En el cuento de los tres chanchitos, el ladrillo se proponía como la única opción sólida y perdurable. Cualidades vigentes en estos días, sólo que a diferencia del cuento el acceso al techo propio resulta inalcanzable en la Argentina. Qué se puede esperar luego de los comicios de mañana en la mirada de empresarios y dirigentes del sector.
- En este momento de progreso económico en el que está inmersa la Argentina es clave tratar de resolver el problema habitacional existente, generando un compromiso entre la clase dirigente y el empresariado, con el fin de brindar soluciones concretas y viables que posibiliten el acceso a la vivienda a la gente que más lo necesita. Para eso es fundamenta brindarles la posibilidad de acceder a créditos que por su costo y plazos sean auténticamente accesibles, y lograr entre el Estado y los desarrolladores, metodologías fiscales que permitan disminuir los costos de las viviendas, para que entre todos podamos saldar esta deuda que tenemos con la sociedad.
Carlos de Narváez, presidente de Ribera Desarrollos .
- A mi criterio para hacer frente al déficit habitacional es necesario implementar varias e importantes medidas que aquí enumero: crear incentivos a los desarrolladores para construir viviendas destinadas a consumidores finales y no sólo para los inversionistas. Otorgar algunos premios impositivos y también exenciones para los desarrolladores, financiar las ventas en pesos a tasa fija quedando a cargo gubernamental la absorción de los desfases inflacionarios, subsidiar las tasas y las indexaciones para la primera vivienda, crear un régimen de licitaciones de terrenos del Estado para la construcción de viviendas. También ofertar tierras para la constitución de fideicomisos al costo para construir viviendas con bajo valor de incidencia y bajos costos administrativos.
Luis Perelmuter, presidente de la firma Kineret.
- Nosotros creemos que para revertir el déficit habitacional hace falta que se generen políticas financieras y cambiarias que posibiliten el acceso al crédito hipotecario para la adquisición de viviendas. Sin reglas claras para un segmento de la población, el sueño de la casa propia será inalcanzable.
Héctor Salvo, gerente general de Raghsa SA.
- Robert Skidelsky, discípulo de John Maynard Keynes, escribió una excelente biografía en tres tomos de su maestro. Cuenta los esfuerzos del economista para mantener equilibrado el nivel de precios: todas las recomendaciones de su política económica iban en esa dirección, en hacer previsible esa variable clave para los negocios, las inversiones, el empleo, ya que de esa manera se puede dar un horizonte razonable, confiable, para que se puedan tomar decisiones económicas con datos lo más seguros posibles. Esta idea de Keynes me parece que es lo que podemos pedir a los políticos que van a gobernarnos los próximos cuatro años. Es verdad que el ladrillo es un buen resguardo del valor de los ahorros, y por lo tanto el sector esté en permanente crecimiento. Pero eso no valida que al sector le convenga en el largo plazo. Las decisiones de Real Estate suelen comprometer mucho dinero y en un plazo relativamente largo, lo cual implica que las variaciones de precio le afectan. No pedimos milagros, pero sí un cambio cultural, de respeto a las instituciones, al valor de la moneda, a los contratos. La tan mentada seguridad jurídica. Y de la mano de este esfuerzo se podrán generar las condiciones para que haya vivienda para todos: inflación baja y crédito a tasas razonables.
Diego Donnelly, director del programa Real Estate del IAE.
- Desde luego que para generar financiamiento hipotecario para la clase media, al margen de las medidas económicas, creo que se necesita confianza en el país y en su economía para que las entidades bancarias puedan otorgar créditos a largo plazo, con intereses lógicos que permitan a la gente que tiene un buen sueldo comprometer parte de su ingreso en un crédito. Las entidades tienen liquidez y aun así este tema no se trata. La clase media necesita de sus padres, su familia y algo más para poder arrancar con alguna vivienda. Los empresarios tratamos de que puedan acceder construyendo proyectos en zonas de menores valores y que el tiempo de construcción sea un paliativo para que puedan comprar. Ya hemos tenido anuncios del Gobierno sobre créditos para la vivienda que jamás se concretan y castigan a la gente de bien con una ilusión frustrada.
Horacio Mieres, director de Mieres Propiedades.
- Para que vuelva el crédito hay que atacar la inflación. Decía una nota publicada por La Nacion la semana última que tenemos que pedirle al nuevo gobierno reglas de juego claras y políticas que fomenten la inversión. Entre estas reglas, una clara y seria política antiinflacionaria es el primer paso si se quiere que vuelva el crédito hipotecario a la Argentina. Con los niveles actuales de inflación no puede haber crédito hipotecario. Es casi una lección de manual de macroeconomía. Hace un par de semanas, cuando pregunté en un curso cuál es el principal problema que afecta al mercado inmobiliario, la respuesta unánime fue la inflación. Muchos podrían decir: es la falta de crédito. Pero resulta que una es consecuencia de la otra: con inflación no puede haber crédito hipotecario.
No existe sobre la faz de la Tierra país que haya dado fin al déficit de vivienda sin implementar un sistema de crédito. Hay que dominar la inflación y luego desarrollar un sistema de crédito ajustado por la inflación.
Mario Gómez, director de Le Bleu Negocios Inmobiliarios.
- La solución está al alcance de la mano. Sólo se requiere determinación, voluntad y capacidad para encarar esquemas distintos. Esquemas que han sido probados en países vecinos y que escapan de la visión neoliberal de los mercados financieros.
Créditos hipotecarios ajustados con la variación salarial permiten cuotas accesibles para millones de familias, similares a un alquiler, sin las angustias que se presentan al momento de renovar el contrato de alquiler. Complementados con un subsidio directo a los sectores mas necesitados de la protección del Estado, constituyen el núcleo de un sistema financieramente sostenible que en una década puede resolver el problema habitacional.
Las consecuencias: viviendas dignas para millones de familias, cientos de miles de puestos de trabajo nuevos que brinden un horizonte laboral a jóvenes hoy excluídos del sistema, canalización del ahorro interno a actividades productivas, y no a la compra de divisas, aumento de la recaudación fiscal, promoción de la redistribución poblacional, recuperación de la calidad de vida en armonía con el medio ambiente, mejora de la salud pública y, sobre todo, eliminación de una fuente de serias tensiones sociales que ha acarreado trágicas secuelas de enfrentamientos y muertes.
Ing. Fernando R. Esquerro. Desarrollador. Presidente de Dirikon S.A.
Publicado por La Nación, 22 de octubre de 2011