González Fraga: “Si 1 de cada 100 empresarios corriera el riesgo de ir preso desaparecería el 90 por ciento de la corrupción”

Ante un auditorio con más de 300 empresarios del sector, el presidente del Banco Nación habló de gradualismo, corrupción y créditos, y afirmó que el boom inmobiliario llegó para quedarse.


Con tono “positivo” y en un evento en el que se presentó una plataforma digital, Javier González Fraga, presidente del Banco Nación aseguró que el boom inmobiliario llegó para quedarse y que la Argentina necesita un país de propietarios y no de inquilinos. “Para eso tenemos que ir desarmando la idea que los inmuebles tienen un valor fijo en dólares”, reclamó durante el evento en el que se anunció la alianza entre Mercado Libre y la desarrolladora Eidico que permite reservar un inmueble con tarjeta de crédito a través de Mercado Pago.

Como ex presidente del Banco Central, no pudo evitar hacer referencia al destino de la macroeconomía. Anticipó que la recuperación llegará hacia fin de año. “En el primer trimestre del año que viene, el país vuelve a crecer tras una desaceleración que algunos llaman recesión”, enfatizó. Reconoció que hasta marzo “la tormenta estaba por delante porque nadie ignoraba que los mercados se podían dar vuelta en el mundo”, relató. Hoy es otra la foto. “Tenemos el problema arriba de la mesa. La burbuja se rompió pero tenemos la solución que es el acuerdo con el FMI”, afirmó. Anticipó un par de meses de transición con “muy altas tasas de interés” que permitirán consolidar el proceso de tranquilidad cambiaria y desarmado de la estructura de las Lebacs. En este análisis, comparó a las altas tasas con la anestesia. “Buscan mantener la estabilidad del dólar”, dijo. Y admitió que como una persona no puede estar anestesiada un mes, “las tasas van a bajar una vez que se consolide el proceso cambiario”, agregó. Durante la disertación también se hizo espacio para opinar sobre la corrupción. Entusiasmado dijo que la Argentina no solo está cambiando en lo institucional sino también está recuperando el valor de la justicia. “Para terminar con la corrupción hace falta la probabilidad de que un uno por ciento de los empresarios vaya preso. Es decir si uno de cada 100 corre el riesgo de ir preso desaparece el 90 por ciento de la corrupción en el país”, fue claro.

En un análisis más profundo aseguró que “la Argentina de los últimos 70 años es una mezcla de populismo y atajo. Populismos porque nos hicieron creer que era posible tener una cantidad de derechos sin los recursos y cuando se agotaban los stocks tomábamos atajos como la tablita de Martínez de Hoz, el plan austral o la convertibilidad”, sintetizó el paisaje del pasado y profundizó sobre la política económica del Gobierno actual: “muchos colegas nos dicen porque no suben el dólar a $40 y bajás un millón de empleados públicos. Hacer eso es como el tango pero al revés: avanzás dos pasos y retrocedés cuatro. La sociedad argentina tiene la creencia de que es un país rico y que las soluciones tienen que ser fáciles, pero cada vez más gente está entendiendo que hay que desregular las trabas, con austeridad, esfuerzo y siendo competitivo”, reflexionó. También se refirió a la política gradualista. “Nadie estaba cómodo. ¿Por qué creen que el equipo de Luis Caputo se tomó un avión el primero de enero para colocar US$9000 millones en plena tormenta de nieve en Nueva York? Lo hizo porque se sabía que en cualquier momento la Reserva Federal subiría la tasa de interés”, reconoció.

Acérrimo defensor de las UVA, explicó que lograr que las propiedades estén valuadas con ese índice es el único camino para hacer un mercado más transparente. “Es un sistema que llegó para quedarse. No es la 1050 que indexo por tasa de interés y no por inflación”, aclaró y pidió a los inmobiliarios que actúen como agilizadores de ese proceso. “Si razonas en UVA te aseguras que el cliente que no te llame a los cinco meses diciéndote que te baja la operación”, resumió. De todas formas reconoció entender que se trata de un proceso que llevará años. “Detrás de todos los progresos económicos, hay progresos culturales”, sintetizó.

Como dato alentador cuantificó que durante los últimos 60 días, el Banco Nación captó más de $8000 millones en UVA. “Tenemos financiamiento para hacerlo y en los próximos meses cuando esté todo más calmo saldremos a vender la hipotecas”, adelantó y agregó que el negocio seguirá generando esos montos. “Este sistema en Chile mantiene un ritmo de medio por ciento del producto bruto por año. En el país, el número sería entre $70.000 y $90.000 millones, manejábamos montos más altos porque venimos retrasados”, analizó .

Con mejores condiciones macro, González Fraga prometió apretar “el acelerador de los créditos” y aclaró que la baja de tasas llegará de la mano de una menor inflación. Además confesó que la demanda del crédito hipotecario en julio se recuperó. “En abril otorgamos un crédito cada 39 segundos, 7500 préstamos por $9000 millones, en mayo cayó, en junio se estabilizó y en julio comenzó a recuperarse con más de $3500 millones otorgados”, detalló. Respecto a los plazos de gestión fue enfático. “El promedio varía entre tres y cuatro meses. De esos 100 días, el banco es responsable de 55, el resto se lo llevan las escribanías y los propios compradores que dicen que entregaron toda la documentación y está incompleta”, relató.

Entre las medidas para agilizar los tiempos, contó que duplicaron la cantidad de escribanos y que sacaron del registro aquellos que cerraron las puertas en enero. Una buena para el sector es que afirmó que tiene oferta de préstamos para el pozo. Afirmó haber aprobado 50 líneas. “No sólo financiamos empresas con patrimonios enormes. También le prestamos a los desarrolladores que nos traigan un proyecto que esté 80 por ciento vendido y cuyos compradores califiquen para un crédito del banco”, detalló y finalizó: “El negocio de la construcción es riesgoso. Cuando se pone un ladrillo en una obra, ese mismo ladrillo que te costó diez, pasa a valer dos. Por eso insistimos con la construcción en seco: no solo supone la baja de costos sino también mejora los tiempos. Cuanto más lenta es una obra, mayor es la exposición al riesgo”.

Por Carla Quiroga, Sábado 11 de agosto de 2018
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION