En la primera década de este siglo, la afluencia de turistas y visitantes se había mantenido como en los 90;los últimos cuatro años, el mercado inmobiliario está menos activo, al ritmo de los avatares económicos.
CARILÓ (Enviado especial).- A más de 20 metros de altura, allí donde se logra la mejor vista a las playas que tienen al otro lado de la calle, pero también donde más se sufre el frío viento que sopla seguido y con fuerza, los obreros ajustan encofrados, acomodan fierros y esperan por el hormigón para sumar un piso más a lo que en seis a ocho meses será un nuevo apart para el balneario.
Un panorama muy parecido al que se puede ver a medida que se avanza desde la ruta 11 hacia la costa de Pinamar. Torres de departamentos empiezan o terminan de tomar forma a partir de proyectos que se pusieron en marcha en los últimos tres o cuatro años.
Más camas para turistas y residentes en destinos que crecieron a ritmo vertiginoso en los años 90, mantuvieron desarrollo sostenido durante la primera década de este siglo y en los últimos cuatro años viajan con su mercado inmobiliario al ritmo de la economía y, por qué no también y como pocas veces en las últimas semanas, los títulos de los diarios.
Las restricciones a las operaciones con moneda extranjera son un ejemplo contundente del primero de los casos. Un dólar confuso, con variadas cotizaciones, enfrió la compraventa de propiedades hace un tiempo. Y cuando en las portadas el término default se volvió familiar y creíble, como en estos días, los teléfonos y mails de las inmobiliarias del centro comercial se enfrían.
Los desarrollos que se vendieron o venden en pozo, en pesos y con financiación son los que mejor aceptación y dinámica han logrado para mantener vivo el ramo. Lo ya construido y usado, en cambio, está bastante frenado.
Los complejos multifamiliares que están en marcha en Cariló se cuentan con los dedos de una mano, la mayoría como continuidad de proyectos que venían en marcha y sólo uno está en etapa previa a los cimientos.
Que sean pocos los emprendimientos de este tipo tiene algo de lógica que va más allá de la economía: en Cariló casi no quedan lotes disponibles en áreas que permiten la construcción de hoteles, apartamentos o cabañas.
Pero donde quizá se siente más el golpe es en el desarrollo de unidades unifamiliares. El promedio de casas y chalets en obra cayó más de un 30% respecto de años anteriores en un balneario acostumbrado a que cada temporada se estrenen entre 90 y 100 propiedades.
“No se puede decir que el mercado esté parado, porque se concretan operaciones, pero lo cierto es que estamos viviendo un momento muy tranquilo para el sector”, confió Sara Vallo, de Constructora del Bosque, una de las principales operadoras inmobiliarias de Cariló. Seguí leyendo “Obras en pozo, las más buscadas”