La zona se revalorizó dando impulso al mercado inmobiliario y de la construcción. El impulso del Distrito Tecnológico generó en el barrio vecino una progresiva transformación que apuesta al futuro.
Es una de las zonas más antiguas de Buenos Aires que supo ser un importante polo industrial. El barrio conserva su identidad y recibe en el área comercial la potencialidad del Distrito de Diseño. Sus calles exhiben la presencia de la industria desde el siglo XIX hasta la actualidad, con hitos arquitectónicos, edificios, parques públicos, hospitales, escuelas y edificios de vivienda de una Barracas moderna en pleno proceso de transformación y un distrito que se está construyendo.
El barrio aún hoy tiene una densa red de organizaciones, clubes barriales y bodegones que servían a la gran masa de trabajadores de las barracas que hoy están vacías y buscan un nuevo público. “El objetivo del Distrito de Diseño es integrar este legado al barrio en una nueva matriz productiva, que es la que plantea la economía de fin de siglo: una economía del talento, del valor agregado, que presenta a Barracas la oportunidad de volver a ocupar su lugar histórico de cuna de la producción”, comenta Enrique Avogadro, subsecretario de Economía Creativa del GCBA y director del Centro Metropolitano de Diseño.
Un progresivo cambio se advierte en las calles de Barracas, en algunas zonas más que en otras gracias a la iniciativa privada que se interesó, por ejemplo, en adquirir fábricas desactivadas por décadas para recuperarlas. Obras que parecen faraónicas (no por el lujo, sino por la superficies), como la que avanza desde hace dos años con buenos resultados en la ex fábrica Alpargatas.
“Este histórico edificio está a punto de abrir nuevamente sus puertas, ahora convertido en el emprendimiento de usos mixtos. Molina Ciudad es un edificio emblemático para el barrio que durante muchos años estuvo abandonado vuelve a aportar su energía, con la apertura de locales comerciales sobre la avenida Patricios y el estreno de los lofts residenciales y estudios apto profesional”, explica Iván Achaval, director de Achaval Cornejo.
El directivo añade: “El proyecto tuvo muy buena recepción entre la gente del barrio y se han acercado también muchas familias de Avellaneda y de la zona sur, que valoran la calidad de los amenities, la espacialidad de los lofts con sus 4 metros de altura y, sobre todo, la cercanía al centro porteño, a Puerto Madero y a las universidades, con muy buenos accesos y medios de transporte. Tenemos propietarios que están trabajando en la arquitectura interior de sus lofts para venir a vivir acá, más de un artista que encontró un lugar muy especial para su atelier, y también vamos a contar con una oferta interesante de unidades en alquiler, tanto para vivienda como para oficinas, con muy buenas plantas flexibles de 200 a 800 m2”. Los valores son muy accesibles; hay unidades desde 24.000 pesos por m2.
Por su parte, Fernando Mayorano se refiere a VIBA, un proyecto en California al 2200 orientado tanto al cliente residencial como a empresas y profesionales del diseño que quieren aprovechar las ventajas del Distrito. “Un edificio de calidad, con precios que están en alrededor de 1500 dólares el m2. Para 2015 tenemos planificado lanzar nuestro segundo proyecto en la zona”, adelanta.
Un poco al estilo de lo que ocurre en ciudades desarrolladas, Barracas aporta toda su historia e incorpora esa exigencia moderna que componen los proyectos mixtos, donde lo residencial y comercial se integran, y a la vez se complementan. Así se suma el testimonio de Gustavo Fernández, desarrollador que está hace 15 años en la zona, cuando reciclaron la antigua Editorial Fabril Financiera devenida el edificio Central Park: “Con respecto al Distrito de Diseño, todavía no se advierte una gran revalorización de Barracas, ya que la ley se reglamentó hace muy poco tiempo, pero estamos en constante colaboración y participación para atraer empresas de diseño que se instalen en este ámbito y especialmente en Central Park, ya que el edificio está preparado para recibirlas con un muy bajo alquiler y sin mucha inversión para instalarse. Hay muchas consultas, visitas, ya que lo importante no es el precio de alquiler, sino lograr traer empresas comprometidas a participar del diseño con amplias posibilidades de ampliación y crear un sinergia muy importante”, sostiene Fernández.
El edificio de la ex Fabril Financiera – devenido Central Park fue reciclado por el arquitecto Emilce Arguello con la colaboración de Pérez Celis en el diseño del color de la fachada. Es una fábrica refuncionalizada donde originalmente funcionó la Fábrica Argentina de Fósforos y después la Fabril Financiera, la imprenta más grande en el país. Cuando se compró el edificio se restauró y se intentó conservar su valor histórico: hay una fachada que se mantiene y data de 1889.
El Distrito de Diseño juega un rol muy importante en el despegue de Barracas, atrayendo tanto inversión pública como privada.
Fernando Mayorano, presidente de SmartOffice, cuenta que luego del éxito que tuvieron con sus proyectos en el Distrito Tecnológico de Parque Patricios vieron que Barracas podía tener un potencial similar: “Aprovechamos su ubicación geográfica a cinco minutos del centro de la ciudad y la posibilidad de encontrar lotes con un nivel de incidencia razonable”, explica.
Alejandro Gawianski, de Open Office, también vivió la experiencia del Distrito Tecnológico y decidió apostar al Distrito del Diseño en Barracas: “Estamos trabajando desde que se aprobó la ley en el Distrito Tecnológico y recientemente en el Distrito de Diseño. Los beneficios que se ofrecen a las empresas que califican hacen que el alquiler sea prácticamente gratis frente al IIBB”, detalla.
Circuito
El Distrito de Diseño presenta una iniciativa que invita a conocer el tradicional barrio del sur de la ciudad a través de una muestra fotográfica que repasa la identidad del barrio y la potencialidad del distrito. Además propone actividades gratuitas como talleres y recorridos guiados por la zona. Algunos de los puntos de interés que integran el recorrido son las ex fábricas Alpargatas, Bagley y Cruz de Malta, el Hospital Británico, la iglesia del Sagrado Corazón y la Escuela Joaquín V. González, entre otros.
Por Guadalupe Fernández Fronza, Sábado 20 de septiembre de 2014
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION