Si bien en Pinamar y en Cariló los alquileres aumentaron 10 por ciento respecto a la temporada anterior, la oferta en los barrios cerrados de zona Norte incrementó los precios 25 por ciento; las opciones.
La experiencia de los propietarios en las últimas temporadas indica que basta con alquilar durante una quincena del mes de enero la segunda casa o departamento ubicado en la costa para cubrir los gastos de mantenimiento anuales del inmueble. Respecto a qué busca la demanda, en la elección de la zona, la composición familiar es la que manda. Quienes tienen niños pequeños suelen buscar barrios tranquilos, alejados del centro o incluso de la playa, puesto que de todas maneras suelen moverse en auto por sus hijos. Cuando en el grupo familiar priman los adolescentes, estar cerca del centro del balneario elegido es fundamental.
En Cariló el aumento de los valores es similar, con la excepción de aquellas propiedades que no se alquilaron la temporada anterior y que hoy se ofrecen sin ajuste de tarifa. Jorge Santamarina, de la inmobiliaria homónima, explica que el principal atractivo son las casas, puesto que allí predominan las familias numerosas o los padres mayores que alquilan para sus hijos y nietos. Las propiedades con piscina climatizada o jacuzzi son las más demandadas. También las que tienen parrilla o buenas galerías. Y las casas que integran el área de servicios o estar, vital punto de encuentro para las familias. Para esta temporada, una casa de tres dormitorios se alquila entre $ 35.000 y $ 40.000 la quincena. Si tiene pileta climatizada, la cifra asciende a los $ 80.000 o $ 90.000. Con la cercanía al mar, el valor de la propiedad aumenta considerablemente, con alquileres a partir de los $ 150.000 y de hasta $ 250.000 por quincena.
Durante la última década, los balnearios de la costa fueron adaptándose a las tendencias de los argentinos a la hora de vacacionar. “Las tendencias de desarrollos en Pinamar cambiaron en los últimos cinco años. Antes, la gente alquilaba una casa por 30 días, o en su defecto por 15, y esas eran prácticamente las únicas vacaciones programadas. Hoy se elige vacacionar varias veces en el año, por períodos más cortos de entre tres y siete días. La tendencia se registra tanto entre los turistas que alquilan como en los propietarios que hacen uso de su inmueble”, explica Iván Renkine, de la inmobiliaria Dinamismo. Además la demanda exige cada vez más edificios con amenities porque nadie quiere ir a trabajar mientras vacaciona sino que se busca el pleno disfrute y descanso. Son valorados entonces los servicios completos como la pileta climatizada, el gimnasio, sauna, playroom y kínder, entre otros. Todo esto fue interpretado por los desarrolladores inmobiliarios, que actualmente proponen a los inversores la compra de unidades en pozo, con departamentos de dos ambientes de 50 m2 o de tres ambientes con alrededor de 75 m2, además de cocheras cerradas y espacios para guardar cuatriciclos. Estas unidades se comercializan en un promedio de US$ 2500/m2 en casi todas las áreas del partido de Pinamar, con la excepción de las propiedades ubicadas en la Avenida Bunge y/o frente al mar, en donde los precios ascienden a los US$ 2700 y hasta US$ 3400/m2. La financiación para la compra de estas unidades suele hacerse en 30 cuotas y, de acuerdo con declaraciones de los agentes inmobiliarios, “la toma de inmuebles o vehículos de menor valor como parte de pago es moneda habitual de comercialización”.
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Cerca de la ciudad
En los últimos años, otra de las opciones que fueron creciendo como alternativa para quienes vacacionan en familia son las casas quinta o las propiedades en barrios cerrados. Son muchos los que necesitan permanecer en la ciudad por trabajo pero prefieren escaparse los fines de semana a descansar en familia. Alquilando una vivienda cerca de la ciudad, los hijos pueden disfrutar a tiempo completo de una pileta y aire libre mientras ellos aún no pueden tomarse las vacaciones de corrido. Respondiendo a esta demanda, quienes ofrecen sus propiedades son familias que residen permanentemente y que aprovechan para tomarse vacaciones durante el período de alquiler o bien para generar un ahorro para futuros viajes. En menor medida se ofrecen casas de fin de semana. Pero en todos los casos la renta de estos alquileres les permite costear el mantenimiento de las propiedades durante todo el año. El perfil de quienes alquilan son familias medianas o grandes; parejas con niños pequeños, familias ampliadas -incluyen hijos y nietos-; quienes deben trabajar en Capital y quieren que sus hijos disfruten de una casa con seguridad; también argentinos residentes en el exterior que buscan reencontrarse con sus familias y amigos. Un dato interesante es que respecto de la temporada anterior, los precios de los alquileres en casas quinta y countries se incrementaron hasta un 25 por ciento. Las casas más buscadas están en la zona Norte del Gran Buenos Aires, especialmente en Tigre, Pilar y Escobar. Y el alquiler se ha vuelto también popular como alternativa para celebrar las fiestas de fin de año en familia. En cuanto a las opciones más buscadas se destacan las propiedades con buenos accesos, pileta -se valora mucho si es cercada-, seguridad las 24 horas, WiFi y aire acondicionado. Marusia Izrastzoff, gerente de la sucursal Pilar de Izrastzoff Compañía Inmobiliaria, detalla que en los barrios cerrados de zona Norte el promedio de alquiler mensual ronda entre $ 65.000 y $ 100.000. Y que las propiedades con vista al agua pueden llegar a los $ 150.000. Los precios varían de barrio en barrio: en Pilar hay opciones como Martindale -$ 132.000 incluyendo expensas, jardinero y piletero por una casa desde el 27 de diciembre hasta el 31 de enero-, Los Lagartos Country Club -$ 70.000 más gastos por mes-, Ayres de Pilar -$ 130.000 la semana de las fiestas y todo enero-, El Lucero -$75.000 más gastos por el mismo período- o Villa Olivos -$ 78.000 el mes de enero-. En Tigre, una casa en el barrio San Francisco se alquila a $ 80.000 más gastos -que implican alrededor de $ 10.000- durante enero, mientras que en Santa Bárbara se puede ocupar una casa desde las fiestas hasta fines de febrero por US$ 20.000 más gastos. Así las cosas, la oferta prueba que alejarse del cemento tiene su costo.
Por Aixa Rocca, Sábado 2 de diciembre de 2017
Publicado en el suplemento Propiedades & Countries del diario LA NACION