SAN ANDRÉS – Un mix de público joven y tradicional

Un chalet en la zona del golf se cotiza desde los 170.000 dólares, mientras que el alquiler de un departamento de un dormitorio ronda entre los 2300 y 2600 pesos.


A la vera del Golf San Andrés, los chalets surgen entre la arboleda. Además de los tradicionales habitantes, muchos jóvenes eligen esta zona que ofrece un oasis de tranquilidad en el partido de San Martín.

Victoria tiene 21 años y vivió toda su vida en San Andrés con su familia. Si bien estudia en Capital y todas las mañanas tiene que tomar el tren para ir a la ciudad, afirmó que “le encanta su barrio”. San Andrés, con una estación del ferrocarril Mitre que lleva su nombre, se destaca por los chalets construidos en la época en que los ingleses llegaron para poner en marcha las obras del tren. “Esta es una zona netamente residencial, con un pequeño centro comercial alrededor de la estación, sobre la avenida Campos. El reflejo de su tamaño es que hay sólo una entidad bancaria”, comentó Estanislao Bermejo, de Patricio Torre Propiedades.

Muchas construcciones datan de cuando se instaló el golf y tienen cerca de 100 años, mientras que algunos edificios bajos se construyeron en las décadas del 70 y 80. En los últimos diez años se sumaron nuevos emprendimientos: “Con la nueva zonificación se ven hasta tres pisos en muy pocas manzanas”, expresó Carlos Altamirano, titular de la inmobiliaria homónima.

La presencia del ferrocarril sectoriza al barrio en San Andrés Oeste y San Andrés Este. “San Andrés Este se caracteriza por tener un entorno residencial rodeando la estación de San Andrés y el barrio golf”, explicó Bermejo. En tanto, San Andrés Oeste presenta un entorno mucho más parejo con un destacado casco residencial, sobresaliendo zonas como el colegio Agustiniano y todo el sector próximo a la estación con algunos edificios, pero donde siempre dominan las casas bajas, los chalets y el marco verde que ofrece el Club Golf de San Andrés.

En los últimos años se erigieron varias construcciones de departamentos cercanos a la estación, que cambiaron la fisonomía del barrio e incrementaron el movimiento de personas y vehículos en la zona céntrica. “De todas maneras hay barrios como el Barrio Parque San Andrés, donde se han construido dúplex y viviendas importantes, transformándose en una isla de paz, con menor tráfico y cantidad de habitantes”, agregó Altamirano.

En este contexto, las calles más cotizadas en la zona son Ayacucho, por su tránsito vehicular; Colegio Militar hacia el lado de las vías del ferrocarril, por la calidad de sus construcciones, y el Barrio Parque. “Se destacan también las próximas a la estación y el golf: Dr. Aleu y la avenida Juan domingo Perón, con un hermoso bulevar verde”, amplió Bermejo. En tanto, en San Andrés Oeste las favoritas son Bolivia, América y Congreso.

Casas rodeadas de forestación, en un sector de buen nivel que pertenece al partido de San Martín. Foto: Diego Spivacow/AFV

Valores

En San Andrés predominan los alquileres sobre las ventas, ya que la falta de crédito limita el acceso a la compra de aquellos que alquilan y aspiran al techo propio. Para tomar como referencia, los chalets en la zona del golf para la venta están valuados desde 170.000 dólares en adelante.

Para alquiler, los valores varían según la ubicación, antigüedad, el estado del inmueble y su proximidad a la estación o medios de transporte. “Un departamento de un dormitorio ronda los 2300 y 2600 pesos mensuales en una buena zona. De dos dormitorios alrededor de 3000 y 3500 pesos más cochera, si la posee”, comentó Altamirano.

Alrededor de la estación y del golf en general se establecen familias con mayor poder adquisitivo. El público que vive en la zona es diverso, pero hay muchos jóvenes que también la eligen o son los herederos de los antiguos pobladores. “La gente que vive en la zona es muy localista y amante de la tranquilidad”, agregó Altamirano.

Y así lo confirma Daniel, que tiene 40 años y siempre vivió en San Andrés. “Es un lugar tranquilo, de familia con casas bajas, con espacios públicos, cerca de la estación y de los colegios. Hasta los dos años viví en la misma calle que vivo ahora. Luego con mi familia nos fuimos mudando, pero siempre en el radio de las dos o tres cuadras. Cuando me independicé elegí también vivir acá y no me mudaría a otro barrio. Estamos muy asentados con la familia, los amigos, el club. Son una serie de factores que hace que tengamos un arraigo importante con el lugar”, concluyó..

Por Guadalupe Fernández Fronza, Sábado 14 de junio de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION