En algunas avenidas porteñas reinan frondosas arboledas como en Pedro Goyena, Federico Lacroze y de los Incas, creando un clima agradable que contrasta con el trajinar diario
La atractiva y ecléctica ciudad de Buenos Aires cuenta con coquetas y arboladas avenidas que le aportan una atmósfera especial y distinta. Esos espacios porteños parecen escapar a la vorágine cotidiana que se vive en el resto de la urbe. Esas distinguidas arterias -entre las que se destacan Pedro Goyena, Federico Lacroze y la avenida de los Incas- resultan pequeñas perlas dentro del mercado inmobiliario, que parecen quedar ajenas al amesetamiento del sector. En estas cotizadas avenidas conviven modernos edificios con importantes casonas de época que le aportan una fisonomía singular.
Pedro Goyena es una de estas arterias más buscadas que nace en avenida La Plata y a lo largo de sus 17 cuadras despliega toda su belleza. “La frondosa arboleda abovedada genera un magnífico clima residencial, con sombreadas veredas en verano y un colorido que le brinda un toque especial en otoño. Por la noche, lejos de perder su encanto se enriquece: las luminarias generan verdes oscuros que se entremezclan con las luces de los importantes edificios que nacen sobre la avenida. Mientras que desde los pisos altos la arboleda se asemeja a una larga alfombra verde. Características que la convierten en una artería tan atractiva como única”, describió Luis D’Odorico, de D’Odorico Propiedades, que se anima a comparar esta traza con Melián y Coronel Díaz.
Aquí conviven las viejas construcciones de los petit hoteles, que aún hoy conservan no sólo su rica arquitectura, sino también alto valor comercial. “A esta calle la busca el público que otrora se instaló en torno del parque Rivadavia. La mayoría cuenta con alto poder adquisitivo y suele ser de la zona que ha vendido sus casas o pisos de mayor metraje, y optó por vivir en un moderno edificio”, afirmó D’Odorico. Y agregó: “El crecimiento residencial impulsó la llegada de nuevos comercios, sobre todo gastronómicos, cafetería, panaderías artesanales y petit restaurantes, que le aportan un singular colorido”. Seguí leyendo “Refugios verdes en Buenos Aires”