Unidades a medida de los compradores

Existen más de 20 “modelos de nucleamiento familar” y los desarrolladores exploran nuevos nichos de negocios; arman proyectos customizados diseñados por quienes los habitarán.

Cada unidad lleva el proyecto de sus dueños

La tendencia a customizar está presente en diferentes ámbitos de la vida cotidiana. No debería extrañar entonces que los emprendimientos de vivienda vayan también en esta dirección. El arquitecto Darío López, director del estudio de arquitectura y desarrollo inmobiliario Arquitectonika, cuenta su experiencia con PH Jaramillo, un edificio personalizado en el que cada departamento lleva el sello de quienes lo habitan. El emprendimiento surgió a partir del encargo de unos clientes que convocó al estudio para gestionar la compra del terreno, proyecto y dirección de obra de un edificio de cinco pisos con departamentos en los que vivirían diferentes miembros de la familia. El proyecto significó un cambio de concepto en los modos de trabajar, ya que generalmente los inmuebles se hacen para los inversores, no para el usuario final. Además, la novedad era que todos querían participar en las decisiones referidas a sus departamentos, lo que derivó en un programa de necesidades adaptado a diferentes modos de vida.

Cada unidad tiene la misma cantidad de metros cuadrados, pero las diferencias se hicieron notar en los revestimientos, el amoblamiento de cocina o el volumen de los placares, hasta en la disposición y la cantidad de ambientes: uno de los departamentos, por ejemplo, cuenta con una cocina tradicional cerrada, mientras que otro, en el que vive una familia con hijos pequeños tiene una moderna cocina integrada. “En el caso del departamento para la pareja con chicos, en vez de dos dormitorios grandes, de cinco por cuatro, nos pidieron dormitorios anexados. Hicimos un dormitorio de diez por cinco para los dos chicos que tiene doble ventilación, es como un loft y está todo preparado para dividirlo por la mitad en el futuro y que queden dos dormitorios de cinco metros por cuatro”, detalla el arquitecto. Además, se construyeron dos monoambientes y un dúplex, que la familia decidió vender.

López explica que se trató de una experiencia que refleja la moda que crece en Buenos Aires y en las grandes ciudades, donde la gente busca cada vez unidades más personalizadas. “Cambiaron complemente las necesidades en muy pocos años, y la tendencia hoy es a la flexibilidad en los modos de uso. Generalmente en los edificios la rentabilidad de los desarrolladores e inversores aumenta cuanto más estandarizás. En este caso ellos eran propietarios y usuarios finales que habían recorrido toda la zona y no habían encontrado ningún edificio. Por eso decidieron salir a construir su propio lugar. Finalmente, no sólo les salió más barato que comprar un departamento nuevo a estrenar terminado, porque lo hicieron al costo, sino que además lo hicieron a su gusto”, sintetiza una ecuación que resultó bien para todos, y se convirtió en el puntapié que empujó al estudio a lanzarse a nuevas experiencias similares en otras zonas.

“¿De qué manera se pueden pensar las viviendas en la primera cuarta parte del siglo XXI? Hoy no se puede circunscribir en un modelo estático. La vivienda tiene que acompañar al crecimiento familiar, el decrecimiento y también a los impactos de la tecnologías y los cambios en la vida de las personas. Se han producido muchísimas modificaciones en la familia a lo largo de los últimos años, al punto de que hoy hay 27 modelos de nucleamiento familar. Todo eso abre un nicho, pero también saca de juego el modelo de vivienda para la familia tipo ¿Cuál es la vivienda “tipo” que hay que hacer? ¿De qué manera la arquitectura va a acompañar todos estos cambios en los modos de habitar?”, se pregunta, con visión a futuro, Daniel Silberfaden, al frente del estudio que lleva su nombre. Su rol como decano de la facultad de arquitectura de la Universidad de Palermo le permite combinar su trabajo en el estudio con tareas de investigación en contacto con las últimas tendencias.

Cuando Julián Aróstegui, un antiguo cliente del estudio que había comprado una fábrica de productos prefabricados para la construcción le encargó a Silberfaden hacer viviendas unifamiliares, esas inquietudes se canalizaron y dieron nacimiento al concurso Una Casa. El certamen abrió la propuesta y convocó a sesenta estudios a generar proyectos de viviendas que respondieran las nuevas realidades: desjerarquizar la vivienda, flexibilizarla y lograr que se adapte a los cambios de manera eficiente.

El resultado del certamen fueron cinco trabajos ganadores pertenecientes a los estudios: AtoT, BAAG, BaBO, Carballo Errasti Arquitectos y STC. Estos fueron contratados para realizar el proyecto y supervisar los prototipos que se están construyendo actualmente, hasta el ajuste de todas sus piezas. A partir de allí, la idea es comenzar con una producción en serie con viviendas que puedan comercializarse en shoppings y supermercados.

Prima Casa, el prototipo que diseñó el propio estudio Silberfaden, consiste en dos módulos de 25 metros cuadrados con cocina, estar y comedor, con una doble apertura y espacialidad, a los que se le pueden acoplar otros 25 metros cuadrados. Silberfaden destaca que se trata de una casa increíblemente bien aislada y con una estética de diseño. El material fundante son vainas de pvc que se rellenan de hormigón. Cada vaina viene con una plancha de aislante térmico y se van acoplando como capas de madera mediante un sistema de macho- hembra. La idea es que la casa se pueda customizar, y se trata de arrancar con un núcleo pequeño, que se pueda adquirir por aproximadamente 15.000 dólares.

El arquitecto hace una analogía con la industria automotriz para explicar la importancia de empezar a pensar nuevas formas de construcción que solucionen de manera más eficaz el tema de la vivienda evitando el desperdicio y abaratando costos. “Los arquitectos tenemos que hacer casas que la gente pueda comprar, y eso está fallando. En la industria automotriz, por ejemplo, se prueban los productos, y todos los años se incorporan tecnologías para que cada modelo supere al anterior en general, mientras que la industria de la construcción sigue igual desde hace cincuenta años. Este tipo de viviendas tiene un tiempo mucho menor de construcción, que puede ser de tres meses por ejemplo, y eso abarata los costos. Además, como se trabaja con un prototipo y se realizan pruebas, la precisión es mayor y disminuye el margen de error”, dice Silberfaden, para quien este tipo de viviendas es sólo una solución posible a la cuestión.

“El quehacer del arquitecto ha cambiado. Creo que la tendencia en viviendas es hacia espacios más móviles y flexibles, casas con múltiples posibilidades de crecimiento, que fluctúen en función de los hábitos de sus habitantes”, dice Agustín Moscato, del estudio AToT, uno de los ganadores del concurso Una Casa.

El proyecto que resultó elegido, cuenta Moscato, incluyó diferentes conceptos presentes en otros trabajos del estudio en viviendas, como una lógica de diseño flexible que permite que la casa incorpore tecnologías y pueda ir adaptándose. Los materiales también tienen un enfoque original: una de las novedades de la casa de AToT es que se utilizaron paneles frigoríficos. El arquitecto revela que se trata de un material que vale un 40 % de lo que cuesta el ladrillo y aísla el doble. Se trata, dice, de empezar a cambiar la mirada y encontrar soluciones diferentes a cuestiones que interesan a todos.

Por Gabriela Koolen, Sábado 18 de febrero de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION

Demanda para todos los gustos

Los compradores cierran operaciones por departamentos de entre U$S 150.000 y U$S 200.000. También se buscan unidades de tres y cuatro dormitorios.

A la hora de analizar cuáles son los departamentos más demandados, los especialistas aseguran que “todo” se mueve en usados. “Pero los que más se consumen son los que están en un rango de precio de entre US$150.000 y US$ 200.000”, detalla Hernán Siwacki, titular de Capital Brokers.

El tema de fondo es que en los últimos años los desarrolladores, pensando en una demanda concentrada en inversores, apostaron a tipologías de uno o dos ambientes, razón por la que hoy faltan unidades de tres o cuatro dormitorios. Un dato que podría estar revelando cierta oportunidad de mercado.

También escasean los departamentos premium. Esto es, inmuebles caros, en ubicaciones top y con todos las amenities incluso ser-vicios de seguridad.

“Es un producto que se ha comercializado activamente durante los últimos me ses”, agrega Siwacki. Esta escasez, analizan en el sector, es la que anticipa una revalo-rización de este tipo de inmuebles, sobre todo si se tiene en cuenta la falta de oferta de terrenos para hacer torres o este tipo de emprendimientos.

Respecto a las zonas, el corredor norte y los barrios que tienen buenos accesos y medios de locomoción son los más demandados, principalmente por parte de consumidores finales que buscan unidades de entre tres y cuatro ambientes.

En relación a los inversores, no es casual que prefieran comprar unidades de hasta 100 metros cuadrados. “Las tipologías pequeñas tienen más mercado y llegado el caso son más fáciles de convertir en cash”, afirma Inés Modern, gerente de la sucursal Recoleta de Toribio Achával, quien, de hecho, recomienda a sus clientes más líquidos invertir en dos departamentos chicos en lugar de uno grande.

“Ante un mismo metraje, aunque sean 35m2, siempre conviene un dos ambientes en lugar de sólo uno. Y la cochera, por cierto, siempre hace una diferencia importante a la hora ofertar un alquiler”, subraya Dina Crusizio desde LJ Ramos.

Clientes: lo que ellos quieren

Pero, ¿cuáles son las propiedades preferidas por la demanda ? Gabriela Goldszer, desde Ocampo Propiedades, perfila al cliente a partir de sus necesidades. “Aquél que busca su casa privilegia en su elección lo emocional y todo lo que tiene querer con su gusto y preferencia; es decir, cuestiones esencialmente subjetivas”, describe.

“El inversor, en cambio, es un cliente más racional, que va a evaluar el monto de las expensas, la ubicación de la unidad y las amenities con que cuenta el departamento, todas variables que influirán en la rentabilidad futura”, detalla quien además es vicepresidenta del Colegio Profesional Inmobiliario. El lista-do de requisitos que definen la elección de los clientes se completa con ” la calidad del edificio, el estado general del inmueble, la distribución de los ambientes, la luminosidad, la seguridad y el factor más importante, que es la relación precio/m2, dada por el barrio”, remata Siwacki. • V.A.

Sábado 29 de octubre de 2016
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION