Salta, Tucumán, Bariloche y Neuquén son los destinos preferidos por las cadenas pero también crecen ciudades menos turísticas
La conectividad aérea no significa solamente más facilidad para llegar a un determinado lugar: son negocios que surgen y viajeros que conocen nuevos destinos. Con ellos, además de las personas, arriban los hoteles, y el interior de la Argentina, en medio de un plan para aumentar la cantidad de conexiones hacia 2019. Los datos del Ministerio de Turismo indican que a fines del año pasado había en construcción 113 nuevos establecimientos de alojamiento turístico por un monto total de inversión de, aproximadamente, $9000 millones.
Dentro de ese monto, y según los últimos datos de noviembre de 2017, unos $4500 millones corresponden a emprendimientos que serán inaugurados bajo franquicias o management de cadenas internacionales, y otros $2000 millones son de cadenas nacionales. Los anuncios de proyectos hoteleros eran, en ese momento, 81 por un monto de $8300 millones. Salta, Tucumán, Bariloche y Neuquén lideran con importantes anuncios o aperturas recientes de cadenas de renombre, pero también crecen ciudades que no son destinos típicos de viajes o negocios, como en el caso de San Francisco (Córdoba) o Santa Rosa (La Pampa).
Las grandes capitales del interior están en proceso de expansión hotelera. Salta fue la sede elegida por las cadenas Accor y Álvarez Argüelles. La primera, internacional, inaugurará en 2020 un hotel de la marca Mercure de 72 habitaciones en un proyecto mixto en el barrio de San Lorenzo. La segunda, local, también apostó por un desarrollo de usos mixtos de 8600 metros cuadrados en el centro de la ciudad con residencial y oficinas para su marca Brizo, que abrió el año pasado con 70 habitaciones.
“El noroeste argentino (NOA) es un mercado que tiene oferta pero entendemos que necesita una nueva hotelería, una más actual. Nuestro hotel en Salta tiene un esquema de funcionamiento más adaptado a los tiempos actuales. En uno de los últimos niveles se está construyendo un espacio de trabajo colaborativo, y de esa manera sus espacios tiene usos complementarios”, explica Héctor Arias, gerente de Desarrollo de Álvarez Argüello, sobre el Brizo en el centro de la ciudad.
Neuquén es otra gran ciudad del interior con novedades: a fines de este año allí se inaugurará un Hilton Garden Inn, un proyecto de la cadena internacional que ya funciona en Tucumán y que en el caso de la ciudad patagónica pretende convertirse en el hotel preferido de los viajeros de negocios. “Es el centro de petróleo y gas más importante de la Patagonia pero es una ciudad, como muchas otras del interior, donde hay demanda pero no hay oferta que acompañe en cantidad ni en calidad. En la mayoría de estas ciudades, los hoteles se construyeron hace más de 30 años”, señala Fabián Rodríguez Suárez, director gerente de Desarrollo de la compañía.
Para mediados de este año, Rosario espera la inauguración de otro hotel de 160 habitaciones de la cadena Álvarez Argüelles, en la zona de Puerto San Martín. En 2017 también tuvo su apertura con un hotel Dazzler, perteneciente a la cadena internacional Wyndham, en el centro de la ciudad. Sin embargo, explica Jimena Faena, directora de Marketing de la empresa, la estrategia de la compañía no es ir tanto por las grandes ciudades sino más por las “secundarias”, es decir, aquellas con un tamaño considerable pero que no son capitales ni centros grandes de negocios o culturales.
“La principal oportunidad en la Argentina es la falta de hoteles confortables en ciudades secundarias del interior”, detalla, y añade que el año pasado la cadena también inauguró un Howard Johnson en San Francisco, Córdoba, y un Esplendor en la Estancia Fangio de Balcarce. La marca Days Inn de la cadena desembarcará este año con más hoteles en ciudades del interior del país.
Santa Rosa, por su parte, tiene un nuevo hotel de 72 habitaciones y 3000 metros cuadrados, también de la cadena Álvarez Argüelles. “La Pampa es uno de los tantos mercados que hay en la Argentina que tienen posibilidades de desarrollo”, indica Arias.
Mariano Carrizo es director ejecutivo de SFC Worldwide, una consultora especializada en negocios hoteleros, pronosticó los destinos que pueden despertar el interés de los hoteleros. Uno de ellos es San Martín de los Andes, una ciudad patagónica “secundaria” en comparación con Bariloche que recientemente renovó su aeropuerto. Tucumán y Salta, en el noroeste, también “mejoraron su conectividad aérea” -en el segundo caso, ya hay vuelos directos a Lima, Perú- y así cada vez hay más interés en mejorar su oferta de alojamientos. En sentido inverso, el ejecutivo señala que Ushuaia tiene un alto potencial de ser un destino muy atractivo por sus largas temporadas de esquí y por el turismo del resto del año, además de su actividad económica, pero que le faltan cadenas hoteleras por la distancia. “Son tres horas de avión para llegar. La conectividad mejoró pero tiene mucho por hacer, porque los pasajes en algunos momentos del año son caros. Además, es un destino que cayó con la crisis en Brasil, pero ahora hay expectativa de que va a ir mejorando”, expresa.
¿Hay ciudades más o menos rentables? Sí, y los datos que elaboró la consultora sobre la base de la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) del Indec arrojan que, por el cruce entre la tasa anual compuesta de crecimiento de oferta y demanda, los destinos donde más “falta” alojamiento son La Falda (Córdoba); Tucumán; Villa La Angostura (Neuquén); Viedma (Río Negro); Ushuaia e Iguazú. Entre las posiblemente complicadas, Carrizo señala a aquellas ciudades que tienen un perfil vinculado a un solo sector de la economía y no al turismo, como Comodoro Rivadavia y Añelo.
El ejecutivo de SFC ve una fuerte posibilidad de crecimiento de las cadenas en el interior: “Hoy el 80% del alojamiento en la Argentina es independiente, y hacer rentable un negocio de esa manera es difícil. Eso va a hacer que, con el tiempo, esos independientes terminen integrándose a una cadena o a poner su propia franquicia”, expresa.
¿Qué es un hotel moderno? La tendencia es que el proyecto sea parte de un complejo de usos mixtos, con residencia y oficinas, para que todas las partes puedan utilizar amenities en común y así aprovechar mejor los espacios. Tal es el caso de Brizo y Mercure en Salta. “Incluir las marcas en este tipo de proyectos inmobiliarios es una tendencia global de hace unos cuantos años, aunque en la Argentina es incipiente”, describe Arias, de Álvarez Argüelles. Las ventajas, además del uso de los espacios, tiene que ver con la posibilidad de que los hoteles “ganen” clientes que van desde los familiares que visitan a quienes residen en el lugar hasta trabajadores de la oficina lindante. Carrizo añade la segunda: la posible “refuncionalización” de los edificios. “En hotelería es muy difícil por todos los requerimientos que existen, pero el desarrollador que hace el proyecto sí puede pensar en una salida en caso de que el plan original no funcione. Lo normal es transformarlo en un apart hotel o en departamentos para alquiler”, finaliza.
Por Sofía Terrile, Lunes 26 de febrero de 2018
Publicado en el suplemento Inmuebles comerciales e industriales del diario LA NACION