El auge de solicitudes por saber el valor de una propiedad expuso la disyuntiva de cuánto deben cobrar las inmobiliarias por el servicio; qué dice la ley y cómo se aplica en cada negociación.
El blanqueo aumentó la demanda de consultas en las inmobiliarias. “Mucho llamado pero poca operación concreta” es la foto que describen quienes están en la primera línea de contacto con los posibles compradores. “Sin dudas que el régimen de blanqueo funcionará y el sector se verá beneficiado”, afirma Héctor D’Odorico, presidente del Colegio Profesional Inmobiliario. El gran dilema es saber cuándo se hará efectivo. “El diseño de este programa no premia a quien ingresa primero al mismo, razón por la que no existen incentivos para entrar en noviembre. Hay pocas precisiones sobre el funcionamiento y no están claros los beneficios del programa”, agrega. Raúl Mel, presidente de la inmobiliaria homónima, detalla que si bien se han concretado operaciones a través de este operativo, ” ha sido un volumen inferior al realizado con los cedines. Esto se debe principalmente a que este blanqueo presentó muchas otras opciones además de realizar la posibilidad de comprar una propiedad”. En el corto plazo, la expectativa es que la tendencia impulse a las operaciones y que las personas finalmente utilicen los fondos aplicados a este régimen. “Cuando se puedan extraer estos fondos para adquirir unidades escriturables, esperamos que las operaciones aumenten”, afirma Mel.
Diego Migliorisi, socio gerente de Migliorisi Propiedades, se animó a dar números. “Él mercado en general creció un 35 por ciento y fue parte del blanqueo el que aportó ese impulso. La operatoria es por transferencia y en el acto y eso motoriza el proceso”, afirma. Además, cuantifica que en el caso de su empresa, cerca de un 10 por ciento de las operaciones fueron a causa del sinceramiento fiscal. “También vemos que la gente confía en el sistema y no sale desesperada a comprar pero cuando encuentra algo que le gusta realiza la operación”, añade y anticipa que los efectos pueden extenderse durante todo el año que viene. “Haciendo una estimación razonable, al menos entre un 15 y un 20 por ciento de lo que se blanquearía en efectivo en nuestro país iría al real estate”, comenta el broker. En este contexto se dan algunas situaciones particulares como por ejemplo la obligatoriedad de pagar $1.000 por la tasación de un departamento de 60m2 ubicado en Colegiales cotizado en un millón de pesos. En la Ciudad yen al menos 20 distritos de la provincia de Buenos Aires, hay más de un propietario que se pregunta a diario si debe o no pagar por una tasación. Sobre todo en este contexto en el que los interesados necesitan de esos informes para poder iniciar los trámites del sinceramiento fiscal ante la AFIP.
Alejandra Covello, presidenta de Covello Propiedades, dice que lo peor que le puede pasar a una inmobiliaria es que su cliente piense que se le cobra algo que no corresponde. “No les cobramos más del 0,1por ciento o 0,2 por ciento. Son tasas similares los honorarios que de los escribanos. No podríamos cobrar los montos máximos que están aprobados por ley porque nadie querría pagarlos”, opina la empresaria que tiene 28 años de experiencia en este mercado.
D’Odorico coincide y aclara que las tasaciones siempre tuvieron costo y por ende se cobraron. Y agrega que lo que pasó en el último mes es que con el blanqueo se evidenció que es un servicio que corno suele ser parte de una transacción comercial pasa desapercibido a pesar de que demanda mucho trabajo técnico. A fin de intentar responder a las preguntas más frecuente, como ¿debe cobrarse una tasación? o ¿cuánto debería costar?, La Nación consultó a una decena de especialistas: cámaras provinciales, colegios de martilleros, inmobiliarias y agentes.
La respuesta a la primera pregunta coinciden todos los casos: “sí, siempre debe cobrarse”. Es que se trata de un servicio que demanda un trabajo técnico profesional, dicen los expertos. También estuvieron todos de acuerdo al responder a la segunda pregunta: por ley el cliente debe pagar un porcentaje que oscila entre 0,1% y 0,5% sobre el valor total de una propiedad. “Siempre se cobraron. Lo que ocurre habitualmente es que los honorarios por ese servicio se incluyen en la operación inmobiliaria a realizar. Ahora hay dudas porque con el auge de solicitudes por el blanqueo se pidieron sólo los informes y no hubo operaciones detrás”, explica D’Odorico. Según el presidente del Colegio Inmobiliario Porteño, suele ser una costumbre de las inmobiliarias, sobre todo de las más chicas, bonificar la tasación cuando el cliente le permite hacer un negocio con la venta de su inmueble. “Esa es la razón por la que muchos creen que el servicio es gratuito o debería serio”, subraya. Los colegios de todo el país, como también la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA) sugieren a sus socios respetar los parámetros de la ley. Al menos intentar no cobrar por encima de esos porcentajes y, por supuesto, no hacer lo contrario. “El trabajo de tasación demanda una investigación de profesionales habilitados como ingenieros, martilleros y arquitectos; es una asesoría específica y por eso debe siempre cobrarse”, opina Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario.
Inicialmente el anteproyecto permitía a bancos y a martilleros públicos tasar inmuebles para facilitar el blanqueo, pero tras un reclamo sostenido de distintas cámaras y agrupaciones profesiones se modificó la normativa que luego fue aprobada por el Congreso. “Era una locura, uh banco no iba a hacerlo, porque no es su negocio, y además no tiene los elementos para valuar una propiedad como debe hacerse”, concluye Gómez Picasso.
Por Julieta Tarrés, Sábado 12 de noviembre de 2016
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION