Es El Zanjón de Granados, que muestra reliquias encontradas en pasajes subterráneos.
Cuando Jorge Eckstein compró el edificio de Defensa 755, en San Telmo, no imaginó que también adquiría una parte de la historia de la Ciudad de Buenos Aires . Es que debajo de una típica casa chorizo construida en 1830 aparecieron cuatro siglos de historia que habían quedado sepultados cuando se entubó el arroyo conocido como el Zanjón de Granados. El lugar se convirtió en un espacio en el que se puede recorrer, a través de los túneles y las reliquias que se exhiben, la historia de la Buenos Aires colonial.
Fue a partir de un derrumbe que aparecieron túneles, construcciones de distintas épocas y otros elementos que se exponen hoy en el barrio de San Telmo –en un espacio destacado por la Unesco– que lleva el nombre del que alguna vez fue uno de los arroyos más importantes de la Buenos Aires de la primera y la segunda fundación.
El complejo actual se encuentra en la que era la última manzana de la ciudad fundada en 1580 por Juan de Garay como una cuadrícula perfecta. Juan González se registra en esa época como el primer titular de la manzana en donde hoy funciona El Zanjón de Granados. Los túneles hallados fueron construidos hacia el 1780 por familias adineradas que pudieron entubar por cuenta propia el arroyo que pasaba por el lugar, conocido con el nombre “El Tercero del Sur”. Es que además de provocar inundaciones cuando llovía, el arroyo traía los restos de los animales que se faenaban en las afueras de la Ciudad. Los túneles que se descubrieron formaban la desembocadura, ya que el Río de la Plata, en aquel momento, estaba sólo a 150 metros: la ribera era lo que hoy es la avenida Paseo Colón. De hecho, en otras excavaciones, se encontraron restos de un paseo antiguo en la zona del Correo Central; y en diciembre de 2008, mientras trabajaban en la construcción de cocheras en Puerto Madero, se descubrió un galeón español que naufragó antes de llegar a la costa, para mediados del 1700.
En 1983, cuando Eckstein compró la casona, descubrieron en los cimientos una cisterna de 18.000 litros, restos de una casa de 1732 y una construcción abovedada: “La excavación siguió y llegó el mayor descubrimiento, era el techo del túnel. Con los años se lograron recuperar 2 km de túneles”, contó Enrique Salmoiraghi, guía del museo, en el que se pueden ver todas estas obras.
Pero antes de que llegaran al barrio las familias ricas hubo otras, que construían casas muy modestas con ladrillones de barro. Algunos de esos muros se conservan y conviven con otras construcciones. Es que poco a poco la Ciudad crecía y las casas se asentaban sobre las ruinas de otras. Así nació la casa de estilo pompeyano –con tres patios, uno de recepción, otro para la familia y el último para la servidumbre– que domina hoy El Zanjón de Granados. Los arqueólogos que trabajaron en el lugar –un equipo liderado por Daniel Schávelzon– estimaron que la casa, con 20 habitaciones, es de 1830 y fue abandonada en 1860 por la epidemia de fiebre amarilla. Después de 1900 funcionó un conventillo, hasta que el lugar fue abandonado.
La historia de casi cuatro siglos está expuesta para turistas y visitantes. Matilde Pascual, también guía del Zanjón, cuenta que oficialmente fue Andrés Cajaraville el primer vecino en pedir permiso al municipio para el entubamiento del arroyo; los documentos datan de 1787. Pero un hecho curioso ocurrió varios años después que Don Jorge comprara el solar de Defensa 755. Fue cuando un vecino de la calle Chile, al enterarse del descubrimiento de los túneles, les dijo “¡por fin los encontraron!”. Anastasio contó que solía jugar en los túneles cuando era chico.
Silva Gómez, 28 de junio de 2011
Publicado por Clarín