Pese a todo, la casa tiene sus adeptos

Existe una demanda que no resigna la vivienda amplia y sin expensas frente a otras opciones. Villa Urquiza, Coghlan y Belgrano R, algunas de las zonas preferidas.

La verdad, en estos tiempos, cuando la mayoría parece no poder plantearse más elecciones que las que hacen a su supervivencia, con un mercado inmobiliario más que lento, la pregunta ¿casa o departamento? podría resultar irrisoria. Pero en este caso, la realidad también puede mostrar aspectos sorprendentes. Según algunos operadores de la zona, en el retazo porteño dibujado por los barrios de Belgrano R, Coghlan y Villa Urquiza, el mercado de casas muestra, comparativa y proporcionalmente, un movimiento algo más fluido que el de la propiedad horizontal. ¿Razones? Difíciles de encontrar cuando temas tanto económicos como de seguridad harían pensar en una marcada tendencia hacia la elección de la vivienda en pisos y departamentos.

Gustavo Stepanian y Mariana Pereira Salvi se casaron hace tres años, y entonces se mudaron a un dos ambientes alquilado en Villa Crespo, pero ahora decididos a ser propietarios acaban de señar una pequeña casa en Urquiza, en una tranquila esquina del barrio. “Hasta que nos casamos habíamos vivido en casas. Yo, en la de mi familia, en Belgrano, y Gustavo, en la de la suya, en Parque Chas. No nos adaptamos al departamento, la falta de espacio y de cielo es sofocante. Con algo que tenemos ahorrado, ayuda familiar y un crédito hipotecario menor -pero carísimo- decidimos comprar una casita. Algunos opinan que estamos locos: Los dos solos, todavía sin hijos, trabajando todo el día, para qué quieren la casa, nos dicen. No importa, nosotros necesitamos un mínimo espacio verde, una terraza para compartir con los amigos y cantar sin que se generen problemas con los vecinos. Además, con el tiempo la casa nos permitirá alguna refacción que la adapte a nuevas necesidades y, por si esto fuera poco, nos sacamos de encima el fantasma de las expensas, siempre una sorpresa desagradable. Va a ser otra calidad de vida, estamos muy contentos”, se entusiasma Mariana.

En un período de su vida bien distinto del de la joven pareja, Liliana McDonald también vota por la casa. Ella crió a sus cuatro hijos en una tradicional de Belgrano R y acaba de mudarse a otra propiedad en el mismo barrio. “La casa de la calle Conde era demasiado para mis posibilidades actuales, incluso para mis condiciones físicas; ya no tengo la energía de la juventud y, por más que cuente con ayuda, la casa no es fácil de mantener. De todos modos no sacrificaría mi independencia ni la alegría de disfrutar a mis siete nietos jugando en el parque, y tampoco renunciaría a la compañía de mis dos ovejeros. ¿Seguridad? Seguridad no la hay en ningún lado, roban edificios enteros, así que no dudé siquiera por eso y volví a elegir una casa, algo menos importante, pero casa al fin, en la calle Washington. Vender la anterior llevó algún tiempo, pero supongo no más que el que hubiera demandado vender un buen piso”, explica la orgullosa abuela, todavía entre cajas de mudanza.

“Villa Urquiza, Coghlan y Belgrano R muestran hermosos y amplios sectores donde la irrevocable tradición familiar de vivir en casas, de 1 o 2 plantas, con jardines y parques, sigue constituyendo un importante eje del mercado inmobiliario que no renuncia a la pertenencia e independencia que otorga esa forma de vida, donde el silencio, la tranquilidad, la luz y el sol contrastan con el dinámico impacto de grandes torres que marcan la geografía de gran parte de la ciudad”, dice Carlos J. Puente, director de la Cámara Inmobiliaria Argentina y titular de Puente Inmobiliaria.

Como un traje a medida

Su colega, Hernán Oppel, director de Oppel SA, coincide y se explaya en cuanto a los tiempos de ventas de este tipo de propiedades. “Cada casa es única, por eso los tiempos de venta no dependen sólo de las condiciones del mercado. A la casa hay que conseguirle novio, es como un traje a medida. Hay que contar con experiencia para llegar al objetivo buscado. Para un propietario, la venta de su casa suele coincidir con la finalización de un ciclo. Hay que saber acompañarlo con responsabilidad para que el cambio no resulte ingrato”, afirma Oppel. Y agrega: ” En cuanto a los compradores, cada búsqueda refleja las costumbres y la etapa vital que la familia transita. Todos pretenden buena ubicación, espacios verdes, amplitud en ambientes y privacidad. Luego, según el presupuesto, resignan lo que no es prioridad. Ejemplo: ubicación versus tamaño del lote, calidad de m2 versus cantidad de m2, piscina versus garaje. Gustos y necesidades versus presupuesto. El verdadero desafío de un buen servicio inmobiliario radica en descubrir la mejor relación entre esas necesidades y el presupuesto familiar”.

Y si de números se trata, Oppel entiende que siendo piezas únicas, las casas no deben tasarse sólo por su tipología ni por la cantidad de m2. “Lo más importante es evaluar el terreno en términos de medidas y ubicación, calidad y categoría de los m2 construidos. La misma casa en la vereda de enfrente puede variar su valor debido al entorno y la orientación respecto del sol. Un lote chico puede costar más que uno grande, si está mejor ubicado.”

Según los operadores consultados, estos vaivenes también hay que atenderlos cuando el destino de este tipo de inmuebles no es residencial, sino comercial. “Pasó lo mismo, sólo que lo que se tiene que adaptar es el presupuesto de la empresa, que hoy sufre iguales avatares que el familiar, teniendo que elegir o lidiar entre lo que se necesitaría y lo posible”, aclara Oppel. Y Puente agrega: “Vale destacar que la oferta de casas en el mercado locativo es muy reducida y, generalmente, el propietario de una buena casa prefiere que la misma sea locada con destino comercial o profesional”.

Haciendo números

Al volver a centrarse en el mercado residencial y con casi 40 años de trabajo en la zona que nos ocupa, Puente no evade números promedio. “Dentro del mercado de casas, y siempre según la localización del inmueble, el marco de la demanda se sustenta en la casa de 1 o 2 plantas, de 200 a 250 m2 cubiertos y con 3 dormitorios, garaje, dependencias y parque, que suele desarrollarse en lotes de 8,66 x 30 a 40 m”. Hoy ese es el eje en lo que hace a tipologías. En lo que se refiere a valores, “en Villa Urquiza, el eje de precios está entre los 300.000 y 400.000 dólares. Cuando la búsqueda se inclina a Coghlan o Belgrano R, el piso para iniciar la búsqueda se ubica dentro de los 500.000 dólares. Siempre pensando en la independencia, la tranquilidad y el ahorro que implica no pagar expensas, otra tendencia fuerte es la demanda de casas o PH para reciclar, donde los valores están entre los 150.000 y 200.000 dólares”.

Según Oppel, “si bien es cierto que las casas no pagan expensas comunes -inherentes a ascensores, encargados, limpieza áreas comunes, seguros comunes, por nombrar sólo los grandes rubros de esos costos típicos de la propiedad horizontal- el propietario de una casa debe tener en cuenta un costo anual de manutención, aunque más no sea para arreglos de techos, fachada y contrafrente, y jardinería, también por nombrar los grandes rubros. De cualquier modo, los costos de las casas siempre son inferiores respecto de los departamentos y, hay que tener en cuenta que el dueño tiene la ventaja de decidir cómo cuándo y con quién los hace”.

Por Paula Gómez, Sábado 27 de septiembre de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION