Los valores de venta oscilan entre US$ 60.000 y US$ 170.000; los alquileres, entre US$ 3000 y US$ 10.000 por mes.
Es tradicional que en la época de verano sean requeridas las amplias casaquintas del Gran Buenos Aires, tanto en la zona norte en Pilar, y General Pacheco en especial, como las del Sur, en Canning, Monte Grande, Gonnet, City Bell, Villa Elisa y Florencio Varela, o las del Oeste, Moreno y General Rodríguez en particular.
Empresarios, profesionales y comerciantes suelen alquilar alguna de estas viviendas para que vacacione la familia mientras ellos cumplen con sus tareas sin alejarse demasiado de sus lugares de trabajo habituales. De este modo mitigan, en parte, las incomodidades que ofrece el calor en la Capital y los alrededores. Darse un chapuzón en la piscina al volver de sus ocupaciones y luego tomar un aperitivo o unos mates, según las costumbres, en el parque arbolado es todo un placer. Sin embargo, el mercado no responde a la demanda con la oferta, que es escasa en este rubro inmobiliario.
¿Cómo se explica esto? Según Roberto Mateo, titular de Mateo Propiedades: “Es por la falta de inversión, hoy el que construye una casaquinta es para uso propio, no la hace para alquilar, porque los inversores ahora edifican en barrios cerrados, donde hay gente que mantiene o compra una casa para inversión”. María Pilar Amado, encargada de la división countries de Walter Amado Propiedades, amplía la opinión: “En localidades próximas a La Plata, la demanda continua, aunque en general hay diversidad de criterios. Tanto por cuestiones económicas como por las preferencias personales. Sólo se comercializan las construidas en otros tiempos, lo que no alcanza para cubrir la demanda”.