Las nuevas estrategias de diseño deben dar respuestas que van más allá de la funcionalidad del espacio y el confort
Con el ingreso de las nuevas generaciones al mercado laboral comenzaron a cambiar no solo las costumbres de los empleados sino también las formas de trabajar y hasta los propios espacios donde llevar adelante las tareas cotidianas, todo esto se ve reflejado en el diseño de las oficinas las cuales buscan otorgar más espacio de interacción entre los empleados.
La firma CBRE, que brinda servicios inmobiliarios, elaboró recientemente un estudio a nivel global sobre el futuro del trabajo y de los espacios laborales en el se determinó que el 85 por ciento de los encuestados considera que continuará diluyéndose la línea existente entre la vida profesional y la personal, y reconoce el bienestar como un tema crítico para los lugares de trabajo en 2030.
La figura del “trabajador integral”, que tiene en cuenta otras variables -además de la económica- en el mundo laboral, tomará cada vez más protagonismo, influenciando mayores cambios en los lugares de trabajo. Los resultados del estudio también sugieren la posibilidad de una organización de los espacios en sectores que los empleados elegirían según su estado anímico, y destaca que las oficinas tal y como las entendemos ahora dejarán de existir.
Para el holandés Louis Lhoest, managing partner de Veldhoen + Company International que visitó el país y que participó recientemente del encuentro internacional Worktech Latam 2018, sostiene que el mercado hoy requiere de equipos ágiles, que proponen nuevas formas laborales como por ejemplo trabajo flexible, smart working, activity based working y hoteling, entre otras. “Estamos dejando atrás la modalidad analógica determinada por el espacio y las jerarquías y estamos adentrándonos en un formato de trabajo flexible con espacios abiertos y salas compartidas. Las nuevas formas de trabajo se centran en la reducción de costos, la flexibilidad y la optimización del espacio físico. De esta forma, se beneficia el clima laboral liberando a las personas de hábitos obsoletos y restrictivos, al mismo tiempo que mejoran la efectividad y la eficiencia de los activos físicos y se reducen los costos operativos”, explica.
El Trabajo Basado en la Actividad -activity based working- es un nuevo formato que contempla al espacio según las tareas a realizar. Su enfoque abarca la organización, las personas y las tareas, y se fundamenta en tres pilares: el espacio de trabajo, la tecnología, y las conductas y reglas de participación, los cuales deben definirse en consonancia con los valores de la empresa y los objetivos del negocio.
Para Eduardo Oppenheimer, expansion manager de Globant, el avance de la inteligencia artificial genera un nuevo escenario que se tiene que poner de manifiesto en el espacio laboral. “Hoy las nuevas formas laborales que se están observando obligan a un cambio de diseño del espacio de trabajo. Estos lugares deben permitir que el individuo pueda expresar libremente su creatividad para marcar la diferencia. Es importante facilitar la interacción del equipo en los espacios de trabajo y las comodidades que son necesarias brindar para que todas las personas puedan trabajar en distintos ambientes y contextos, ya sean formales, relajados, recreativos o tecnológicos”, dice el especialista.
El fundador y CEO de Contract Workplaces, Víctor Feingold, sostiene que cada vez más la transformación que está sufriendo el mundo del trabajo nos requiere estar actualizados y analizar cómo hacer para adaptarnos a este cambio positivamente y no perecer en el camino. Cómo las organizaciones deben entender la disrupción de la tecnología cuando llegan nuevas generaciones al mundo laboral y cómo manejarse son interrogantes que nosotros tratamos de responder desde nuestro lugar y que, en definitiva, tiene mucho más que ver con gente y comportamientos que con diseño y arquitectura interior de los espacios de trabajo. Pero esto es de lo que se alimentan nuestros proyectos. En síntesis, debemos saber qué espera la gente, qué necesita; además también hay que tener en claro qué queremos que suceda en los espacios laborales y cómo facilitamos que las cosas pasen dentro de las oficinas. Todo esto excede el tema de lo estético o lo funcional. Este es el gran desafío que tenemos los que diseñamos espacios de trabajo en la actualidad”, afirma Feingold. Y amplía: “Hoy estamos hablando de neuroarquitectura. Esta estimula el diálogo entre la mente y el espacio. Un entorno bien construido puede influir positivamente en la conducta humana y hasta modificar las conexiones del cerebro. Las nuevas estrategias de diseño deben dar respuestas que van más allá de la funcionalidad de un espacio, el confort o la rentabilidad”. “Hay que pensar a la tecnología, a las personas y al lugar como un conjunto, ya que de eso se trata el futuro del trabajo”, concluye Philip Ross, fundador de UnGroup y CEO de Unwired y creador de las conferencias Worktech.