Hay 25 desarrollos registrados para obtener la certificación LEED, entre la Capital y el Gran Buenos Aires.
A medida que los problemas energéticos y de contaminación se manifiestan en todo el mundo, el mercado inmobiliario busca alternativas que le permitan disminuir el impacto que los desarrollos puedan producir en esos dos aspectos. En ese sentido, las construcciones sustentables aparecen como la mejor solución y hacia ellas parecen encaminarse muchos de los nuevos proyectos.
En la Argentina, los edificios utilizan el 36% de la demanda energética, son responsables del 24% de las emisiones de gas relacionadas con el efecto invernadero y producen el 50% de los residuos sólidos, el 60% de las aguas pluviales, el 20% de la polución aérea y el 35% de la polución térmica.
Con estos datos es lógico que el mercado se encuadre hacia las construcciones sustentables enmarcadas dentro de las normas LEED, y ya son 25 los desarrollos que se encuentran registrados para obtener esta certificación (la mayor parte son para uso comercial y están entre la Capital y el Gran Buenos Aires).
“Muchas empresas multinacionales dentro de sus valores corporativos tienen marcado interés por el cuidado del medio ambiente. Los edificios sustentables son diseñados y construidos de modo tal que reduzcan el consumo de recursos escasos, y que traten de brindarles una mejor calidad de vida a sus usuarios”, explica Pablo Kiesel, gerente de nuevos proyectos de Raghsa, firma que construyó Madero Office, primer edificio precertificado en la United Status Green Building Council.
Este edificio, en el dique IV de Puerto Madero, es un claro ejemplo de la demanda que tiene estos inmuebles: mientras estaba en construcción ya tenía el 80% del emprendimiento alquilado a empresas como Standard Bank, Chevron e Italcred.
Esta torre de 63.000 m2 totales y 32.000 para alquiler se destaca por su estacionamiento para bicicletas y con espacios preferenciales para autos de baja emisión, vestuarios especiales para los usuarios de bicicletas, recolección y almacenamiento de agua de lluvia para riego y aire acondicionado, paneles solares para la generación de agua caliente, diferenciación de residuos reciclables, sanitarios y canillas especiales para reducir el consumo de agua y la instalación de sistemas de aire eficientes que utilizan refrigerantes no contaminantes, entre otros. A este desarrollo, Raghsa agregará otro: dentro de poco comenzará la construcción de 955 Belgrano Office, edificio sustentable de oficinas de 50.000 m2 en la avenida Belgrano y 9 de Julio, que tendrá 30 plantas de 1000 m2 rentables. Además del impulso dado por las empresas se destaca el papel del gobierno porteño para incentivar la sustentabilidad como una forma de vida. Tal es el caso del nuevo edificio del Banco Ciudad, que se construye en Parque de los Patricios (ver página 6).
“En la ciudad de Buenos Aires se están haciendo muchas acciones, como promover techos verdes para todos sus edificios. Para el año próximo estarán terminados, teóricamente, 100 kilómetros de bicisenda, acompañados por los racks para estacionarlas. Además hay acuerdo con 40 hoteles importantes para que éstos les ofrezcan bicicletas a los turistas”, cuenta Gabriel Núñez, business administration director de US Equities Realty.
Más ventajas
Algunas metas que busca lograr el Argentina Green Building Council, formada hasta el momento por 20 empresas, es lograr la reducción de impuestos y la aprobación rápida de los proyectos. Por otro lado, no hay que olvidar al usuario del edificio: como la sustentabilidad tiene que ver directamente con la cultura, muchas veces hay que instruirlo para que practique su uso correcto y así poder alcanzar el ahorro operacional y de mantenimiento que se estableció en el momento de su planificación.
La certificación no sólo alcanza a nuevas construcciones, sino que también se pueden certificar pisos de oficinas de un edificio no verde, e incluso un edificio preexistente (ver página 4). “Ser sustentable y demostrarlo a través de la certificación otorga un valor agregado comercial, que debe estar apoyado por políticas empresariales y un sistema independiente para certificar que el proyecto responde con los criterios preestablecidos y evaluables”, sostuvo John Martin Evans, director del Centro de Investigación Hábitat y Energía de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, en la jornada Diseño y materiales: la sustentabilidad en los desarrollos inmobiliarios, organizada por la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos de la República Argentina (CEDU).
Cuando se proyecta un desarrollo sustentable un punto sensible son los materiales que se utilizarán, como alfombras, pegamentos, pisos e iluminación, entre otros. Además hay que tener en cuenta otros factores a la hora de seleccionar los materiales, como, por ejemplo, su forma de producción y su procedencia, ya que cuanto más lejos sea su lugar de origen, más transporte será necesario, lo que deriva en un mayor uso de hidrocarburos para su traslado.
Hay empresas que se ocupan de que su proceso de producción sea tan amigable con el medio ambiente como su producto. Tal es el caso de Roca, fabricante de sanitarios, que además de diseñar productos que ahorran agua vigila los procesos productivos: “Nuestro objetivo es el de cero residuos, ya que la pasta que sobra para la fabricación de sanitarios se desintegra y se vuelve a utilizar. En cuanto a la minería queremos llevar a la mínima expresión el uso de materiales con el uso de explosivos. Hay que desmitificar la idea de que una producción sustentable es imposible o que implica costos elevados”, expresa Jorge Moreno, gerente general de Roca, durante la jornada de la CEDU.
Por otro lado, para María Cristóbal, directora de Buenos Aires Planning, la tendencia hoy es hacia el uso de materiales con sello green y al concepto de usos verdes. Por ejemplo, recomienda disminuir el uso del papel, medida que no sólo ayuda al medio ambiente, sino que también implica ahorro en los costos de insumos y de liberación de metros cuadrados de almacenamiento. También recomienda, entre otras cosas, el uso de elementos de escritorio hechos en materiales reciclables; el consumo de tes y cafés sin uso de pesticidas; evitar utilizar artículos basados en derivados del petróleo; usar pinturas con bajos niveles de materiales volátiles y sin sustancias tóxicas; el reciclado de los muebles al fin de su vida; reciclaje de desechos; fomentar la existencia de chárteres hacia los puntos estratégicos de la ciudad para disminuir la cantidad de autos que circulan, y apuntar al menor costo por unidad de impresión reciclando cartuchos o utilizándolos de material reciclable.
“Hay acciones fáciles de implementar, que ayudarían a preservar el planeta, conservar los bosques y su ecosistema, evitar el consumo desmedido de petróleo, y además esto se puede lograr a través de ahorros para la compañía”, afirma Cristóbal.
Costos
Muchas veces se cree que realizar una construcción sustentable va a encarecer de manera importante los costos del emprendimiento. Sin embargo hay medidas básicas que al tomarlas en cuenta desde el momento del diseño son de una implementación barata.
“No significa mayor costo hacer una cosa bien, porque lo que se ahorra en determinadas cosas las compensa en otras. Un edificio ventilado, con un control solar al Oeste, disminuye muchísimo el costo de una instalación de aire”, sostiene Carlos Berdichevsky, de Berdichevsky Cherny Arquitectos.
Hasta hace dos años, en Estados Unidos se creía que las construcciones sustentables encarecían las obras un 17 por ciento, pero la realidad marca que sólo lo hacen en un 2 por ciento. En nuestro país ese porcentaje puede variar entre un 2 y 10 por ciento, dependiendo del nivel de certificación buscada, ya que cuanto más alta es, requiere mayor incorporación de tecnología.
Horizonte a seguir
En el mundo hay numerosos ejemplos a seguir en el camino de la construcción sustentable no sólo de edificios corporativos, sino también de viviendas y con una mirada global hacia las ciudades.
Tal es el caso de una comunidad de Suecia que tenía edificios viejos que fueron convertidos a casas ecológicas, con un frente verde para crear atractivo y atraer nuevos residentes.
“Un tercio de los edificios de Europa tiene baja eficiencia energética. Se están haciendo techos verdes, parques. Hemos usado energía renovable, nuevos sistemas de transporte sustentable, trayendo ómnibus de biogás y bicicletas. Estamos poniendo pequeñas turbinas muy estéticas para las luces de la calle”, detalla Hans Lundberg, profesor, disertante de la Conferencia Nórdica de Tecnología Limpia.
Otro es el caso de la ciudad de Nueva York, donde el 75% de las emanaciones de gases proviene de los edificios y el 21% de este total es de uso corporativo. Por lo que en 2008 el alcalde convocó a un grupo de asesores para introducir cambios en los códigos municipales para alcanzar el objetivo de reducir la huella de carbono y mejorar la salud pública y ambiental.
Luego de un año y medio se presentó un informe con 111 recomendaciones para reducir el consumo de energía, agua y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% para 2030. Se ahorrarán así 700 millones de dólares en energía. Además, en una próxima etapa buscan que los requerimientos sean más allá de los estándares Leed.
“Se invierten 80 millones de dólares al año para edificios ecológicos. Hay descuentos para los que instalen paneles solares. Se han retirado los carriles de transporte público y se han instalado bicisendas, además de la conversión de los taxis tradicionales a híbridos, entre otras medidas”, sostiene James Stowniczy, director de sustentabilidad de Bovis Lend Lease, disertante de la Segunda Conferencia Internacional sobre Arquitectura Sustentable, organizada por el Argentina Green Building Council.
Una torre emblemática se reconvierte
La emblemática Sears Tower, que fue construida en 1973 y que es el edificio más alto de Chicago, es un buen ejemplo de cómo se puede reconvertir un inmueble tradicional en uno sustentable. Rebautizada actualmente como Willis Tower, el viejo edificio busca alcanzar la categoría Oro mediante una serie de cambios y modificaciones que lo convierten en amigable con el medio ambiente.
Este cambio no es casual. En Chicago más del 70% de las emisiones de dióxido de carbono son causadas por edificios y el 76% de la electricidad generada es consumida por los mismos. De ahí la importancia de este cambio en la emblemática torre.
“Por otra parte, con los atentados del 11 de Septiembre los edificios altos comenzaron a perder residentes porque la gente no quería vivir en ellos. Por eso propusimos convertir el Willis en un edificio verde, para que la gente lo redescubriera como un lugar armónico con el medio ambiente y con una calidad interior excelente”, cuenta Gabriel Núñez, business administration director de US Equities Realty, empresa encargada del proyecto.
Entre las medidas de bajo costo que se tomaron para la reconversión se encuentran el control del consumo de agua y el sistema de iluminación (dos cambios básicos por realizar si se busca lograr un edificio verde).
En ese sentido, uno de los aspectos en los que más se trabajó fue en el ahorro de agua. Para eso se instalaron aireadores en todas las canillas del edificio, con los que se logró una disminución del caudal de entre un 20 y 30%, además de haber colocado inodoros con control de descarga. Asimismo se reacomodaron los circuitos de iluminación, incorporando un sistema de control automático, además de censores de iluminación y de ocupación.
También se están realizando pruebas para la instalación de un techo verde, lo que lo convertiría en el edificio con este tipo de instalación más alto del mundo. De esta manera se reducirá el caudal de agua que llega a los desagües y mitigará el efecto isla de calor que provocan los edificios.
Alcanzar la eficiencia energética es una de las partes más caras en el momento de lograr sustentabilidad, pero se ve compensado ya que cuando esté terminado el edificio va a ahorrar el 80% de la energía que consume actualmente. Entre las acciones que hay que realizar se encuentra un proyecto para reemplazar las 16.000 ventanas del edificio para evitar la pérdida del calor y cambiar las máquinas enfriadoras de agua por otras más eficientes.
También utilizarán energía renovable. Se instalarán paneles solares que servirán para proveer de agua caliente a los baños, además de que se probará el uso de turbinas eólicas.
Azalía Rivero Pomarino, 6 de diciembre de 2010.
Publicado por La Nación.