El mercado inmobiliario es uno de los más importantes de nuestra economía y ejerce un efecto multiplicador hacia una fantástica cantidad de industrias provocando un fenomenal efecto dinamizador.
En este contexto la asignatura pendiente para que el mercado pueda consolidar su desarrollo es la falta de financiamiento mucho más fluido.
Entiendo que problemas endémicos como la inflación conspiran y hacen muy difícil obtener una tasa atractiva que converja entre la oferta y la demanda de los créditos. De esta manera no es posible pensar en la posibilidad de disponer de financiación a largo plazo. También la relación cuota-ingreso es actualmente muy distante y sumado a la inflación es casi imposible poder desarrollar un mercado a largo plazo.
Apoyar e incentivar el financiamiento de la vivienda significa promover la prosperidad económica de un país y contribuir a la estabilidad social, permitiendo a los ciudadanos comprar su vivienda propia que representará, seguramente, la mayor inversión de su vida.
La adquisición de un inmueble, en la mayoría de los casos requiere de financiamiento de largo plazo, que permita diferir la presión que el precio ejerce sobre el ingreso familiar.
En la ciudad de Buenos Aires el 98% de los fondos que contribuyen a financiar la adquisición de inmuebles proviene del ahorro y sólo un 2% de créditos bancarios.
No podemos perder el objetivo rentabilidad/ accesibilidad con el que debería contar todo sistema de financiación al mercado inmobiliario, ni desconocer que los esquemas institucionales de movilización de recursos para financiarlo deben contar con fondeo de largo plazo.
Finalmente considero que es imperioso diseñar estrategias integrales para brindar soluciones de fondo. Hay que crear políticas de Estado con férrea decisión que permitan facilitar la participación activa del mercado de capitales en el financiamiento al sector inmobiliario..
Hugo Mennella, 22 de octubre de 2011.
Publicado por La Nación.