Lamentablemente el tema central que caracterizó las primeras semanas de enero es la inseguridad, que incluyó diversidad de robos, también a bancos, sembrando incertidumbre y miedo en medio de escenas trágicas signadas por la violencia incluso en manos de menores de edad.
Al finalizar diciembre y en el comienzo de este mes faltó luz, hubo largas filas en busca de surtidores porque no había suficiente nafta y todavía hoy escasean los billetes.
Y como todo verano, han comenzado las polémicas efímeras que seguramente se pulverizarán dentro de poco tiempo, pero que ocupan el interés en estos días cálidos, cuando la gente debería vivir en calma porque es época de vacaciones y sería ideal tener un respiro incluso en Buenos Aires, para los que no se pueden ir afuera, en lugar de cada vez más preocupaciones.
La inflación persiste y los temas fuertes se recalientan en este año eleccionario. De hecho, los cruces entre los candidatos ya están sobre el tapete y serán parte de la gran batalla política de 2011.
La buena noticia es para el ladrillo, que se mantiene liderando las inversiones (en la Argentina) y que tiene la capacidad de preservar el patrimonio de miles de argentinos en su país y en el exterior y a prueba de toda clase de crisis. Así lo revela un sitio en Internet que cuenta lo bien que se ha posicionado este segmento de la economía en una década y cómo el ahorro volcado a propiedades superó incluso al dólar.


Ostenta las torres más altas de Buenos Aires, pero son pocos los que eligen vivir allí. Tiene un estricto sistema de vigilancia, con más de 20 cámaras, y fama de ser el barrio más seguro de la Ciudad, pero no a muchos a quien cuidar. Y en enero, regala un sol que arde. Pero en Puerto Madero no molesta a nadie. O a casi nadie: según datos del Censo 2010, hoy la ocupación llega a apenas el 28%. Si Puerto Madero fuera como Palermo, que cambia de nombre según las modas, seguramente ahora se llamaría Puerto Fantasma.