Como casi no se puede construir allí, se extienden los límites para levantar edificios de dos o tres niveles cerca de esta zona; muchos de los que la eligen son jóvenes, cuyas familias han echado raíces en el eje norte.
Aunque el Tren de la Costa ya no es lo que era, la estación de Punta Chica conserva su encanto original. Allí, en un cafecito que suma el verde pastel de sus puertas y ventanas a los vigorosos verdes de los árboles que lo rodean, desayuna Vicky Casaburi, 24 años, productora de un programa televisivo de deportes. “Todas las mañanas, antes de ir al estudio paso por acá a tomarme un licuado Bikers -de frutilla, durazno, naranja, pomelo- con alguna medialuna o masita.
Lo hago mientras leo los diarios y adelanto algo de laburo. Vivo con mi pareja a un par de cuadras, pero sigo esta rutina desde mi época de universitaria, cuando todavía estaba en la casa de mis papás, en un club náutico. Adoro esta zona, los días de semana retranquila y sábado y domingo se llena de gente linda que viene a disfrutar de los restaurantes y barcitos cercanos al agua, pero el clima del lugar siempre tiene algo de vacacional, de festivo”, concluye Vicky que, de algún modo, parece resumir el sentir de muchos otros residentes del lugar.
“Punta Chica no es oficialmente un barrio en el sentido que pueden serlo Belgrano o Caballito. Es un retazo netamente residencial del corredor norte; se extiende desde la Avenida del Libertador hasta el río y desde la calle Uruguay hasta la calle Del Arca, partido de San Fernando. Sin embargo, también se conoce como Punta Chica al sector de Beccar que va desde la Avenida del Libertador hasta el río y desde la calle Uriburu hasta la divisoria del partido. Tanto es así que la propia estación Punta Chica del Tren de la Costa se encuentra situada por mitades entre los partidos de San Fernando y San Isidro”, aclara Carlos Scarpati, titular de la firma que lleva su nombre y que opera en la zona. Seguí leyendo “Punta Chica – Entre el río y el verde, una zona que mantiene su fisonomía”