El ladrillo, con cetro propio

Lamentablemente el tema central que caracterizó las primeras semanas de enero es la inseguridad, que incluyó diversidad de robos, también a bancos, sembrando incertidumbre y miedo en medio de escenas trágicas signadas por la violencia incluso en manos de menores de edad.

Al finalizar diciembre y en el comienzo de este mes faltó luz, hubo largas filas en busca de surtidores porque no había suficiente nafta y todavía hoy escasean los billetes.

Y como todo verano, han comenzado las polémicas efímeras que seguramente se pulverizarán dentro de poco tiempo, pero que ocupan el interés en estos días cálidos, cuando la gente debería vivir en calma porque es época de vacaciones y sería ideal tener un respiro incluso en Buenos Aires, para los que no se pueden ir afuera, en lugar de cada vez más preocupaciones.

La inflación persiste y los temas fuertes se recalientan en este año eleccionario. De hecho, los cruces entre los candidatos ya están sobre el tapete y serán parte de la gran batalla política de 2011.

La buena noticia es para el ladrillo, que se mantiene liderando las inversiones (en la Argentina) y que tiene la capacidad de preservar el patrimonio de miles de argentinos en su país y en el exterior y a prueba de toda clase de crisis. Así lo revela un sitio en Internet que cuenta lo bien que se ha posicionado este segmento de la economía en una década y cómo el ahorro volcado a propiedades superó incluso al dólar.

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Calles Porteñas: Otro ritmo cerca del vértigo

Los pasajes o las cortadas crean un clima sereno, en general a pasos de trajinadas avenidas, y cuentan con un público exigente que los valora. Allí los precios se calculan entre 1700 y 3000 dólares el metro cuadrado.

A fines del siglo pasado se incorporaron al trazado urbano callecitas estrechas en toda la ciudad con objeto de darles un mejor aprovechamiento comercial a los terrenos. En forma de L, de U, sin salida, o en el llamado cul de sac (con entrada y salida por el mismo lugar), en Buenos Aires hay 577 pasajes y cortadas.

Repartidas en distintos barrios de la Capital, estas particulares arterias encierran un halo de misterio y serenidad muy difícil de encontrar en otras calles de la gran urbe. Sargento Cabral se extiende entre Esmeralda y Suipacha; silenciosa y elegante, permite la cercanía con la ruidosa Santa Fe, a menos de 50 metros de esa avenida en la zona de Retiro y a pasos de la clásica plaza San Martín. En su recorrido de 100 metros combina edificios antiguos de más de 70 años, con mansardas en el último piso, con construcciones modernas de poco más de 30. En arquitectura se denomina mansarda a la ventana dispuesta sobre el tejado de una casa para iluminar y ventilar su desván en la fachada de un edificio, cubierto por un techo de tejas muy inclinado, que da como resultado un elemento ornamental que suele coronar la construcción.

Jerónimo Alves Peña, gerente de la inmobiliaria Peña y Peña, confirma: “En esta calle hay un mix de unidades modernas y antiguas de estilo francés de gran categoría”. Su firma comercializa una propiedad del arquitecto Bunge. El departamento tiene 165 m2, cuatro dormitorios y ronda los 430.000 dólares; es decir, 2700 dólares el m2. Y agrega: “El primer piso se vendió hace muy poco en 390.000 dólares. Dentro del público interesado hay muchos extranjeros y otra gente que busca en particular vivir en este pasaje”. Seguí leyendo “Calles Porteñas: Otro ritmo cerca del vértigo”

Gurruchaga: A cielo abierto

La calle, que cruza los barrios de Palermo y Villa Crespo, reúne más de un centenar de locales, la mayoría dedicados a los rubros textil y gastronómico.

En las últimas dos décadas la calle Gurruchaga vivió una metamorfosis permanente, aquella arteria que atraviesa los barrios de Palermo Viejo y de Villa Crespo poco a poco fue dejando de lado sus tradicionales características: las casas antiguas -muchas construidas entre las décadas del 30 y del 50- comenzaron a transformarse, gracias a los trabajos de reciclado, en locales comerciales donde conviven desde importantes firmas de indumentaria para damas y caballeros hasta espacios de diseño, comercios dedicados al mobiliario y locales gastronómicos.

De aquel barrio tranquilo y de casas bajas, donde los pasajes empedrados parecían guardar el eco de los juegos infantiles y de las largas tertulias de vecinos, hoy poco queda. La calle Gurruchaga y sus proximidades laten al ritmo de los nuevos tiempos que les toca vivir, una mezcla de vorágine y consumo; el gen de semejante cambio es un fenómeno comercial, inmobiliario y turístico, que comenzó a gestarse a fines de la década del 90.

Si bien Gurruchaga se convirtió en una calle netamente comercial, tiene dos sectores bien diferenciados: los primeros 800 metros, comprendidos entre Guatemala y la avenida Coronel Niceto Vega, y el resto, entre Córdoba y Corrientes. En el primer sector, que se encuentra en el otrora denominado Palermo Viejo (hoy conocido como SoHo), conviven los más diversos rubros. “El movimiento en esta parte comenzó hace casi dos décadas y tuvo como centro la plaza Julio Cortázar (conocida por los habitués como la placita Serrano, en Serrano y Honduras). Al principio la zona se caracterizó por ser un polo gastronómico donde se ofrecía una amplia oferta de restaurantes y bares”, recordó Jorge Safar, gerente de Oppel SA.

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Puerto Madero: sólo el 28% de las viviendas están habitadas

Barrio fantasma: Según el censo, hoy la población es de 4.720 personas cuando hay capacidad para 16.800. La mayoría de los departamentos tienen dueño, pero son de uso temporario o pertenecen a inversores extranjeros.

Ostenta las torres más altas de Buenos Aires, pero son pocos los que eligen vivir allí. Tiene un estricto sistema de vigilancia, con más de 20 cámaras, y fama de ser el barrio más seguro de la Ciudad, pero no a muchos a quien cuidar. Y en enero, regala un sol que arde. Pero en Puerto Madero no molesta a nadie. O a casi nadie: según datos del Censo 2010, hoy la ocupación llega a apenas el 28%. Si Puerto Madero fuera como Palermo, que cambia de nombre según las modas, seguramente ahora se llamaría Puerto Fantasma.

Según la Dirección General de Estadística y Censos, que depende del Gobierno porteño, el último censo nacional registró apenas 4.720 habitantes en el barrio más nuevo de la Ciudad. En rigor, 2.485 mujeres y 2.235 varones. El número contrasta fuerte con las propias estadísticas de la Corporación Puerto Madero (la sociedad anónima que se encarga de su desarrollo) y sus previsiones sobre población: es que según este organismo, Puerto Madero iba a llegar a 2011 con más de 16.800 habitantes. Pero los datos relevados por el censo de octubre pasado ahora demuestran que la población es menor a un tercio de lo esperado.

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En un año, los alquileres en Capital subieron hasta 26%

El relevamiento de una consultora toma unidades de dos ambientes. Los mayores aumentos fueron en Boedo y San Cristóbal, que venían con atraso. Subas fuertes en Palermo, Caballito y Recoleta. Los precios en dólares ya igualaron a los del 1 a 1.

Si acceder a la vivienda propia es muy difícil por la falta de créditos hipotecarios accesibles, vivir como inquilino también se complica cada vez más. Durante el año pasado, los alquileres de los departamentos en la Ciudad aumentaron en promedio un 11,79% , pero en el algunos barrios la suba fue de hasta el 26% .

Los datos surgen de un relevamiento realizado por la consultora Reporte Inmobiliario. Según ese trabajo, el alquiler promedio de un departamento de tres ambientes fue en noviembre de $ 1.801, cuando en noviembre de 2009 era de $ 1.611.

Algunas zonas de la Ciudad, sin embargo, mostraron un salto mayor. El alquiler promedio de un departamento de dos ambientes en Boedo o San Cristóbal, por ejemplo, trepó un 26%. Según los especialistas, porque eran barrios que tenían valores retrasados respecto de otros lugares.

En los sectores más buscados para alquilar las subas fueron un poco menores. Palermo creció un 15,4% y Caballito se incrementó en un 13,9%. Recoleta, en tanto, es el barrio con los alquileres más altos : un dos ambientes cuesta, en promedio, $ 1.910 mensuales, un 21,7% más que en 2009.

Por el contrario, Chacarita (1,3%), Pompeya (3,7%) y San Telmo (3,8%) fueron los barrios con los aumentos menores.

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