En el corredor norte casi no quedan y los que se ofertan tienen precios exorbitantes; por eso, los desarrolladores llevan sus operaciones a barrios como Villa Urquiza, Saavedra, Barracas o Caballito.
Los lotes o terrenos son para los desarrolladores lo mismo que los casi inexistente créditos hipotecarios para la clase media: escasos, cotizados y más que necesarios. Sin ese bien, los developers no podrían construir edificios y llevar a cabo su negocio.
El reconocido economista y urbanista colombiano Samuel Jaramillo plantea que lo que se comercializa en el mercado no es la tierra misma, sino el derecho de percibir la renta. Esta afirmación es claramente comprobable en la ciudad de Buenos Aires. Al analizar la renta del suelo es preciso remarcar que el precio está dado por la capacidad de generar valor que tiene cada terreno. En el precio del suelo está implícita la noción de costo futuro, entendido como la generación de valor que se puede obtener de lo que es posible construir en ese lote.
El precio promedio del metro cuadrado varía según la zona y la superficie edificable, que determinará la incidencia que éste tendrá en el valor final de una propiedad (alcanza del 35 al 40% sobre la obra finalizada). Es decir, en estos terrenos no sólo se evalúan los metros cuadrados del mismo sino que lo importante es la cantidad de pisos y departamentos que pueden edificarse.