Restaurar edificios históricos para su refuncionalización es una tendencia que no sólo se observa en Buenos Aires, sino que se multiplica en el interior.
Para algunos, la restauración de los inmuebles patrimoniales es una cuestión de modas; para otros, una tendencia con un fuerte anclaje cultural que genera beneficios económicos. Lo cierto es que en los últimos tiempos éste es un fenómeno que se multiplica no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo.
“En muchas ciudades del exterior, como México por ejemplo, la restauración de inmuebles patrimoniales fue el motor del desarrollo de zonas deprimidas, que luego recibieron inversiones más allá de las propias obras de refacción”, explica Facundo de Almeida, docente de Gestión de Proyectos de la Universidad de Alcalá de Henares y del programa de posgrado de Preservación del Patrimonio Arquitectónico de la Universidad Torcuato Di Tella.
Según los expertos, en Buenos Aires la restauración busca preservar la identidad arquitectónica que se forjó en los albores del primer centenario, cuando se levantaron decenas de edificios de líneas clásicas, españolas y francesas que le fueron dando un sello distintivo a la ciudad.
Muchos de los proyectos de reciclado de inmuebles patrimoniales son destinados a complejos residenciales, aunque cada vez con más fuerza se observa este fenómeno en el sector comercial. “En el caso de los hoteles boutique, restaurantes y tiendas de diseño, termina convirtiéndose en un importante valor agregado”, sostiene Almeida.
A diferencia de lo que mucha gente supone, el reciclado patrimonial no es elegido por tratarse de una opción económica, sino que por el contrario suele demandar una mayor inversión por parte de los desarrolladores. “Realizar un trabajo de puesta en valor y refuncionalización suele ser costoso, más si se trata de edificios antiquísimos. En este tipo de inmuebles la infraestructura es casi nula o inexistente; por ejemplo, el edificio del Moreno Hotel no tenía instalación de gas y hubo que sumarle el recambio de ascensores, refuncionalizar la fachada y cambiar aberturas, pisos, revestimientos y climatización, entre otras cosas”, explica Mauricio Cascardi, gerente general del hotel, un inmueble con líneas art déco construido por el arquitecto Johannes Kronfuss en 1920 y que fue declarado patrimonio histórico de la ciudad.
El Moreno Hotel fue desarrollado por Fiducia Capital Group y cuenta con 39 habitaciones distribuidas en 3500 m2 construidos.
Según los expertos, estos pequeños hoteles demandan inversiones que rondan entre los 80.000 y 120.000 dólares por cuarto, y comienzan a recuperar la inversión a partir del quinto año de actividad comercial.
Otro caso emblemático es el de La Defensa, desarrollo inmobiliario mixto de 4600 m2 totales (combina oficinas, lofts, restaurante y dos locales), que está en pleno casco histórico de la ciudad y demandó una inversión de 4 millones de dólares. El remozado edificio actualmente es sede de la tradicional muestra Casa FOA (abierta hasta el 14 del mes próximo) y se ganó los mejores elogios por parte de los expertos en el tema. “Estamos frente a un ejemplo de lo que debe promoverse en áreas de protección histórica. En todos los encuentros internacionales sobre el tema, la cuestión que siempre sale a relucir es lo concerniente a la revitalización de los centros históricos. Por eso, el proyecto de La Defensa implica precisamente una revitalización que trata con respeto el edificio preexistente”, dice el arquitecto Luis Grossman, director general del Casco Histórico.
“Al igual que México, Rosario también es un ejemplo de este tipo de negocio asociado al patrimonio”, dice Almeida. En esa ciudad santafecina se multiplican los ejemplos. Uno es el tradicional hotel Savoy, inmueble centenario que fue reciclado y convertido en un suntuoso proyecto boutique de la línea Esplendor perteneciente a la cadena especializada en servicios financieros: Fën Hoteles y Rosental Inversiones.
El proyecto que cuenta con todos los servicios de un hotel cuatro estrellas superior y 86 habitaciones, recuperó su estética original. Para llevar adelante el aggiornamiento del edificio, que es un ícono de la arquitectura rosarina y que conserva su estilo neoclásico francés, se requirió de una inversión superior a los 4 millones de dólares.
Otro caso paradigmático es el de Forum Puerto Norte, desarrollo inmobiliario mixto de 76.000 m2 construidos que se levanta en la zona costera de Rosario.
El proyecto, que demandará 60 millones de dólares, cuenta con tres de los 10 edificios que mantienen su fachada original que data de 1890. Ahí funcionó primero la Refinería Argentina de Azúcar y más tarde, la Maltería Safac.
Las grandes estructuras modernas que ahí se levantan respetan las líneas de la tradicional arquitectura industrial y portuaria. “El trabajo de reconstrucción obliga, en muchos casos, desde realizar trabajos de recuperación de piedras hasta fabricar ladrillos especiales, dado que los más antiguos no sólo tienen diferentes tamaños, sino distinto color de los actuales”, explica Alejandro Belio, director de operaciones de TGLT.
Este año, la ciudad recuperó otro de sus edificios históricos, El Palacio Minetti (880 m2 distribuidos en dos plantas). Ahí funciona una sucursal del Banco Supervielle. El inmueble, otra de las joyas arquitectónicas rosarinas con sello art déco, fue construido en 1931 y se encuentra en el sector histórico denominado Paseo del Siglo, sobre la calle Córdoba.
El rejuvenecimiento del edificio demandó una inversión de 1,5 millones de pesos, y obligó a realizar tareas de solado, moldurado de yeso y cielos rasos, columnas, equipamientos, mantenimiento y mejoramiento de las escaleras tanto de mármol como en maderas y baldosas, además de la puesta en valor y el embellecimiento de las dos esculturas de bronce (dos figuras femeninas de 8 metros conocidas como Las Mellizas ) que coronan el inmueble.
En los últimos tiempos, en La Plata la refacción del pasaje Rodrigo captó la atención de los amantes de la arquitectura con historia, ya que el inmueble que vio la luz en 1929, por Basilio Rodrigo, un inmigrante español que buscó revitalizar la ciudad de las diagonales con una galería comercial de lujo, la primera en aquellas tierras.
Entre los trabajos de remodelación, que demandó más de 10 millones de pesos, se destacó la restauración de los vitrales franceses (de 4 metros de ancho por 11 de largo) que fueron traídos a la Argentina especialmente para ser utilizados en ese paseo comercial en 1927, de los expertos Ana María Callegaro y Edgardo Borstelmann.
Hoy, la versión moderna del centro comercial, que lejos de perder su magia logró resignificarse, ofrece 3600 m2 donde conviven más de 40 locales comerciales, distribuidos en cuatro plantas.
Futuro de este mercado
Según Cascardi, el futuro de este tipo de proyectos es muy promisorio. “Tanto en la ciudad de Buenos Aires como en el interior hay proyectos de financiamiento, diferimiento impositivo y otras ventajas en lo que se refiere a refacciones de edificios tanto en Salta como en Córdoba. Esto se repite en otras ciudades con arquitecturas con carácter y de las más antiguas del país”, concluye el directivo del hotel.
Leandro Murciego, 4 de octubre de 2010.
Publicado por LA NACION.