Preocupado, el sector no se amilana

Nada mejor que ser mensajero de buenas noticias. Pero en este mercado trabado por el cepo desde hace 26 meses parece difícil transmitir el optimismo propio que genera esta industria estrechamente vinculada con la vida de la gente. Los datos de referencia que aporta el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires reflejan que en enero de 2014 se realizaron 2027 escrituras, un 0,8% menos que en 2013 por un monto total de 1589,1 millones de pesos.

Al margen del porcentaje comparativo, lo que queda en evidencia es cómo se ha reducido este mercado, que perdió el brillo que alcanzó en otros tiempos. No parece muy útil en esta columna abundar en cifras que sólo reflejan un movimiento absolutamente insuficiente. Esta reflexión es compartida por la mayoría de los líderes y operadores del sector, más allá de establecer una importante diferencia entre quienes sólo se han especializado en la construcción de emprendimientos y quienes exclusivamente comercializan unidades usadas.

Pese a la disminución de la actividad, unos y otros no están quietos. Tampoco satisfechos, aunque lanzan proyectos y existe un público que los sigue, con capacidad de ahorro, que compra en cuotas y en pesos. Y muchos de los que tradicionalmente tienen una larga trayectoria en usados en diverso target también se han animado a desarrollar edificios, aunque en menor escala y volumen. En silencio o sin reparos, todos comparten las mismas preocupaciones y saben bien que este mercado avanza, pero con el viento en contra: la inflación y el cepo no son buenos consejeros.

Cuando inevitablemente se plantean comparaciones con otros mercados -tal como en la nota que figura hoy sobre Asunción, en Paraguay- es inevitable preguntarse cómo hacer para despegar ante una gran parte de la demanda (muchos jóvenes) que mantiene muy lejos de sus proyectos personales como el de contar con el techo propio. Es meritorio quienes no cejan ante la adversidad y siguen adelante, con resultados magros o muy lejos de lo esperado.

Todos los que comparten esta actividad, con sus recursos y herramientas, están según la medida de sus empresas buscando mil atajos para que el mercado no siga en caída. No sólo es cuestión de negocios: del otro lado está la gente que busca viviendas, las empresas que necesitan oficinas o las compañías, plantas para radicar sus industrias y desarrollar la logística. Un gran mercado que está acotado, sin poder demostrar toda su capacidad. ¿Hasta cuándo?.

Por Adriana B. Anzillotti, Sábado 15 de marzo de 2014
para el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION