Ramón Falcón, en el tramo que se convierte en avenida, es uno de los sectores preferidos de los desarrolladores.
La ciudad de Buenos Aires cuenta con un puñado de coquetos bulevares que parecen mantenerse al margen de la vorágine cotidiana a la que se encuentra sometida la gran ciudad. Uno de los que en los últimos tiempos captó la atención no sólo del público, sino también de los desarrolladores es el tramo en que Ramón Falcón se convierte de calle en avenida, desde el 5400 al 5800. Este sector se transformó en uno de los pequeños polos inmobiliarios del corredor oeste de la Capital Federal.
En esa traza de tan sólo 500 metros, donde los palos borrachos se convierten en uno de los principales atractivos, se multiplican los inmuebles residenciales. Actualmente allí conviven cerca de una decena de edificios (tres de los cuales con superficies que superan los 5000 m2 cada uno) que se encuentran en distintas etapas de construcción. “Este rincón porteño creció aceleradamente en los desde 2007, con edificios de gran nivel y unidades exclusivas, que convirtieron al bulevar en uno de los lugares más pintorescos de la Capital”, explicó Jorge Reale , gerente de la firma homónima, con más de 25 años de trayectoria en la zona. Y agregó: “Tan sólo en los últimos años se levantaron aquí una media docena de edificios”.
La zona que se caracterizaba por ser un área residencial y tranquila de casas bajas, hoy experimenta una notoria mutación fisonómica que en muy poco tiempo le sirvió al barrio no sólo para ganar en altura, sino también para sumar nuevos vecinos provenientes de sectores próximos de la ciudad de Buenos Aires y de algunas localidades de la zona oeste del GBA.
“Actualmente el público está muy segmentado; los que quieren vivir en propiedades bajas buscan viviendas a un par de cuadras de Ramón Falcón, que allí suelen ser más amplias y las que no cuentan con jardín tienen terrazas. En cambio, los que son adeptos a las construcciones en altura encuentran una gran oferta en las calles que flanquean el bulevar. Allí existen alternativas costosas con todo el confort y el diseño, y propuestas más accesibles sin servicios ni amenities, pero casi todas con muy buen nivel constructivo”, comentó Oscar Labastié, socio gerente de la sucursal Tizado, de Villa Luro.
Para Juan Augusto Ciocale, socio del estudio Ciocale-Ciocale (tercera generación de arquitectos-desarrolladores), este cordón de edificios es un nexo entre la dinámica y el ruido de la avenida Rivadavia, y la tranquilidad del barrio. Los brokers consultados coinciden en que este sector podría compararse -desde el punto de vista inmobiliario- con la avenida Pedro Goyena (Caballito) a pesar de que esa arteria no cuenta con bulevar.
Sin duda, las dos grandes vedettes de este tramo, también conocido como Villa Luro Hollywood, son los proyectos premium que actualmente se están construyendo. Uno es Torre del Boulevard, que comercializa la firma Tizado, mientras que el restante lleva el sello de Ciocale-Ciocale y estará en Ramón Falcón al 5700, frente a la plaza Ejército de los Andes. “El bulevar cuenta con dos tipos de público y por ende ofrece también dos tipos de proyectos inmobiliarios. Los más accesibles y los opremium. Entre estos últimos se destaca la Torre Boulevard, que ofrece unidades de 1, 2 y 3 dormitorios y cuenta con jardines parquizados, cocheras fijas y estacionamiento de cortesía, SUM, gimnasio y sauna, piscina climatizada, amplio solárium con deck, sector de parrillas y laundry, entre otros servicios. Allí las unidades se venden a 500.000 dólares y cuentan con una muy buena recepción por parte del público”, dijo Labastié.
El otro proyecto que capta la atención del público exigente y de alto nivel es que se levantará en las intersección de las calles Ramón Falcón y Corvalán. “Este es un emprendimiento que se desarrollará sobre un predio de 70 metros lineales (sobre una esquina importante), que contará con locales comerciales en la planta baja, dos niveles de cocheras subterráneas, unidades de dos y tres dormitorios, y una variada propuesta de amenities”, sostuvo Ciociale.
En la zona, los valores del m2 de los proyectos de pozo rondan los 1800 y 2000 dólares, mientras que en las unidades a estrenar ese costo se eleva entre 2100 y 2500. En los proyectos denominados premium la cotización de pozo cotiza entre 2800 y 3200 dólares el m2. “Una vez terminados estos proyectos adquieren una pequeña plusvalía. En el caso de las propiedades usadas que se encuentran sobre este tramo de Ramón Falcón los valores rondan entre 1800 y 2500 dólares el m2. Cuando nos alejamos unas cuadras del bulevar el m2 baja alrededor de un 20%”, dijo Ciocale.
La metamorfosis inmobiliaria que experimentó la zona en los últimos tiempos fue acompañada por un notorio cambio en lo que se refiere a las propuestas comerciales del lugar. “Desde que aquí se vive este fenómeno de construcción que comenzó a verse una rotación en los locales comerciales. Estos cambiaron de rubro y cuentan con una estética más cuidada. Empezaron a verse supermercados pequeños de primeras marcas, se multiplican las inmobiliarias y hasta se fue poblando de pequeños espacios dedicados a la gastronomía y las llamadas delicatesen”, explicó Labastié. Según Ciocale, la zona todavía carece de dos aspectos: “Faltan más propuestas comerciales e inversión pública destinada a la infraestructura de servicios y áreas verdes, entre otros aspectos”.
Un símbolo del barrio
En la esquina de Miralla y Ramón Falcón (a metros del bulevar) se levanta el tradicional carrusel de don Luis, un vecino que por casi medio siglo abrió las puertas del patio delantero de su casa donde instaló la calesita familiar (que perteneció a su padre don Juan), para entretener a más de cuatro generaciones de niños de Villa Luro y Liniers, a un precio simbólico. Cuando falleció el calesitero las paredes de su casa fueron tapizadas por flores y mensajes de despedidas de decenas de niños y padres. Hoy, su ahijado José Luis continúa con esa tradición.
Por Leandro Murciego, Sábado 8 de noviembre de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION