Ladrillos para todos: la revolución del crowdfunding llegó al sector

Cada vez más compañías ofrecen participar de procesos de financiación colectiva a través de plataformas digitales para comprar una propiedad; cuál es la inversión mínima y qué renta prometen.

Cosas de la revolución digital: no hace mucho tiempo atrás, uno tenía que ser un inversor con una abultada cuenta bancaria y conocer el funcionamiento interno del mercado del real estate para poder participar en la financiación de algún importante proyecto inmobiliario. Ahora, el maridaje entre desarrolladores y tecnología ha permitido democratizar este proceso, habilitando el ingreso de nuevos actores con montos más pequeños.

Se trata del crowdfunding, como se denomina al proceso de financiación colectiva a través de diversas plataformas digitales. Aunque la mayoría de los aportes suelen destinarse a negocios, causas sociales y artes escénicas (mediante servicios como Kickstarter, Indiegogo o la argentina Ideame) el real estate ha comenzado a ganarse un espacio en la industria del crowdfunding, que se estima, mueve casi US$40.000 millones. De acuerdo con la firma Massolution, el sector inmobiliario movilizó US$ 3500 millones en diversas plataformas durante 2016, cifra que habría ascendido hasta los US$5500 millones el año pasado, una suba superior al 57 por ciento.

Aunque son incipientes, existen proyectos en nuestro país que ya están sacando provecho de esta tecnología. Están enmarcados en la figura de fideicomiso de administración y requieren una inversión mínima para participar que arranca en los $25.000. La rentabilidad anual parte del 9 por ciento anual, pero puede alcanzar el 35 por ciento en proyectos a 24 meses.

“Cuando abrís un diario y ves que te venden departamentos desde US$400.000, te das cuenta de que ese tipo de publicidad está destinada al 1 por ciento de la población del planeta, la asimetría es muy grande”, dice Damián Lopo, fundador y director de Crowdium, una empresa perteneciente al conglomerado Newlink Capital que se promociona como “la primera plataforma de financiamiento colectivo de proyectos inmobiliarios de la Argentina”. Según Lopo, “a todos les gustaría jugar el juego del real estate”. “El crowdfunding democratiza las inversiones y le da la oportunidad a cualquiera de participar del mercado inmobiliario”, sostiene.

“En Estados Unidos se lanzaron más de 250 empresas de este tipo, que registran US$4000 millones al año en transacciones. Nosotros somos la primera en América Latina y el mundo que es 100 por ciento transaccional”, agrega. Crowdium permite al usuario abrir una cuenta de forma gratuita y cargar la documentación necesaria. Luego, lo pone en contacto con una fiduciaria que le devuelve la aprobación en escasos minutos, le indica el monto autorizado de inversión y, tras concretar el giro del dinero mediante home banking, envía por correo un contrato firmado digitalmente.

Con aportes mínimos de $25.000, Crowdium ya ha logrado fondear cuatro desarrollos: los edificios de departamentos Altos de Añelo I y II en Vaca Muerta, Neuquén y los barrios privados Estancia Villa María I y II en Canning, Buenos Aires. Actualmente busca financiación para el edificio Next Bustamente, en Recoleta. Todos poseen una duración aproximada de dos años y brindan rentabilidades que oscilan entre el 20 y el 35 por ciento de acuerdo al proyecto.

Sofía Gancedo es otra de las precursoras del crowdfunding inmobiliario en el país. Es la gerente de operaciones y cofundadora de Bricksave, una plataforma que permite invertir desde la Argentina en desarrollos de lujo en otras partes del mundo a partir de US$2500, que pueden ser abonados con tarjeta de crédito, débito o giro bancario. Los retornos anuales promedio son del 9 por ciento en dólares.

“Vamos a los desarrolladores y negociamos unidades terminadas con un 20 por ciento de descuento, 15 por ciento se lo queda el inversor”, detalla Gancedo. A la fecha, Bricksave ha logrado financiar dos edificios en Puerto Madero, tres en Miami y acaba de lanzar un fondeo en Barcelona, con plazos de inversión de cuatro años. La empresaria asegura que el negocio es la desintermediación de inversiones y que sus clientes son mayoritariamente personas de buen nivel adquisitivo que no manejan “con mucha agilidad” este tipo de instrumentos financieros. “Pueden invertir un poco en un activo de lujo con un valor intrínseco y otro poco en acciones o en bonos, es una decisión inteligente”, señala.

En el caso de Bricksave, la inversión promedio ronda los US$20.000. “Varía mucho. Tenemos clientes que aportan US$600.000 y otros que ponen US$2500, aunque a todos los tratamos igual”, reconoce Gancedo.

Bricksave permite a los inversores recibir todos los meses los ingresos obtenidos de los alquileres de las unidades. Estos fondos pueden utilizarse para otra inversión o ser depositados anualmente en una cuenta bancaria.

Gancedo agrega: “Es un producto que corta muchas barreras. A partir de este año vas a poder comprar una parte de un departamento en Singapur, es muy loco. Tenemos rendimientos conservadores en dólares pero preferimos las buenas noticias antes que las rentabilidades altísimas que esconden sorpresas en la letra chica de los contratos.”

Más accesible, al requerir baja inversión democratiza el acceso al sector

Nuevos jugadores

El arquitecto Víctor Zabala, al frente de Estudio Zabala, es uno de los actores más nuevos en el juego del crowdfunding inmobiliario local. Con un aporte inicial de US$25.000 su servicio otorga a los inversores un porcentual de participación en los proyectos a desarrollar. El valor de cada módulo es fijo y la inversión se puede realizar en pesos, con una rentabilidad del 10 al 12 por ciento anual.

“A través del crowdfunding inmobiliario le damos la posibilidad a inversores pequeños de participar de proyectos arquitectónicos de diseño a los cuales hasta ahora no tenían acceso. Buscamos brindarle, a todos aquellos que compartan con nosotros la idea de que invertir en construcción es una excelente alternativa en nuestros tiempos, la oportunidad de diversificar sus inversiones en distintos proyectos que ofrecen una atractiva rentabilidad en dólares, la cual se obtendrá con el simple paso del tiempo dentro del proyecto, llegando a obtener la mayor ganancia junto con la venta definitiva de la obra terminada en el mercado”, comenta Zabala.

“El primer proyecto en Pilar se está terminando. A partir de ese emprendimiento se fueron armando otras dos obras y la compra de dos terrenos más para construir casas de alta gama -añade y sigue-. Nuestra cultura está muy arraigada en la inmigración española e italiana. Venimos de familias muy acostumbradas a invertir en ladrillos como resguardo de valor. Al crowdfunding lo veo como algo positivo, porque el inversor tiene la certeza de que ese dinero que invirtió está puesto en la propiedad, por más que no sea dueño 100 por ciento”.

El arquitecto admite que buena parte de sus clientes son millennials. “Pasa algo curioso. Me está llamando gente a partir de nuestros posteos en Instagram, personas totalmente jóvenes”, dice. Zabala, que ha reunido cerca de US$1,3 millones a través de esta herramienta en el último año, ahora trabaja en bajar el aporte inicial a US$10.000. Pero para esto dice que hay que esperar a que se hagan modificaciones a la Ley del Emprendendor, que norma el funcionamiento de los sistemas de financiamiento colectivo en el país.

“La legislación está apuntada al crowdfunding de empresas de tecnología, que no es especificamente a lo que apunto yo. La legislación tiene una gran limitante, porque cada persona solo puede aportar $20.000, eso es menos de US$1000. Entiendo que, a futuro, cuando seamos más los actores en este rubro, la ley se va a tener que adecuar para liberar el capital que pueda aportar la gente”, concluyó.

Visitas de Nueva York

En abril se conoció que la empresa neoyorquina Prodigy Network, una plataforma de crowdfunding inmobiliario que ya ha recaudado más de US$650 millones de inversores individuales para seis proyectos propios – tres hoteles y tres espacios de coworking -en la Gran Manzana, llegará a Buenos Aires junto a un socio local. La compañía, fundada por el colombiano Rodrigo Niño en 2003, traerá al país la marca The Assemblage, su división de espacios de coworking que ya funcionan en tres edificios de Manhattan. Prodigy Network tiene inversores en 40 países, aunque los argentinos representan el mayor porcentaje del total -15 por ciento-. La firma, que planea lanzar su operación local en 18 meses, fondea el 50 por ciento de los proyectos a través de crowdfunding. El ticket mínimo para ingresar hoy es de US$10.000 -fue bajando desde US$250.000 hace unos años- y el objetivo es que siga cayendo. El promedio está en los US$80.000. “Quiero que baje a US$1000 y luego a US$100”, adelanta Niño.

El modelo de negocios de Prodigy Network en la Gran Manzana incluye la compra del inmueble, su remodelación, su operación y la venta, todo en un plazo de tres a cinco años. Cada proyecto es financiado con deuda con bancos -40 por ciento-, capital propio -1 por ciento- y crowdfunding -50 por ciento-. Para el inversor la firma dice ofrecer “retornos de doble dígito”, que incluye una renta anual de 6 a 8 por ciento, dependiendo cada proyecto. La tasa de retorno total va a depender del monto desembolsado, del éxito de la operación -ocupación, en el caso de los hoteles, y cantidad de socios, en el caso de los coworking- y de la revalorización del inmueble al momento de la venta. Así, por ejemplo, The Assemblage NoMad, con una renta del 6 por ciento anual y una revalorización calculada en 28 por ciento en cuatro años, da un retorno total de 52 por ciento o 13 por ciento anual. ¿En qué radica la fortaleza de esta inversión? Brinda estabilidad, baja volatilidad y buena performance versus otros activos, como bonos y acciones, explican en la empresa y le ponen datos: desde el año 2000, la tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del índice de precios de la propiedad comercial en Manhattan fue de 11,2 por ciento, mientras la TCAC del mercado bursátil fue de 3,29 por ciento y del índice MSCI REIT fue de 8,12 por ciento. “El capital institucional siempre se protegió de la volatilidad en tiempos de incertidumbre en oro, bonos del tesoro y propiedades comerciales”, explica Niño y agrega que el beneficio individual se promueve pero exclusivamente en función del beneficio colectivo. Y esto lo bajó a sus negocios: “Me di cuenta de que si le daba acceso a los inversionistas retail (pequeños) a los activos que en los momentos de incertidumbre protegieron los grandes capitales institucionales en los últimos 80 años, eso era un tremendo impacto positivo sobre la comunidad”. El público no tenía acceso a esos activos, incluso legalmente, por el Securities Act de 1933 -ley de valores-, pero la ley cambió en 2013. “Hoy la gente puede invertir donde invertían Trump, Rockefeller, Astor y los Bloomberg. Y yo tuve más éxito en siete años que en los 15 previos”, concluye.

Por Andrés Krom, Sábado 9 de junio de 2018
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION

¿Cómo y en qué invertir en el exterior?

El sistema de crowdfunding abrió el mercado de apuestas fuera del país. Con montos de U$S 100.000 se puede participar de negocios dirigidos al segmento premium.

EI inversor inmobiliario suele ser un actor económico inquieto, de mirada atenta, de pensamiento rápido que se deja llevar no sólo por el impulso sino también por su olfato del mercado. Él está siempre agazapado a la espera del momento preciso de salir al ataque. Sabe que debe ser rápido y que las oportunidades no lo esperan. Es por eso que cuando los mercados locales se encuentran desacelerados con poco margen de rentabilidad como sucede actualmente , la coyuntura favorece la inversión en el exterior. Y ellos saltan las fronteras en búsqueda de nuevas ocasiones comerciales.

Hasta hace un tiempo para invertir, en cual-quier rincón del mundo, la gran variable consistía en hallar una muy buena ubicación o una propiedad exclusiva. Adquirirla y permanecer a la espera de la revaluación de la zona fruto del desarrollo o rejuvenecimiento urbanístico o comercial. Hoy el escenario parece haber cambiado y los inversores, se mueven como jugadores temporales, entrando y saliendo en los diferentes escenarios con el objetivo de estar siempre en la cresta de la ola. Por eso, una de las principales características de este tipo de actores es estar atentos para encontrar qué lugar del planeta se presenta el “momentum”. Por ejemplo la Argentina en 2003 se había convertido en el centro de las miradas; seis años más tarde fue el turno de Miami y actualmente, desde comienzo de año, la nueva vedette del sector es España.

A la hora de evaluar qué inversión inmobiliaria realizar, los interesados deben tener en cuenta dos factores importantes la rentabilidad que surge de la plusvalía (valor de venta menos el precio de compra) más la renta por el alquiler de la propiedad. Sin duda este es uno de los primeros indicadores que le permite comenzar con el análisis a quién busca una jugada inmobiliaria.

Ciclos y momentos

En real estate como en la mayoría de los negocios de inversión, no hay fórmulas mágicas, la clave está en tener el timing. Esto es saber cuándo entrar y cuándo salir. Existen cuatro ciclos económicos, pero el más estudiado es aquel que dura entre 9 y 10 años.

Según los especialistas los ciclos que vienen de caídas pronunciadas tienen en muchos casos importantes crecimientos que suelen manifestarse en una mejora progresiva durante un par de años. La continuación a esta etapa es el momento de confianza o prosperidad, lo que el metro cuadrado o las unidades empiezan a revaluarse. El tercer paso de este proceso, por lo general, antes del declive es el techo que llega de la mano de la emoción exagerada y la especulación.

Los primeros que reaccionen ante los más mínimos gestos de los diferentes mercados son aquellos que estarán en condiciones de obtener mejores dividendos de sus jugadas; mientras que para quienes no se mueven naturalmente en este medio existen compañías que brindan asesoría de inversiones inmobiliarias.

Un modelo muy elegido

Una opción que apareció con fuerza en los últimos tiempos, entre los distintos tipos de inversiones es el crownfunding, una red de financiación colectiva que le abrió la puerta a las inversiones inmobiliarias a los pequeños y medianos jugadores. “Este sistema permite que más personas puedan ingresar a una inversión que hasta hace un poco sólo estaba reservada para quienes tenían mucho dinero. Hoy con montos promedio de US$100.000 se puede participar de un negocio que en la mayoría de los casos está dirigido al perfil premium. Nuestras propuestas se encuentran en Manhattan”, comentó Alejandro Schuff, director Comercial de la firma inmobiliaria Soldati. Actualmente la empresa cuenta con cinco obras , una de ellas abierta a los inversores . Se trata de Assemblage, un proyecto de US$ 90 millones de inversión ubicado en Nueva York sobre Park Avenue con un valor estimado de venta en US$120 millones ,y una renta proyectada de entre 12 y 16 por ciento anual , “La magia para el inversor minorista es la posibilidad de ingresar a un negocio importante”, detalló Schuff.

El proceso tiene diferentes etapas: se compra el inmueble, se lo pone en valor, se lo explota comercialmente durante un período y luego se vende a un fondo de inversión o a un gran banco. En el caso Assemblage se desarroIlará un proyecto de oficinas de coworking con un local gastronómico. “Quien invierte US$ 100.000 en cuatro años obtendrá entre US$ 160.000 y US$180.000”, especificó Schuff. “Este tipo de inversiones ofrecen retornos más altos en el mediano plazo, menos volátiles y más seguros que las inversiones convencionales. Históricamente, los activos inmobiliarios comerciales de Manhattan ofrecieron una de las mejores oportunidades de inversión debido a que su estructura de capital genera protección durante los tiempos de recesión y tiene potencial de proveer apreciación en tiempos de crecimiento económico”, afirmó Leonard Chinchay, VP a cargo de las relaciones con los inversores de Prodigy Network, firma dedicada a la inversión inmobiliaria. Y agregó: ‘Tenemos clientes en la Argentina que han comprado un departamento en Brickell, Miami en 2013 y liquidaron tres años después recibiendo un retorno anual cercano al 4,5 por ciento como resultado de combinar la plusvalía y el alquiler.

Los inversionistas argentinos que invirtieron en Nueva York la misma suma y año recibieron un retorno que supera el 16 por ciento anual y el riesgo es menor, ya que el propietario no debe preocuparse si esa unidad se queda sin inquilino o se estropea algún electrodoméstico”. Chinchay y Schuff, coinciden que lo que busca el argentino en el exterior es seguridad y rendimiento. “Nueva York no solo ofrece la seguridad, sino que los retornos son más altos de lo que obtienen los inversionistas individuales al participar en otras formas de inmuebles o incluso a través de sus banqueros privados en la bolsa de valores”, afirmaron.

Los registros de los especialistas revelan que cada vez son más los argentinos que buscan “resguardarse” en la Gran Manzana.

Por Leandro Murciego, Sábado 5 de noviembre de 2016
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION

Herramienta colectiva

El crowdfunding, que es furor en los Estados Unidos llegó a la Argentina y se presenta como una alternativa atractiva para pequeños y medianos inversores.

En los últimos tiempos en los Estados Unidos, fundamentalmente en la ciudad de Nueva York, comenzó a proliferar un nuevo tipo de inversión inmobiliaria conocida como crowdfunding, esta plataforma de negocios -de características similares a los conocidos sistemas de pozo que se realizan en nuestro país- que se está transformando en un fenómeno comercial en América del Norte ya desembarcó en la Argentina.

El crowdfunding para muchos es la herramienta financiera colectiva del futuro que permite el aporte económico de inversores individuales. “Este sistema que estuvo prohibido en los Estados Unidos desde 1933 para los pequeños inversores hasta septiembre de 2013 (momento en el que se cambió la legislación americana sobre el tema) se presenta como una oportunidad para miles de emprendedores pequeños y medianos”, comentó el colombiano Rodrigo Niño, fundador y titular de Prodigy Network, una compañía que en poco tiempo se convirtió en uno de los referentes del sector y que actualmente cuenta con cinco proyectos en marcha en la Gran Manzana y tres en Bogotá (con un valor total estimado en 950 millones de dólares).

Y agregó: “Prodigy permite invertir en proyectos inmobiliarios en zonas como Manhattan con inversiones que parten desde los 100.000 dólares. El éxito obtenido con el primer proyecto de bienes raíces conocido como AKA United Nations, un complejo de lujo de casi 100 departamentos (que entregará retornos por encima del 20% anual) que se encuentra próximo a la entrega motivó el lanzamiento una nueva propuesta inmobiliaria conocida como Assemblage 25th Street, otro hotel de larga estadía pero que en este caso cuenta con oficinas colaborativas”.

Las unidades en el AKA según Niño se alquilan a una tasa que supera los 400 dólares por noche y cuya tasa de ocupación se encuentra por encima del 90%, se convierte en uno de los proyectos más codiciados de la ciudad. En otras palabras, por cada mil dólares invertidos en AKA United Nations, los participantes del proyecto estarán recibiendo un poco más de 1200 dólares. “De los pequeños inversionistas que participaron en este proyecto a través del crowdfunding con montos desde US$ 50 mil, el 50% aproximadamente fueron latinoamericanos, de lo cuales el 21% fueron argentinos”, afirmó Niño, titular de Prodigy, que hasta el momento reunió unos 6200 inversionistas distribuidos en 19 países.

Otra de las compañías que ofrece esta novedosa propuesta de inversión es Bricksave Crowndfunding Inmobiliario, que cuenta con su sede central en Londres. “Bricksave es una plataforma diseñada para realizar crowdfunding de propiedades de lujo localizadas en destinos exclusivos como Miami, Nueva York, París, Singapur, Hong Kong y la Argentina (donde se presentó recientemente). Por medio de este sistema se busca unificar fondos de pequeños inversores de manera que puedan comprar Real Estate y lograr una renta y la conservación y apreciación del valor del capital invertido en el mediano plazo”, explicó Patrick Aisher, director en Kinled Holdings.

Y agregó: “Bricksave permite adquirir parte de una propiedad en las mejores ciudades del mundo mediante una inversión mínima de US$ 2500, a través de un sistema de financiamiento conjunto que habilita a los copropietarios recibir una renta asegurada por el alquiler y potencial aumento del valor”.

Con base en Londres, en Inglaterra, Bricksave Holding Limited UK se expande como medio para unificar fondos de pequeños inversores de manera que puedan comprar en el Real Estate y lograr una renta y la conservación y apreciación del valor del capital destinado en el mediano plazo. “La compañía recibió recientemente una inversión de u$s 400.000 direccionados para fortalecer su desarrollo y presencia en la Argentina”, dijo Aisher.

En nuestro país

Crowdium, una empresa del grupo Newlink Capital, es la primera empresa de crowdfunding aplicado al Real Estate en la Argentina que brinda a los clientes la posibilidad de participar desde $ 10.000 en grandes proyectos inmobiliarios. “Nuestra firma, que ya está operando en el mercado local y que lo hace desde una plataforma tecnológica segura, amigable y de fácil manejo, comenzó a generar grandes expectativas”, comentaron Manuel Estruga y Damián Lopo, titulares de la firma.

La visión de Crowdium, es ser la primera empresa de crowdfunding de América latina; por eso el lanzamiento en Argentina representa el primer eslabón de la estrategia. “Uno de los temas centrales previo al lanzamiento fue la creación de una plataforma tecnológica simple y probada. Otro factor fundamental que la elección de activos inmobiliarios en los que se podrían invertir, entre los que se destacan: Riviera, en Olivos, del Grupo Portland y Estancia Villa María en Canning de Fiducia Capital; ambos proyectos terminados, premium y rentables. Asimismo, incorporarán otras propuestas inmobiliarias tales como: desarrollos de pozo, oficinas con contratos de alquiler a largo plazo, loteos en emprendimientos exclusivos y depósitos, entre otros”, concluyó Mariano Nejamkis, CEO de la compañía.

Un ejemplo sencillo da cuenta de las ventajas de este sistema: “una propiedad de 10 millones de pesos se divide en 1000 participaciones de $ 10.000 cada una. Con tan sólo $ 10.000, los inversionistas pueden disfrutar de los beneficios de esa inversión algo que hasta el momento resultaba impensado. Es decir, este sistema permite el acceso a personas que antes no tenían la posibilidad de invertir en este mercado, además permite diversificar un mismo monto que antes se destinaba todo a una misma propiedad en distintos proyectos”, explicó Estruga.

América latina, el nuevo objetivo

El sistema comercial denominado crowdfunding que se convirtió en furor inmobiliario en los Estados Unidos, pero que puede aplicarse a cualquier rubro desde la edición discográfica hasta un fondo de inversión para cualquier tipo de proyectos en no mucho tiempo comenzará a ser una de las nuevas vedettes de latinoamérica según los distintos actores hoy intervientes.

Sobre el tema Aisher, director en Kinled Holdings, comentó: “Creemos que existe un enorme potencial para el crecimiento en el crowdfunding en el sector inmobiliario latinoamericano y estamos buscando maximizarlo a través de Bricksave. Nuestra posición en la región nos permite crecer y llegar a un sector que hasta ahora ha sido ignorado en gran medida por las propiedades inmobiliarias a través de plataformas de crowdfunding”.

Por Leandro Murciego, Sábado 2 de enero de 2016
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION