Escenario cambiante y complejo.

La vorágine cotidiana debería dar lugar en Semana Santa a momentos de reflexión, más allá de los credos y de los escenarios. Frente al mar, en la montaña o las sierras, en la casa afuera o en la ciudad, ese instante de sosiego se vuelve en estos días, probablemente para muchos, único.

Tiempo para el descanso aquí o allá y para replantearse, por qué no, cómo seguir en los meses que vienen, en particular si hasta ahora los resultados no fueron los esperados. Todo parece indicar que en un sube y baja, las expectativas están por encima de lo que hasta aquí el mercado puede dar.

Esto no neutraliza el éxito de algunos emprendimientos residenciales recientemente lanzados, respaldados por grupos sólidos, que estudian en detalle la decisión de encarar millonarias inversiones. Tampoco de operaciones muy bien enlazadas, donde también las unidades usadas, bien ubicadas, en impecable estado y confortables, están en condiciones de competir con otras a estrenar y de alto nivel. Pero el mercado no refleja sólo las excepciones, sino un todo diverso y complejo, atado a negociaciones, donde de manera permanente se apuesta a esa demanda que también errática o entusiasmada mantiene la certeza de que en estos tiempos lo mejor es invertir en ladrillos.

El sector comercial tiene sus secretos, pero está especialmente ligado a los momentos económicos. El consumo es alto -y como consecuencia la inflación-, lo que deja en primer plano el segmento de los locales, un rubro en ascenso dentro de los shoppings o en determinados ejes en la ciudad. Aquí también el éxito del negocio no es azaroso, sino que requiere de una cuidadosa planificación donde cada parte tiene su importancia en el resultado total.

Hay que reconocer que más allá de las crisis y de los obstáculos, el Real Estate aquí (abarcando todos los rubros) tiene la capacidad de reinventarse y dar batalla en cada área o segmento.

¿En qué etapa está hoy el mercado en general? Tal vez en busca de respuestas para lo inmediato, condicionado por un escenario convulsionado, que promete ser más conflictivo a medida que la puja electoral se vuelva más intensa.

Adriana B. Anzillotti,23 de abril de 2011
publicado por La Nacion.