Crece el Parque Industrial La Cantábrica; al proyecto original se incorporan 10 hectáreas para nuevas empresas.
Uno de los casos de un inmueble que se refuncionalizó y que se transformó en un complejo fabril exitoso es el Parque Industrial La Cantábrica, en Haedo. Se trata de un desarrollo en el que operan 44 empresas de distintos rubros y en el que se desenvuelven 2200 empleados en forma directa. El complejo se ubica dentro de lo que fue La Cantábrica, una empresa metalúrgica que inició sus actividades el 12 de junio de 1902, a algunas cuadras del cruce del Acceso Oeste con el denominado Puente Derqui. Luego se desarrolló como una siderúrgica.
La planta de Haedo fue instalada en un terreno de 19 hectáreas. Además de las naves industriales donde se encontraban los trenes de laminación, la fundición de forja y el sector de estampado y los talleres metalúrgicos, contaba con una escuela de aprendizaje, un comedor para empleados y obreros, y un consultorio médico. En esta empresa llegaron a trabajar más de 7000 personas. Después fue el turno de los tiempos negativos y se acentuó la caída en los 80; finalmente, los avatares económicos favorecieron al cierre definitivo en 1992.
“En 1994 pensamos junto a otros empresarios de la zona la idea de reconversión de la ex fábrica en un parque industrial para pequeñas y medianas empresas. En la actualidad es un lugar en el que se destacan varios ámbitos productivos, tecnológicos y empresariales, por ser un ejemplo concreto de asociación entre el Estado y el sector privado”, detalló Edgardo Gámbaro, presidente de la Unión Industrial del Oeste (UIO), que tiene su sede en el inmueble de Haedo.
Por otra parte, el parque terminó de aprobarse a fines de los 90, con el Ente de Promoción Industrial Buenos Aires-Morón (Epibam) que realizó las primeras adjudicaciones de las naves industriales a las empresas.
La construcción de la infraestructura común (pavimentos, redes de agua, desagües, electricidad, gas, entre otras) y los gastos de funcionamiento del parque fueron solventados con recursos de los empresarios. “Fue así como las empresas construyeron y reciclaron sus plantas. Mejoraron la organización de la producción, implementaron nuevos procesos, cumplieron con las normas ambientales y certificaron normas de calidad”, agregó. Seguí leyendo “Las pymes como motor del avance”