Los brotes verdes asoman también entre los ladrillos.
La construcción en marzo repuntó: subió 10,8 por ciento frente al mismo mes del año anterior. Es el primer aumento del sector en 14 meses principalmente impulsada por la obra pública, clave en el acuerdo federal de construcción anunciado por el Gobierno a principio de abril. El mismo planea levantar 100.000 viviendas y reducir el déficit habitacional, reactivar el sector y crear 100.000 puestos de trabajo . Sin embargo, los “brotes verdes” aún no alcanzan para reactivar al mercado de la construcción privada -que representa al 75 por ciento del sector-. Es que pese al acuerdo para mejorar la competitividad, un dólar planchado y tasas elevadas no ayudan a que los empresarios se definan a arrancar con los proyectos en la gatera. Para lograrlo será clave que el Gobierno trabaje en la forma que permita utilizar los planes de crédito hipotecario para comprar unidades que aún no fueron construidas y que por ende, no se pueden escriturar. “El impulso que tomó la obra pública se expandirá a la privada por el efecto blanqueo y la financiación. El veranito durará”, afirma el economista José Luis Espert. Otra de las noticias de la semana fue el lanzamiento de las cajas de ahorros hipotecarias que implementará el Banco Nación. Se trata de un producto para jóvenes que funcionarán como una especie de garantía. La idea es que una persona mayor deposite dinero a nombre de un menor en una cuenta de ahorro.
Esos fondos se actualizarán por la Unidad de Vivienda (UVI) que sigue la evolución del índice de la construcción. Con lo cual la idea es que el dinero depositado en la cuenta de ahorro vaya actualizándose en el tiempo en función del valor del metro cuadrado de construcción. La novedad, en este caso, es que a los 10 años, la entidad se comprometería a financiar al beneficiario de la cuenta con un crédito hipotecario por hasta cuatro veces el valor de sus ahorros. Por otra parte y también con el objetivo de facilitar el proceso de compra de un inmueble, el Banco Central aprobó ayer una norma que obliga a los bancos a dejar sin efecto, de manera excepcional y a pedido explícito de sus clientes, los límites impuestos a las trans-ferencias electrónicas de dinero, para facilitar las compras de vehículos o de inmuebles. Apunta a remover la barrera que significa los topes para este tipo de movimientos de operaciones que, por lo general, llegan a un máximo de $100.000 por día. Así, las medidas que generan una mayor transparencia y “desburocratizan” la compra de una propiedad avanzan. El tiempo dirá si se reflejan en mayores ventas
Por Carla Quiroga, Sábado 29 de abril de 2017 Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
Los desarrolladores se animan a usar métodos alternativos a la combinación del ladrillo con el cemento; y hasta mezclan ambos sistemas.
El clásico ladrillo, el que tanto les gusta “acariciar” a los argentinos, tiene rivales que avanzan a paso firme y promete dar pelea en los próximos años. Si bien el sistema tradicional húmedo es el más difundido en la región, la construcción en seco -por entramado y paneles- gana terreno y los materiales “húmedos no tradicionales” como las placas de poliestireno expandido -EPS, mejor conocido como telgopor- o los bloques de hormigón celular son los nuevos representantes de métodos que prometen mayor rapidez y sustentabilidad y, en algunos casos, menor costo.
Algunas voces en el sector inmobiliario están empezando a hablar más fuerte sobre los métodos alternativos a la combinación del ladrillo con el cemento. Aunque varían según la zona en la que se edifique, las opciones de composición de los materiales son múltiples, y hasta se pueden mezclar con elementos de la construcción húmeda. El método de edificación en seco, entre sus principales ventajas propone una baja en el costo constructivo que, según fuentes del sector, puede llegar a representar hasta un 20 por ciento, si se utilizan los materiales de manera inteligente; sobre todo si se tiene en cuenta los denominados costos indirectos: menor desperdicio de material, tiempo de trabajo y gastos de logística.
Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, añade que darle más espacio a estas alternativas puede ser de gran ayuda para resolver el déficit habitacional en la Argentina, que hoy se calcula que afecta a 3,5 millones de hogares. “Claramente hay variables impositivas que inciden en el costo de la construcción, pero un sistema constructivo que conlleva mayor tiempo multiplica cualquier ineficiencia”, sostiene. Agrega que los costos actuales de la edificación por metro cuadrado -US$ 1100/m2- y la relación con el salario promedio “hace que mucha gente quede fuera del alcance de la vivienda propia”.
