Chacras: todo lo que hay que saber antes de invertir

Son terrenos que tienen desde dos hectáreas y se venden a precios accesibles; son demandados por un público que privilegia la intimidad.

Para quienes desean la calma del campo sin recorrer grandes distancias, las chacras son una alternativa de segunda vivienda para pasar fines de semana o vacaciones. Al Norte, Sur y al Oeste de la provincia de Buenos Aires hay terrenos disponibles en barrios cerrados a partir de dos hectáreas y que, según la ubicación, se pueden conseguir por precios que arrancan en los US$40.000.

También existen alternativas “abiertas”, aquellas que no se encuentran en predios con seguridad privada. Si bien hay preocupaciones por la seguridad y algunas tienen obstáculos en el acceso -no todos los caminos están asfaltados-poseen un atractivo que las “cerradas” por lo general no permiten: pueden adquirirse para explotarlas para el turismo o para el alquiler temporario. Luis Echegaray, responsable de la división Campos de la filial local de Christie’s Real Estate, afirma que varios propietarios están utilizando plataformas de alojamiento turístico como Airbnb.

“Que una chacra sea más o menos atractiva está ligado a los intereses de cada familia o de cada miembro. Hay personas que buscan actividades ecuestres como hipismo o polo, otras que desean dedicarse a la jardinería y la huerta y otras que desean lugares cerca de un río o arroyo para poder hacer actividades náuticas”, destaca Echegaray. Un punto interesante de algunas opciones “abiertas”, dice el broker, es el encanto de las viviendas, que pueden ser cascos de estancia reciclados.

El público que compra chacras, afirma Patricia Gallo, de la inmobiliaria Santiago Obarrio, está compuesto por personas que priorizan la tranquilidad y la privacidad con los vecinos. Como vivienda principal, las recomienda para aquellos profesionales que puedan trabajar a distancia y tengan que acercarse a la Ciudad de Buenos Aires pocas veces por semana. “Por lo general, los compradores son hombres o mujeres que en algún momento tuvieron campo y quieren volver a esa idea. Para los chicos, además, es soñado, porque van creciendo al lado de la naturaleza”, opina. Sin embargo, Echegaray aclara que no siempre es fácil encontrar colegios cerca, por lo que muchos prefieren utilizar a la chacra como vivienda de fin de semana.

Fuente: Archivo

Entre las instalaciones que se pueden agregar a una chacra, todo dependerá de si es una “abierta” o “cerrada”, ya que en el último caso habrá que respetar un reglamento interno. Por ejemplo, en el caso de Estancia Benquerencia, en la localidad bonaerense de San Miguel del Monte, los propietarios pueden tener todo tipo de animales menos los peligrosos, aunque no pueden tener chanchos ni un criadero de pollos por el olor. Otros compradores de chacras eligen construir lagunas artificiales o acondicionar un espacio del parque para tener su propia huerta.

Las chacras son terrenos de un tamaño que puede variar, generalmente, entre las dos y las 18 hectáreas. Por definición, no son campos productivos sino espacios para la recreación. No obstante, por ejemplo, en las 650 hectáreas de espacio común del barrio cerrado de chacras Benquerencia se cultivaron cereales y oleaginosas para vender y mantener bajas las expensas, que actualmente rondan los $5000. “Hoy los precios de las chacras están muy baratos y es un buen momento para comprar. Son valores muy accesibles en comparación con un country tradicional, y constituyen una buena inversión para quien gusta de lo rural pero no quiere estar a una gran distancia de la Capital Federal”, analiza Pablo Anchorena, socio de la inmobiliaria Solo Chacras.

En linea con lo que manifiesta el broker, una de las principales ventajas, a la hora de compararlo con un barrio cerrado tradicional, es la relación entre la inversión y las dimensiones de la tierra. En otras palabras, por el mismo o incluso menor precio de lo que se vende un terreno de 1000 metros cuadrados en un country, se accede a tierras de entre dos y tres hectáreas que permiten disfrutar de una verdadera sensación de campo. “Si bien la distancia desde la ciudad es mayor, el “desenchufe” también lo es. En cuanto a la infraestructura deportiva, se privilegian deportes como la equitación, el polo o el golf”, finaliza una propietaria.

Por Sofía Terrile, Sábado 21 de abril de 2018
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION