se expresa a pleno. Por último, con una explosión de colores, el estudio Rama Park invita a poner atención en los materiales, en cómo se transforma la trama que nos rodea y también mirar aquello que descartamos. Así, con un deck como sustento, se dispusieron puff redondos con textura rústica, mesas bajas con damero y macetones que dejan crecer las palmeras. Por último, una instalación suspendida hace honor a las celosías de metal originales que lucía el convento y que multiplican la entrada de luz solar.