“Todavía tenemos la mentalidad de que las construcciones tienen que durar toda la vida, al igual que pensaban nuestros padres o abuelos. Actualmente hay casas que se tienen que dinamitar para poder volver a edificar en el terreno, y si esto se piensa hoy, ya no tiene sentido, porque ¿cómo va a ser la vida dentro de cincuenta o cien años? Deberíamos hacer viviendas que duren el tiempo razonable y que faciliten las reformas y los arreglos”, reflexiona Alfonso Bonfiglio, presidente de Anclaflex, una compañía que produce revestimientos, impermeabilizantes y masilla, un adhesivo para la construcción en seco.
Para este método la combinación más común es la de un entramado de steel framing -un esqueleto estructural de acero galvanizado- y paneles aislantes -con lana de vidrio, poliuretano, celulosa o EPS, entre otros-. De todas formas, las fuentes del sector coinciden en que no hay suficiente conocimiento de las ventajas que trae aparejadas el sistema y que todavía perduran los prejuicios.
El Instituto de la Construcción en Seco (Incose) calculaba en 2016 que, en la Argentina, el consumo aproximado de placas de yeso de habitante por año es de 0,8 metro cuadrado per cápita, mientras que en Chile ese mismo indicador asciende a tres y en los Estados Unidos, a nueve. Sin embargo, la tendencia crece: el organismo reunió un directorio nacional de poco más de 130 constructores en steel framing, el entramado más común en la Argentina que, por ejemplo, será utilizado para la construcción de 3000 jardines de infantes, anunciados por el gobierno en 2016.
Francisco Pedrazzi, vicepresidente de Incose, aclara que es una técnica que nació en los Estados Unidos, donde es muy popular, y que Chile es el país latinoamericano donde tiene mayor desarrollo por su buen comportamiento antisísmico. En la Argentina, está presente principalmente en la Patagonia, pero el potencial, aclara, está en todo el país: “La necesidad de construir con sistemas sustentables, factibles de ahorrar energía y tecnológicamente flexibles propiciarán un escenario de crecimiento”, predice.
El factor “sustentabilidad” juega a favor de la construcción en seco. En primer lugar, según datos otorgados por Dow -una de las compañías que fabrica material aislante para paneles- la construcción en seco consume hasta un 70 por ciento menos de energía, la utilización del agua es prácticamente nula en todo el proceso y la obra termina sin desperdicio alguno. La empresa añade que “la construcción tradicional de ladrillo es responsable del 40 por ciento de los residuos generados por una ciudad”.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el aislamiento térmico en la construcción permite ahorrar hasta un 50 por ciento de la energía que se utiliza tanto para la calefacción como para el aire acondicionado. “Un tabique común con lana de vidrio puede ser hasta un 75 por ciento más aislante que una mampostería de ladrillo hueco de 8x18x33”, explica Corinna de Barelli, gerente de marketing de Knauf, especializada en la fabricación de placas de yeso, y presidenta de Incose.
Por otro lado, Francisco Pedrazzi, vicepresidente de Incose, añade que el steel framing, por su composición en capas, “logra valores de aislamiento que ahorran en promedio tres veces más que una obra húmeda”.
Entre los mitos que envuelven a la construcción en seco, De Barelli señala el prejuicio de que proveen poco aislamiento acústico. La ejecutiva afirma que “un tabique común, comparado con un ladrillo de 8, ya aísla diez decibeles más” y que, si a eso se le suma, por ejemplo, lana de vidrio, el aislamiento puede llegar a ser un 30 por ciento mayor. El segundo mito más común es que se trata de estructuras débiles por su menor espesor. “Los productos tienen la misma resistencia que un muro de ladrillo. A un tabique de placa de yeso se le puede colgar objetos de 30 a 50 kilos por metro cuadrado y la pared no se cae”, apunta. La consultora especializada ConsulSteel añade que la diferencia en espesor del muro de la construcción en seco es una ventaja, porque permite un 13 por ciento menos de ocupación del terreno.
Asimismo, se trata de un método útil para cualquier tipo de construcción -tanto residencial como comercial- y realizadas para todos los niveles socioeconómicos. No obstante, se desaconseja el uso de steel framing en construcciones de más de dos pisos, ya que deja de ser un sistema competitivo en costos. Para las terminaciones de las construcciones en seco, se pueden utilizar, entre otros elementos, paneles de cemento, chapas acanaladas e incluso ladrillo visto. Se pueden combinar herramientas de la construcción húmeda sin problemas.
Las críticas a los sistemas alternativas están relacionadas con la pérdida de mano de obra y la durabilidad. “Existen construcciones tradicionales que tienen centenares de años demostrando la durabilidad del sistema; dudo que podamos decir lo mismo de otros materiales que están en el mercado hace menos de 20 años”, puntualiza Ángel Di Benedetto, director del Grupo Unicer, la organización que reúne a seis empresas fabricantes de ladrillos cerámicos. “El ladrillo, utilizado correctamente en un sistema constructivo de calidad, colabora con la aislación térmica que exige la ley”, agrega la arquitecta Sandra Amerise que asesora en sustentabilidad al grupo que entre sus productos tiene una línea de doble pared. La diferencia de este ladrillo con los convencionales es que tiene una mayor cantidad de huecos. Esto hace que se generen cámaras de aire que, al estar interrumpidas entre sí, no permiten que el aire pase en forma continua y cortan el puente térmico, controlando la temperatura interior y el intercambio de energía con el exterior. Otra característica es que tiene 25 cm de alto en vez de 19. Esto significa que la construcción de una pared requiere de una hilera menos de ladrillos, por lo cual la edificación tendrá una junta menos, disminuyendo la posibilidad de transmitancia térmica. “Este punto genera un efecto dominó de bonanzas: si hay una hilera menos de ladrillos, hay un ahorro económico en materiales y se aceleran los tiempos de obra; y si se utiliza menos material, la obra genera menos residuos y reduce su contaminación ambiental. Estas ventajas aplicadas en un plan de vivienda social, por ejemplo, ahorrarían mucho tiempo, dinero y energía”, señala Amerise y agrega que estos ladrillos están elaborados con arcillas aluvionales, aquellas que se extraen del segundo estrato del suelo y no son aptas para trabajos agrícolas o ganaderos. “Además la fabricación del producto no tiene ningún agregado químico”, concluye.
Di Benedetto argumenta que el concepto de “sustentabilidad”, en el que la construcción en seco le lleva ventaja a la húmeda, debe observarse de una manera holística. “No se refiere solamente al cuidado del medioambiente, sino también al de nuestra sociedad. Entendemos que la construcción con ladrillos genera empleo y movilidad social, ya que la mano de obra no requiere altos niveles de instrucción y puede emplear a aquellos que se ven en una situación de emergencia socioeconómica”, dice.
Sin embargo, De Barelli afirma que más de 3000 personas pasan por capacitaciones de Knauf por año -entre ellas, albañiles que buscan actualizarse y trabajadores de otros oficios que desean aprender sobre la colocación de placas de yeso- y que la construcción en seco es un método “que se aprende fácilmente”. Para los actores involucrados, es solo una cuestión de tiempo. “Paulatinamente, se está superando la idea errónea que sostiene que todo material de construcción debe ser pesado y voluminoso para ser de calidad”, reflexiona Graciana Calcavecchia, directora comercial de la constructora Criba, quien advierte que no hay que perder de vista el próximo desarrollo: la impresión 3D, que podría cambiar todas las reglas en el sector.
Cuestión de costos
Los datos de costos varían según la fuente, pero para la consultora ConsulSteel, especializada en investigaciones sobre steel framing, calcula que un proyecto con estructura de acero galvanizada y paneles de yeso con revestimientos tanto para el interior como para el exterior, el costo de la construcción por m2 alcanza los $ 10.500. En tanto, estima que el m2 en una obra tradicional con estructura de muros dobles portantes de ladrillos comunes y bloques cerámicos huecos portantes con interiores de ladrillo hueco ronda los $ 10.900, un 4,3 por ciento más caro.
En la construcción en seco, los materiales componen el 71 por ciento del precio final y la mano de obra, un 29 por ciento -contra un 64 por ciento y 36 por ciento, respectivamente del sistema tradicional-. Finalmente, el tiempo total de obra es de dos meses promedio para steel framing y seis meses para construcción húmeda.
Por Sofía Terrile, Sábado 29 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
Los desarrolladores buscan satisfacer la demanda de unidades de entre 40 y 100 m2 en edificios con servicios; son espacios que permiten la personalización y la refuncionalización.
Los avatares económicos que padece en los últimos tiempos la Argentina que en muchas compañías generaron la reducción de plantas de empleados y el achicamiento de gastos -fruto del incremento en las tarifas de los servicios, entre otros gastos-trajo un fuerte cambio en las demandas del mercado oficinas, el cual parece haber dejado -al menos por un tiempo- la búsqueda de locaciones amplias para concentrarse en unidades de dimensiones pequeñas con superficies que van entre los 40 y los 100 metros cuadrados.
Según los especialistas, el interés por este tipo de producto no sólo se centra en las pymes y en los profesionales independientes. Las grandes empresas también comenzaron a plantearse un cambio de paradigma laboral que profundiza aún más el modelo colaborativo.
Sin duda algo que queda claro al hablar con los referentes del sector es que esta multiplicación de factores amplía la demanda y estimula la oferta, planteando para los desarrolladores un nuevo desafío que les permita armar un producto capaz de satisfacer a estas nuevas necesidades sin dejar de ser rentable. “Esta dinámica dio lugar a un nuevo nicho que genera el nacimiento de edificios de oficinas o mixtos con plantas flexibles, de menor dimensión, en las que predomina un entorno de trabajo. Esta tendencia propone más espacios comunes de calidad como un business center, coffee lounge, terrazas, piletas, gym y social room entre otros” destaca Marcelo Buyo, gerente general de Grupo Portland que construye Palmera Bureau. “Es un edificio con unidades de oficinas chicas con los amenities de un edificio de lujo”, agrega.
Para Bruno Martino, director ejecutivo de la constructora Comasa, la mutación que vive el mercado está llevando al sector corporativo a un escenario que no es del todo desconocido dado que hace un tiempo ya se había vivido algo similar. “Este es un fenómeno que se instaló nuevamente en el sector corporativo. Su reaparición hizo proliferar nuevas obras, las cuales responden a los parámetros de calidad actuales, es decir que cuentan con diseño de espacios con altos niveles de personalización y muebles funcionales, pensados para profesionales independientes, empresas en crecimiento o pymes a las que se les dificulta el ingreso a oficinas tradicionales o que buscan asentarse en un punto estratégico con acceso rápido a Capital Federal y a todos los corredores”, relata el ejecutivo. Hoy la empresa que lidera desarrolla Vilanova Office, un complejo corporativo que busca transformarse en el primer business center del corredor oeste.
En medio de este escenario la personalización de las diferentes plantas de cada inmueble pasó a ser una de las mejores estrategias que encontraron los desarrolladores. Es la clave para poder ofrecer muchos tipos de oficinas en un solo inmueble. Hoy cada edificio presenta una amplia variedad de tipologías, que varía piso a piso.
Otra de las ventajas es que en muchos casos estos espacios hasta pueden ser diseñados en más de una ocasión permitiendo así la rápida y económica refuncionalización. “Brindarle al inquilino flexibilidad para que pueda elegir de qué manera armar su lugar de trabajo es uno de los diferenciales que agrega valor a un emprendimiento corporativo. “Así, un cliente puede diseñar su propio lugar acorde a las necesidades de su modelo negocio. Sin duda, esta tendencia de optar por oficinas de plantas versátiles está en crecimiento y cada vez cuenta con más adeptos”, cuenta Hernán Nucifora, que lanzó recientemente un proyecto denominado Campus Norte, que responde a este criterio y que se encuentra próximo a General Paz y Panamericana.
Algunos brokers que prefirieron mantener sus declaraciones en off the record afirmaron que no son pocas las empresas que ante el incremento de servicios como la luz y el gas, los consultaron invocando la necesidad de conseguir un espacio más pequeño pero que mantenga la impronta de los tradicionales inmuebles corporativos. Lo cierto es que ya sea, por aquellos que se encuentran en un momento de crecimiento como por los que buscan reducir sus erogaciones para salvar su empresa este tipo de inmuebles se convirtió en una de las vedettes del mercado en los tiempos que corren.
En la ciudad, la demanda tiene otro chip
En la ciudad de Buenos Aires el mercado de oficinas parece latir a un pulso diferente del que resuena en los alrededores de la Capital Federal. En el mercado porteño y en el de zona norte, la demanda busca más metros. Cuando hablan de unidades pequeñas se refieren a espacios que oscilan entre 100 y 500 metros cuadrados. Aquí los edificios a diferencia de los del Gran Buenos Aires cuentan con plantas flexibles pero de mayores dimensiones, las cuales también ofrecen la posibilidad de ser divididas entre varias compañías. Pero sin duda, la gran disparidad está en los servicios que reclaman los potenciales ocupantes a los desarrolladores.
“Hoy, a la hora de mudarse las compañías no solo buscan mejorar la eficiencia de sus plantas, acortar en muchos casos la distancia entre la casa y la oficina de sus empleados sino que además reclaman mejorar la calidad de trabajo. Para satisfacer esta demanda y la necesidad de contar con mayores atractivos, cada vez son más los desarrolladores que eligen sumar en sus edificios espacios compartidos para dar a sus ocupantes una mejor convivencia. En definitiva: mejores lugares de trabajo generan experiencias más gratas”, comenta Eleonora Lefevre, broker de la división de oficinas de LJ. Ramos.
Sobre las demandas de los empresas y de los posibles ocupantes Pablo Papadópulos, gerente de la división de oficinas de la misma inmobiliaria explica que en los últimos tiempos se experimentó un cambio notorio. “Si bien se buscan unidades más pequeñas, entre los pedidos que nos llegan, las empresas interesadas en mudarse quieren un área de uso común con una buena sala de reuniones, o un amplio salón de usos múltiples, gimnasio, vestuarios para damas y caballeros con un sector de duchas, cocheras y un área para bicicletas. Este último punto se convirtió en algo cada vez más importante para las compañías, debido a que su personal -la mayoría de ellos entre los 19 y los 25 años- opta por cuestiones ecológicas y de practicidad por moverse en bicicletas por la ciudad. Para cumplir con esta exigencia, los desarrolladores resignar tres cocheras, es decir unos 60 metros cuadrados para destinarlo al sector donde suelen entrar entre 25 y 30 bicicletas”, explica el broker.
Las unidades chicas
Los proyectos de micro-oficinas con amenities de lujo parece que no sólo forman parte de un fenómeno que se registra en las proximidades de la ciudad de Buenos Aires sino que recientemente comenzó a manifestarse en la propia Capital Federal. Según algunos especialistas, estos son ocupados por los denominados clientes golondrinas -personas o microempresas que se encuentran en transición y sólo permanecen en el lugar por uno o dos años-.
Uno de los ejemplos porteños de este tipo de desarrollos es Palacio Raggio, ubicado en diagonal a la Plaza de Mayo y donde se ofrecen unidades de entre 30 y 70 metros cuadrados. “Cuando compramos este inmueble nos dimos cuenta que había un segmento de profesionales desatendidos que buscaban en el casco neurálgico de la ciudad la necesidad de instalar sus operaciones en un punto estratégico a menor costo pero con mayor calidad y amenities de lujo. Así fue como decidimos que esta era una excelente oportunidad para empezar a incursionar en la ciudad de Buenos Aires con este tipo de productos, que desde hace un tiempo comenzaron a multiplicarse en zona norte. El tiempo dirá si teníamos razón o no al hacer esta apuesta”, concluye Rodrigo Fernández Prieto, desarrollador del proyecto.
Por Leandro Murciego, Lunes 24 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Inmuebles comerciales e industriales del diario LA NACION
En el Congreso se apilan los proyectos que piden la derogación del decreto que flexibiliza la ley K que limitaba la extranjerización de los campos.
Si hay una ley que verdaderamente divide las aguas, o las tierras en este caso en particular, es la que limita la extranjerización de los campos. Mientras se apilan los proyectos que piden la derogación del decreto del presidente Mauricio Macri para flexibilizar la ley K de diciembre de 2011, desde el sector inmobiliario rural se reclama el dictado de una nueva norma que anule la anterior y elimine todo límite. Se reedita así la polémica por una histórica resistencia al avance de inversiones inmobiliarias, especialmente en la Patagonia y zonas protegidas como los Esteros del Iberá, en Corrientes.
Ni bien llegó al poder, una de las medidas más controversiales que tomó Macri fue dar marcha atrás con el límite kirchnerista del 15 por ciento a la compra de tierras por parte de extranjeros y la restricción de un máximo de mil hectáreas para titulares de otros países en la zona agrícola. Muchos leyeron esa decisión como el primer paso hacia una ley sin topes para estas inversiones.
“Los extranjeros llegaron a tener históricamente el 6 por ciento de las tierras, como máximo. Si vienen inversiones nuevas desde el exterior a comprar más del 15 por ciento -límite que fijaba la ley K-, podemos ver si se limita la venta”, explicaba el subsecretario de Asuntos Registrales del Ministerio de Justicia de la Nación, Martín Borrelli, encargado de justificar la nueva reglamentación de la ley de tierras rurales. Agregaba que el objetivo era facilitar la llegada de inversiones productivas de capital extranjero a través de la regulación de situaciones no contempladas en el decreto 274 de 2012, que legalizó el límite a la extranjerización del suelo nacional.
De un lado
El segundo paso, el de la presentación de un proyecto de ley que elimine los límites a la compra de tierras, nunca se concretó. No obstante, quien reclama una ley que derogue la de la era K y dicte una más laxa aún que el decreto flexibilizador de Macri es la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales. Allí se agrupan los operadores inmobiliarios rurales y consignatarios de hacienda de todo el país.
“El decreto del presidente Macri no es suficiente. En la práctica, la norma sigue trabando mucho la operatoria del mercado. Es necesaria una ley pero no como la vigente porque busca defender la propiedad de la tierra de una manera excesivamente rígida”, opinó Mariano Maurette, presidente de esa cámara, al ser consultado por la nacion, y agregó: “Queremos una ley mucho más flexible que proteja a la Argentina, por ejemplo, de inversiones soberanas de otros países o gobiernos. Para esos casos, coincidimos en que debe haber una ley que lo prohíba. Ahora, restringir el acceso de un fondo de inversión que cumple con las leyes y paga los impuestos, que contrata mano de obra argentina y trabaja con tecnología de punta, no tiene ningún sentido.”
Lo cierto es que una ley de ese calibre tendría por lo menos un trámite complicado en un Congreso atomizado en período preelectoral, donde ningún bloque por si sólo puede lograr la sanción. Y en lo que respecta a la ley de tierras, las posiciones son antagónicas.
Y del otro
Hasta hora, los legisladores no presentaron proyectos para dictar una nueva ley o derogar la anterior. Lo que sí existe en el Congreso son ocho propuestas de kirchneristas y aliados para derogar el decreto flexibilizador macrista y hasta declararlo inconstitucional.
“Mediante la supuesta intención de ‘favorecer la inversión extranjera’ y ‘adecuar la reglamentación a las disposiciones del nuevo Código Civil y Comercial’, se derogaron los controles que estaban a cargo de la UIF y la AFIP y se dejó sin efecto las sanciones para los intermediarios”, denunció el senador de Tierra del Fuego José Ojeda, del Frente para la Victoria, a través de su proyecto.
Sobre ese mismo punto puso la lupa la diputada K Silvina Frana al remarcar que el control de la UIF es clave dado que “el Registro Nacional de Tierras Rurales detectó que, durante los años de vigencia de la ley, de 16,2 millones de hectáreas en manos extranjeras, más de 1,1 millón son de empresas registradas en paraísos fiscales”. En base a esos datos, el diputado del Frente de la Concordia Misionero Jorge Franco le recriminó a Macri que el 93,6 por ciento de los 186 trámites registrales iniciados en tres años fue aprobado, con solo 12 certificados denegados. “Es decir, que -con la Ley 26.737 de los K- las inversiones genuinas no especulativas pudieron llevarse adelante”, concluyó.
La ahora ex senadora Graciela de la Rosa advirtió que “no sólo se viabiliza la extranjerización de tierras y recursos naturales como lagos, lagunas y otras extensiones de agua”, sino que también el decreto Pro “atropella las facultades de las provincias sobre la adquisición, tipo de explotación y destino de la tierra, e impacto sobre el medio ambiente, dispuestas en la Constitución Nacional”. Así las cosas, si hay una grieta que parece no poder cerrarse, esa es la de la ley de tierras.
Por Lorena Zapata, Sábado 22 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION
Los locales se enfrentan al desafío de integrar a la arquitectura con vivencias.
La industria del entretenimiento, una de las más desarrolladas de los últimos tiempos, interactúa con una arquitectura que busca integrar nuevas vivencias en espacios estimulantes. Con un constante avance de las tecnologías y servicios, el gran desafío es generar lugares flexibles y que perduren, acompañando las innovaciones constantes.
El arquitecto Juan Pfeifer, socio del estudio PFZ destaca el rol que juega el entretenimiento en la vida cotidiana: sitios para practicar deportes, cines o salas de espectáculos, paseos de compras y lugares de encuentro son algunos de los grandes protagonistas del paisaje urbano. En este sentido, Pfeifer señala que una de las consignas de la época para revitalizar las ciudades es la de reunir actividades complementarias al trabajo -desde gastronomía, museos, teatros hasta espacios de juego y ocio en general- en una zona urbana próxima. Esta cercanía, además, contribuye a una conectividad menos conflictiva, ya que reduce traslados y consecuentemente contaminación ambiental, argumenta Pfeifer.
Las categorías ya no son tan tajantes en un mundo que parece pedir estímulos a toda ahora. Hoy no se trata solamente de lugares dedicados específicamente al entretenimiento, sino que el ocio y la recreación ganan protagonismo en todas las esferas. “En los shopping malls, el entretenimiento juega su papel cuando recrea ambientes tematizados o construye escenarios para el asombro, o cálidas atmósferas para retener al público en estimulantes paseos de compra. En los hoteles, por ejemplo, se proyectan áreas propicias para el relax, la reunión, la gastronomía o el encuentro no sólo para los pasajeros, sino también para el público en general. La lista continúa en el encadenamiento de condimentos de entretención en los emprendimientos de usos mixtos, que siguen una tendencia mundial hacia ciudades más vitales y entretenidas”, afirma Pfeifer.
En esta línea, entre los trabajos más destacados del estudio están Alvear Icon, un hotel premium que combina la hotelería y la vivienda con la gastronomía, el relax, el encuentro, las fiestas y los eventos. Madero Harbour, el emprendimiento de Gnv Group que se levanta en el sonado complejo en el Dique 1 de Puerto Madero es otro emprendimiento que asocia viviendas y oficinas con las compras cotidianas, el shopping por impulso, los cines, la hotelería y el esparcimiento, ya que incluye en su master plan shopping center, cines, hotel, spa, fitness center y un paseo gastronómico.
ss Las claves del ocio
El arquitecto Fernando Sabatini, socio del estudio MRA+A señala que la industria del turismo, que ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, va de la mano del ocio y de una arquitectura que debe entender las premisas de este fenómeno nacional e internacional para generar emplazamientos acordes a las nuevas necesidades.
Sabatini destaca el surgimiento de diferentes tipos de turismo, y de nuevos modos de pensar este rubro. Hoy los viajes se relacionan con la generación de experiencias y recuerdos que alimentan el espíritu y la cultura de las personas. El foco está puesto en lo vivencial. “Muchos hoteles ya no plantean vender sólo un servicio si no una experiencia, y ese es justamente el eje donde irrumpe la arquitectura para lograrlo”, dice el arquitecto.
Los principales puntos a tener en cuenta en este tipo de emprendimientos tienen que ver con la localización y la finalidad, pero para el socio de MRA + A, el criterio principal está fundado en quienes serán los destinatarios. Las primeras pinceladas y conceptos, dice Sabatini, devienen de una interacción y un estudio exhaustivo con el comitente o cadena, que se traduce en un programa de necesidades para generar el producto final.
Se fusionan los espacios comerciales con los de ocio
Una de las claves de la arquitectura del entretenimiento está en mantener vigencia y poder afirmarse como espacio de referencia de la ciudad. En este sentido, el estudio MRA+A cuenta con una vasta experiencia y muchos de sus trabajos se convirtieron en íconos clásicos. Fernando Sabatini, socio del estudio menciona, por ejemplo, el Hilton Hotel Buenos Aires, cuyo protagonismo creció a través de los años. “El concepto volumétrico atado al master plan del distrito no tuvo muchos grados de libertad para la forma exterior, sino que más bien fue un corsé. Fue entonces que el concepto del hotel lo encontramos en su interior, mediante la creación de un gran atrio de unos 30 metros de altura donde las circulaciones, diseñadas como balcones y hasta los ascensores panorámicos son participes de este dinámico espacio donde se genera el alma del proyecto”, relata la experiencia El Hotel Costa Galana, en Mar del Plata, también seduce por su perspectiva y pertenencia al paisaje urbano de Mar del Plata. Los eventos que se generan allí aportan una pertenencia al colectivo cultural a través de programas televisivos, o eventos de moda en frente a sus escalinatas de la rambla, que lo convierten en un hito fácilmente reconocible.
El entretenimiento es rey en los tiempos que corren, incluso en los espacios de trabajo. “Hoy es muy común en decenas de edificios de oficinas que hemos realizado, que en sus lay outs, se conjuguen el trabajo y la diversión para sus empleados. Este modelo nacido en el concepto de trabajo de Google está siendo cada vez más difundido, y también opera en la desaparición del puesto de trabajo convencional. Asimismo en las oficinas parque que hemos desarrollado a lo largo de la Panamericana, el factor comercial, sobre todo gastronómico es crucial por la falta de servicios del lugar. En estos momentos estamos desarrollando un proyecto para que esta área gastronómica, pueda utilizarse los fines de semana, todo un cambio de paradigma”, afirma Sabatini.
Efecto millennials
“La sociedad pide cada vez más esparcimiento y la arquitectura tiene que crear espacios que respondan a esa demanda”, dice el arquitecto Martín Bodas, del estudio BMA Bodas Miani Anger, artífice de infinidad de espacios que van desde grandes centros comerciales, cines, hoteles y casinos, hasta aeropuertos en el país y en el extranjero.
Bodas se refiere al cambio de paradigma que se produce, por ejemplo, en la arquitectura comercial, que a partir de la proliferación de las modalidades de comercio online, se ve en la necesidad de ofrecer cada vez más “cajas” de entretenimiento, y de experiencias que se sumen a la experiencia de compra. Plantea en este sentido el fenómeno de la fusión de espacios comerciales con propuestas de ocio y el nuevo balance entre retail y esparcimiento. Gimnasios o librerías que se asocian a cafés, y otras combinaciones de este tipo dan cuenta de una arquitectura comercial donde el entretenimiento es protagonista. En shopppings por ejemplo, el mix apunta a afilar la creatividad con propuestas inteligentes y novedosas. Bodas menciona, por ejemplo, en Chile, el “Mall Sport”, donde además de la compra de productos, se pueden practicar deportes.
“La aparición de un nuevo público en los centros comerciales, los millennials, cambia el panorama, y la clave está en transformar estos espacios en algo más dinámico, que pueda tener distintas apreciaciones según desde donde lo mires”, propone Bodas. La idea es multiplicar las experiencias, y los atrios, pasillos y patios comunes para eventos adquieren nuevas dimensiones. En las salas de cine, por ejemplo, el desafío es adaptarse a tecnologías que se desarrollan a gran velocidad: aparecen siempre nuevos formatos y pantallas cada vez más grandes que modifican la vivencia de los espectadores. Además, la experiencia se completa con sectores que no tienen que ver con el cine, como cafés y otros espacios que se desarrollan alrededor.
Para Bodas, se trata de un momento muy rico para el debate y para reformular las propuestas a través de nuevos sistemas. El arquitecto también señala la importancia de repensar el espacio público como espacio de contemplación y esparcimiento. Las sociedades están cambiando, y la arquitectura tiene el desafío de acompañar.
Por Gabriela Koolen, Lunes 17 de abril de 2017
Publicado en el suplemento Inmuebles comerciales e industriales del diario LA NACION